MEJORAR ES UN ACTO DE AMOR
- MISCELÁNEO
- noviembre 2023
- Karla Aparicio
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Dice la vieja sanadora del alma:
No duele la espalda, duele la carga.
No duelen tus ojos, duele la injusticia.
No duele tu cabeza, duelen tus
pensamientos…
No duele la garganta, duele lo que no
se expresa o se expresa con enojo.
No duele el estómago, duele lo que el
alma no digiere.
No duele el hígado, duele la ira.
No duele tu corazón, duele el amor.
Y es él, el Amor mismo, el que contiene
la medicina más poderosa.
Me gustó mucho esta reflexión justo para estos tiempos en los que vivimos, en un mundo donde reina la injusticia, la guerra, el narco terror y violencia constante; donde los humanos, a manera de defensa, empezamos a dejar de ver o normalizar, porque, además, esta violencia que nos sacude pasa muchas veces de puntillas por los medios de comunicación ante lo cotidiano y frecuente de estos sucesos.
Algunos casos tienen la “suerte” de convertirse en mediáticos, por la brutalidad usada por los autores, o por la presión social o porque se involucran personas conocidas: como la desaparición de Debanhi Escobar, como la de los cinco chicos en San Juan de los Lagos, o los seis jóvenes de Zacatecas, y así podríamos seguir con una lista interminable de hechos violentos, dejando un mar de incógnitas hasta quedar en el olvido… Porque en poco tiempo aparece otro hecho, y otro más. Mientras tanto, como población, nos vemos obligados a convivir de manera regular con estos sucesos, no podemos quedarnos fuera, nos llegan, tocando todas las fibras de nuestro ser. Aunque no seamos familiares de las víctimas, somos parte de un todo como humanidad. Si tocan a alguien, nos tocan a todos, nos duele a todos.
Lo que vivimos a diario los seres humanos nos causa un inmenso dolor, impotencia, rabia y miedo, y cuando vives durante años en esa violencia constante, el alma, el corazón y la razón de las personas de alto nivel de conciencia no aguantan más. Y es absolutamente normal que comiencen a negligir, es decir, a dejar de ver, creando una cierta ceguera, hasta que muchos acaban por asumirlo con cierta normalización como manera de defensa.
Pero vivir así, enferma a la humanidad. Los expertos alertan de las graves consecuencias que esta violencia puede tener para la salud mental, pues estamos expuestos a ella.
VIOLENCIA EN MÉXICO
No es una novedad que en las últimas décadas México ha padecido un aumento en los niveles de las violencias, y en plural, porque hay muchos tipos: ejecuciones, secuestros, tráfico de armas, robos, extorsión, trata de personas, desaparición forzada, a los derechos humanos (físicos, sexuales, psicológicos). Algunos suceden al interior de los hogares y otros afectan a comunidades enteras.
Es muy triste caer en el término de la «normalización». Lamentablemente muchas familias han sufrido por años situaciones violentas, hijos que se han quedado solos que tienen problemas con el manejo de la rabia, el odio y el miedo, que han tenido que aprender a vivir así heridos y rotos. Claro está que se crea una deshumanización que se insensibiliza ante la violencia y se pierde la capacidad de empatía, pero no por ello dejan de tener este estrés que duele y enferma.
El vivir a diario con inseguridad y miedo nos lleva a aislarnos para sentirnos seguros, nos vuelve desconfiados e individualistas, y se va extinguiendo la vida comunitaria que es lo que nos brinda seguridad como sociedad. Además, nos lleva a desarrollar un estrés crónico que produce el vivir en violencia, nos lleva a sentirnos inseguros y con miedo constante, aumenta la producción de cortisol, lo que llamamos la hormona del estrés.
Y eso no solamente trae graves consecuencias a nivel de nuestra salud mental, sino también física, ya que puede aumentar considerablemente los riesgos de enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, ansiedad, ataques de pánico, depresión y otros padecimientos crónicos. También puede causar problemas tales como dolores de cabeza, tensionales, disfunción sexual y caída del cabello, por no seguir nombrando más. Esto no es nada alentador.
Entonces, no solo estamos violentados, también estamos enfermos.
Paralizarnos no es la solución, resignarnos a vivir en un mundo cargado de violencia tampoco. Lo mejor será cuestionarnos: ¿Por qué llegamos hasta este punto? y, ¿Qué podemos hacer para vivir mejor?
BAJO NIVEL DE CONSCIENCIA
Es el bajo nivel de conciencia de los seres humanos que habitamos no sólo México, sino el mundo, lo que nos ha llevado a estos límites.
Vivimos en un mundo donde nos gobierna la adaptación al cambio, donde es crucial reinventarnos diariamente para poder continuar con el ritmo de vida e incertidumbre que llevamos a diario. En la actualidad, el término «ser consciente» lo escuchamos en todas partes y eso hace que suene como un concepto en boga.
El significado de ser consciente va mucho más allá de una moda. Hoy en día vivir con consciencia, es una necesidad URGENTE para poder llevar una vida equilibrada y en paz. Necesitamos volvernos mejores seres humanos. Mejorar es un acto de amor.
Es momento de tomarnos un tiempo para nosotros, y conocer nuestro interior, el entorno, desde lo que se piensa hasta cómo afecta la vida personal, y al mismo tiempo cómo se manifiesta en los demás. Necesitamos tomar conciencia de nuestros actos, sobre si son elecciones propias o son consecuencia de la propia ansiedad.
QUE EL AMOR NOS SALVE DE LA VIDA
La conciencia plena nos ayuda a ver cómo afectan nuestros pensamientos, acciones y palabras en los demás, nos permite comprender el origen de nuestros monstruos internos, darles un nuevo sentido y realizar cambios en nuestra vida. Cada acción que realizamos impacta a un todo, por lo que ser conscientes significa tener la capacidad de observar nuestras acciones y desde ahí enfocarnos en nuestras capacidades amorosas y empezar a preocuparnos por los más cercanos y alegrar sus vidas. Para alegrar nuestra propia existencia, sólo el amor podrá salvarnos.
Conectemos con los demás, poniéndonos en sus zapatos sin juicio. Ayudemos donde nos necesiten, compartamos donde haga falta, seamos amables, regalemos sonrisas: pudiera ser que logremos cambiar el día de alguien. Hagamos las paces y perdonemos. Abracemos. Besemos. ¡Abramos nuestro corazón, que es impostergable!
“El mismo amor que, estando ciego lleva a la enfermedad, también puede llevar a la solución cuando comienza a comprender”.
Bert Hellinger
Y es él, el Amor mismo, el que contiene
la medicina más poderosa.
Con KAriño
Karla Aparicio
MISCELÁNEO
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