Revista Personae

JOSÉ CRESPO FERNÁNDEZ

Embajador de Bolivia en México

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Entrevistar a José Crespo Fernández, embajador de Bolivia en México siempre es muy agradable. Sin embargo, en esta ocasión tiene un toque de nostalgia puesto que se da en la oficina donde alguna vez entrevisté a Jorge Mancilla, mejor conocido como Coco Manto, quien falleció el 24 de enero justo un día antes de la charla.

Coco Manto ayudó a formar muchos periodistas mexicanos desde sus diversas posiciones, fue por varios años director de internacionales en Excelsior. Llegó a México exiliado de Bolivia, tras el golpe de Estado; él, desde una radiodifusora, pedía al pueblo defender al gobierno legítimo. En un lejano paraje un joven escuchó esa transmisión y le impresionó, era Evo Morales quien al llegar a la presidencia lo nombraría embajador.   

 

José Crespo Fernández

 

Regresemos al presente, el actual embajador nos habla de las relaciones bilaterales en 2022: “En el año 21 nos hemos dedicado a restablecer las relaciones México-Bolivia que fueron muy buenas hasta el 19, luego viene el golpe de Estado y destruye prácticamente toda nuestra política exterior y la buena relación con México. Esto es bastante conocido, el acoso que vino sobre la embajada de México en Bolivia, prácticamente un cerco policial y militar, agresivo, la expulsión de la embajadora de México en Bolivia, toda esta grosera actuación, pues dañó la relación. Después de la victoria del presidente Arce, nos hemos ocupado de restablecer la relación y ésta está muy bien. Hemos tenido, en el año 21, dos veces la presencia del presidente Arce aquí en México, tres veces el canciller Rogelio Mayta, el expresidente Evo Morales ha estado aquí en el seminario anual que hace el PT. También hemos tenido visitas de trabajo muy importantes en Bolivia, el canciller Marcelo Ebrard visitará en marzo Bolivia, esta es una oportunidad para hacer el balance de la recomposición de las relaciones bilaterales. Por otro lado, él tiene interés particular de hasta dónde Bolivia ha avanzado en el tema del litio”.

“Se han recompuesto los mecanismos bilaterales y luego los acuerdos adicionales a esos mecanismos, que también están funcionando. Uno de ellos se refiere al tema del litio; otro se refiere al tema del Convenio Interinstitucional de Cooperación y Colaboración Editoriales, con el Fondo de Cultura Económica que pondrá una librería próximamente en Bolivia”, complementa.

 

Resalta la importancia de la reposición de la democracia en su país: “Esto, entiendo que en la historia de América Latina no ocurrió, pero es muy importante que un proceso democrático como el nuestro que se vio interrumpido con un golpe de Estado, en solo un año se reconstruyó la democracia, tan rápido, con una nueva elección”.

“La pandemia facilitó, de alguna manera, el establecimiento del golpe de Estado, porque el pueblo boliviano estaba desmovilizado casi de manera obligatoria; pero pese a eso, encontró los mecanismos, las formas de imponer nuevamente la democracia”, añade.

 

De hecho, el golpe de Estado colocó al diplomático en una situación vulnerable: “Ahí sentado, señala un sillón, ahí estaba Evo y yo estaba de este otro lado. Yo no era ya embajador de Bolivia, formalmente porque me habían cesado del cargo, Evo Morales había sido rescatado por México por AMLO y México me reconocía a mí como embajador, pues yo no podía dejar de cumplir esa tarea, porque, además, tenía que asegurar que Evo tuviera documentos porque lo indocumentaron, o sea, fue feroz, eso debía hacerlo como embajador. Fue muy difícil, porque eso me generó persecución en mi país y me quede aquí con asilo político”.

 

Resalta el simbolismo que implica su retorno como embajador: “Luego, nuestros gobiernos tuvieron el detalle de volvernos a nombrar a los mismos embajadores, tanto a la embajadora María Teresa Mercado, como a mi persona. Eso es más que un símbolo, es la confirmación del respeto mutuo a la institucionalidad democrática”.

 

José Crespo Fernández

 

Una crítica constante a la izquierda latinoamericana es que suele centrarse en un solo hombre, por lo que, cuando este deja el poder, se duda de la sobrevivencia del proyecto, nuestro entrevistado expone: “Es un tema de esos liderazgos tan fuertes que hay en América Latina, tiene que ver con nuestras culturas también, no solamente es un tema de la política. Somos así, con liderazgos muy fuertes en toda nuestra historia. La demostración de que esos liderazgos son importantes, pero no imprescindibles, cuando el líder real es el pueblo organizado, es la elección en Bolivia, Evo tuvo cuarenta y siete por ciento de votación, cuando vino el golpe, gracias a la OEA a partir de un supuesto fraude que ha sido absolutamente demostrado que no existió, luego Luis Arce y David Choquehuanca, sus dos mejores ministros, el ministro economía y su canciller, ganan con cincuenta y cinco por ciento. Precisamente, es la constatación de que lo que primaba allí era precisamente un proceso, acaudillado por Evo Morales, sin lugar a duda, pero un proceso que estuvo muy bien afincado en el pueblo boliviano y sus organizaciones”.

 

Glosa: “Luego habría que mirar también que el éxito por el que se reconoce a Evo, además de su defensa de los derechos de la población y el desarrollo económico que mostró Bolivia en el tiempo de Evo, pues está demostrado que este año ha ocurrido lo mismo, otra vez, Bolivia empieza a ser uno de los tres países de mayor crecimiento en la región. Esto no es casual, tiene que ver con el modelo económico precisamente del proceso de cambio boliviano y, en este caso, con el presidente que era el protagonista, si se quiere, del éxito del modelo económico. Yo creo que eso es muy importante, Bolivia va a crecer el 2022 por encima del cinco por ciento, otra vez. Hemos resuelto muchos de los problemas que teníamos anteriormente y se han reconstituido prácticamente todas las empresas nacionales, hemos llegado a cerca de cuatro millones de personas, resolviendo de alguna manera, por lo menos la caída que habían tenido en sus ingresos se ha mantenido el incremento del salario mínimo. Tenemos el segundo salario mínimo más alto de la región, por encima de los trescientos dólares norteamericanos mensuales y se ha aprobado el nuevo plan de desarrollo económico y social, donde uno de los ejes es la inversión pública, pero vamos a tener impactos muy fuertes hacia el año 2022, otra vez de reducción de la pobreza, de la pobreza extrema, de la desigualdad, qué son los números que, en realidad, nos interesan”.

 

El litio que se ha vuelto muy importante también será de gran ayuda: “Ahí estamos y eso es lo que está ocurriendo en el mundo, está ocurriendo que vamos a una sustitución de la energía generada por hidrocarburos por la energía de litio. Aproximadamente el veinte por ciento de las exportaciones bolivianas son de hidrocarburos, cuando baje la exportación de gas estará subiendo la de litio”.

 

Para concluir, le solicitamos que nos exponga las diferencias entre la gestión de Evo Morales y Luis Arce, explica: “La política no es solo la misma, es exactamente la misma, porque lo que se está haciendo, lo que hemos hecho