Revista Personae

COMPUTADORAS Y EDUCACIÓN

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Ya hace 49 años, en uno de los cursos de la Facultad de Ingeniería, ofrecido por la emérita maestra Leda Speziale, tuve la gran oportunidad de aprender un lenguaje para programar computadoras, conocido como FORTRAN (Formula Translation), y que aún se sigue usando. Este programa, permitía através de instrucciones comunicarse con la computadora para decirle qué hacer con los datos o cómo resolver un cálculo aritmético o matemático. Se usaban tarjetas de programación cuyo tamaño era de unos 20 cm de largo por 7 de ancho. En una “perforadora” una especie de máquina de escribir en donde se tecleaba la instrucción en una línea de hasta 80 columnas, la cual se traducía en una tarjeta perforada. Cuando servía el listón entintado, la perforadora escribía la instrucción en la parte superior de la tarjeta, si no, había que interpretar las perforaciones. Este grupo de tarjetas eran entregados en la ventanilla de recepción de programas, y las colocaban en una lectora de tarjetas, que en ocasiones rechazaba alguna por tener perforaciones incorrectas, de ahí era esperar unos 20 minutos a que nos entregaran el listado del programa, y si éramos afortunados, presentaba los resultados esperados, si no, pues a buscar el error en la lógica del programa o en la escritura de este. Cuál era la ventaja de usar la computadora “Burroughs”, principalmente la velocidad a la que podía realizar cálculos, por ejemplo si yo tenía los datos del consumo de agua de los habitantes de la CdMX, por ejemplo de un millón de viviendas, y quería calcular el monto a cobrar por metro cúbico, que es una operación sencilla de multiplicar el consumo por el precio por metro cúbico, hacerlo una vez, es fácil, pero un millón de veces, a mano sería muy tardado, en cambio la computadora lo podría realizar en unos 5 segundos y repetirlo cuantas veces quisiéramos, para cambiar por ejemplo el costo del metro cúbico. En ese entonces, era impensable tener una computadora personal, es más no había. En cambio, ahora, tenemos acceso a ellas, pero no muchos

 

Computadoras y Educación

 

Recientemente, Mexicanos Primero reveló que únicamente el 46% de las escuelas en México tenían computadoras y que sólo el 29.3% de los planteles contaba con acceso a internet. Aquí consideraron las 295,891 escuelas desde el nivel preescolar hasta el medio superior. El estudio informa que 26,463 escuelas no tienen luz y 56,109 no cuentan con agua. ¿Es posible estudiar o trabajar en esas condiciones? ¡Por supuesto que no! En el año 2007, instalando sensores sísmicos en un proyecto para determinar la estructura sísmica debajo del país, de Guerrero hasta la parte norte de Veracruz, se instalaron equipos sísmicos en escuelas públicas primarias y secundarias. Tuvimos la oportunidad de ver las escuelas y platicar con los estudiantes que se acercaban a curiosear lo que hacíamos. En efecto, muchas instalaciones estaban tristemente en estado de deterioro, los baños daban pena y vergüenza, pero lo que más me impresionó fue que al preguntarles a las y los niños que querían hacer de “grandes”, siempre contestaron irnos a trabajar a Estados Unidos, como algún pariente que ya había partido hacia el norte. Ninguno contemplaba quedarse en nuestro México, que triste.

 

Recordemos que Vicente Fox, se comprometió a darle una computadora a cada niño/niña. Que mal que eso no se cumplió, quedamos con el sistema de la Enciclomedia, que consistía en equipar con tecnología digital las escuelas públicas. La idea era que la educación fuera el motor del progreso individual, familiar y nacional. No resultó como se esperaba. Otros países, que han invertido en la educación como una herramienta para el desarrollo, sí les ha funcionado. Vemos a China, Corea del Sur, y Vietnam, por ejemplo. Andrés Oppenheimer menciona en su libro “Cuentos Chinos”, que, al preguntar a un director de una escuela de inglés en China, cuántos estudiantes tenían, el director contestó 600,000 y que pensaban abrir más escuelas, que por cierto son de paga. Estos países invirtieron en educación hace ya varias décadas y los resultados son claros, han avanzado como países y han mitigado la pobreza. ¿Qué pasaría si cada uno de los 25 millones de alumnos de preescolar, primaria y secundaria en México tuvieran una computadora? Primero el costo un equipo de unos $5,000 pesos, representaría una erogación de 125 mil millones de pesos, que parece mucho, pero recientemente hemos visto que se han usado más recursos similares en algunos proyectos actuales. Por supuesto, la sola computadora no es todo, requiere de planta docente capacitada, luz, internet y otras cosas, pero pondríamos en cada niña/niño una ventana a un mejor futuro, para ellos y para nuestro país.

 

Computadoras y Educación

 

En una clase que ofrezco actualmente, a nivel licenciatura, hay una parte que requiere usar sistemas geográficos de información, con los cuales evaluamos bienes humanos y materiales, ante fenómenos de origen natural y antrópico, como sismos, huracanes, erupciones volcánicas y concentraciones masivas de personas. Las y los alumnos llegan con sus computadoras de todos tipos modelos y edades, y ha sido muy satisfactorio ver cómo se empoderan al usar estos equipos con programas libres de costo, para realizar mapas y estimar impactos y costos de los fenómenos. Pero son muy pocos, de 100 estudiantes que iniciaron en primaria solo unos 30 llegan a la universidad, y de grupos vulnerables como los grupos indígenas y grupos en pobreza extrema, llegan mucho menos, y es en donde necesitamos que lleguen más a niveles de educación superior.

 

Computadoras y Educación

 

Ojalá las y el candidato consideren la educación como un tema verdaderamente prioritario, relevante y necesario, ahí es en donde se han gestado los cambios en otros países, nosotros necesitamos mejorar y cambiar el nuestro.

Invertir en educación, es prevención.

 

Carlos Miguel Valdés González

POLÍTICA

Núm. 294 – Mayo 2024