Revista Personae

DE LA INTELIGENCIA NATURAL A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

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Cuando escuchamos la Alerta Sísmica o recibimos una notificación en el celular de la ocurrencia de algún temblor en el territorio mexicano, no nos damos cuenta, pero en esos procesos ha intervenido la Inteligencia Artificial (IA). En el caso de la detección de un sismo, todo el tiempo los sismómetros que cubren el territorio, están enviando información del movimiento del terreno a las oficinas del Sismológico Nacional, en donde un sistema evalúa cada centésima de segundo, de cada una de las tres componentes de los sismómetros de cada estación. En cuanto es detectado un movimiento más grande del suelo, comienza un proceso de evaluación, para ver si el suceso se repite en otras estaciones cercanas (aunque están a varias decenas-centenas de kilómetros), lo cual indicaría que se trata de un sismo. El proceso determina la amplitud de esos movimientos del suelo, para calcular y recalcular la localización epicentral del sismo, su profundidad y magnitud probables, esto lo repite añadiendo más información de otras estaciones, o quitan algunas que no son muy útiles por ser “ruidosas”, esto sucederá hasta que se alcance un cierto nivel de certidumbre y ocurre para sismos con magnitudes mayores, por ejemplo, de al menos M4.5, quedando listo en menos de 5 minutos. En ese momento, se emite un reporte preliminar de la localización y magnitud del sismo, eventualmente el reporte es evaluado por personal de guardia calificado para verificar que todo esté en orden. Este es un ejemplo de un sistema que, aunque ha sido programado por personas, toma decisiones para llegar a un cálculo adecuado, por sí mismo, lo que corresponde a lo que denominamos como Inteligencia Artificial o IA. Aunque el término se ha venido posicionando recientemente, muchos sistemas ya usan algo similar a la IA.

 

De la Inteligencia Natural a la Inteligencia Artificial

 

En un libro reciente de Andrés Oppenheimer, “Sálvese quien pueda”, menciona las probables profesiones en las que la IA o automatización, podría suplantar a las personas. Comenta, por ejemplo, que Kodak un gigante de 140 mil empleados de la industria fotográfica, fue destronado por Instagram de apenas 13 personas, pero con una visión de la fotografía digital, que ahora todos conocemos y usamos. Por ejemplo, un médico que tiene una cartera de 1,600 pacientes estará familiarizado con las historias clínicas de ellos, pero un sistema digital que esté alimentado con 80,000 historias clínicas, con las que pueda comparar por ejemplo nuestro caso clínico, estará en posibilidad de ofrecer un mejor diagnóstico y probablemente a un menor costo. Como sugiere también Oppenheimer, un cardiólogo que también haya estudiado ingeniería, estará en posibilidad de no solo recetar marcapasos, sino de diseñarlos con una impresora 3D, misma situación con un ortopedista, que tenga los conocimientos ingenieriles para diseñar prótesis e imprimirlas con una impresora similar. Por lo que entonces, la interdisciplinariedad de las profesiones las hará menos vulnerables a ser reemplazadas.

 

Si requieren de comprar un auto usado, les recomiendo que visiten la página de Kavak (parece anuncio, ustedes disculparan), me pareció un sistema interesante, que facilita la búsqueda de vehículos usados, ya que uno puede seleccionar por marca, modelo, año, rango de precios, kilometraje, tipo de combustible y otros más, además de presentar 18 fotografías tomadas desde el mismo ángulo de cada vehículo, incluyendo una que me gusta, tomada desde el asiento del piloto, haciéndome sentir como si estuviera dentro del vehículo. De esta forma, inteligente, de mostrar autos, uno puede revisar cientos o miles de vehículos. Claro, después viene un seguimiento por las redes sociales, en donde según los criterios usados de búsqueda, le envían a uno sugerencias de vehículo. Baste decir que sí, finalmente compramos un auto con ese sistema y todo resultó muy bien. Otra aplicación de sistemas inteligentes que ahorran tiempo y facilitan la selección de un vehículo usado.

La agricultura es otra actividad que se ha beneficiado mucho de los sistemas inteligentes. Ahora es posible con el uso de un dron evaluar el estado de salud de las plantas de toda una zona de cultivo, en donde los drones, con sensores especiales pueden determinar que plantas requieren más agua, o fertilizantes de algún tipo. Luego de obtener este diagnóstico, un dron de mayor capacidad sobrevuela de nuevo la zona, rociando con agua o fertilizantes de forma individual, las plantas que lo requieren. Ahorrando una buena cantidad de dinero y tiempo.

 

De la Inteligencia Natural a la Inteligencia Artificial

 

Existe una aplicación llamada Chat GPT, a la cual uno le puede solicitar información, que dibuje algo, o que escriba algo. Es una aplicación novedosa y muy popular, con la que se puede interactuar, y estuve tentado a pedirle que escribiera parte de un artículo para Personae, para ver cuál era la respuesta, pero no me quiero quedar sin trabajo. Otras muy interesantes y útiles aplicaciones de inteligencia son los traductores de idiomas. Tuve que leer recientemente un capítulo en francés, idioma que no leo o hablo, y usando el traductor de Google, me permitió traducir párrafos completos en fracción de segundos.

 

Con cada uso de nuestras tarjetas de crédito o débito, alimentamos información a sistemas que van determinando cuáles son nuestras costumbres y gustos, qué tan frecuentemente lo hacemos y en dónde lo hacemos. Con esta información, sistemas inteligentes, determinan nuestra capacidad crediticia y nos bombardean con anuncios u ofertas de objetos o servicios que consideran que nos van a interesar, mientras más usamos las tarjetas, más información le damos al sistema. Igual debe pasar con el Sistema de Administración Tributaria (SAT), todos nuestros movimientos deben ser seguidos de forma meticulosa para determinar si nuestras declaraciones fiscales son correctas. Por eso también ahora los bancos nos pueden resolver en minutos, si somos sujetos de crédito, pues tienen a la mano información que se procesa en segundos para determinar si pagamos en tiempo y forma nuestras deudas, así como nuestra condición laboral. Hasta el recibo de compras de un supermercado, puede ser evaluado para ver lo que consumimos y en cuánto tiempo, para determinar el posible estado de salud de una familia o individuo.

 

Como podemos ver, el cruce de información de todas las transacciones que llevamos a cabo electrónicamente deja una huella digital nuestra con mucha información muy valiosa. Existe el término “minería de datos” que se dedica a usar ese tipo de información, para muchos estudios de proyectos, individuos, industrias y tendencias. Es la era digital, no le tengamos miedo, la mayoría de nosotros la hemos ido enfrentando, por ejemplo, con el uso del celular, es una herramienta pequeña, que sirve de teléfono, computadora, reproductor de música, videos, radio, televisión, manejador de redes sociales, etc., el cual está al alcance de nuestros dedos, voz e inteligencia. Hace 50 años, eso era impensable, y ahora es más bien un dispositivo indispensable, nuestro teléfono inteligente.

 

El uso de sistemas inteligentes ya ha estado presente en nuestras vidas por mucho tiempo, cada día se integra más en los quehaceres cotidianos. Un ejemplo ya de tiempo son los elevadores, anteriormente estaba una persona sentada en el elevador, preguntaba a qué piso nos dirigíamos, cerraba la puerta y nos llevaba, actualmente, sólo picamos un botón, y una luz en las puertas determina si es tiempo de cerrar o no. ¿Nos quitará los empleos esta Inteligencia Artificial? Algunos, los más rutinarios o manuales, han sido y serán los más reemplazados. Personas con trabajos complejos, o que sea difícil explicar qué hacen, no serán fácilmente reemplazados por estos sistemas. Trabajos en donde la toma de decisiones es multidisciplinaria, tampoco. Los trabajos que tendrán gran demanda serán aquellos relacionados a minería de datos y a todo lo que tenga que ver con tecnologías digitales, hay que verlo como una gran oportunidad de usar el conocimiento y la inteligencia para mejorar la calidad de vida de los seres humanos.

 

Carlos Miguel Valdés González

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024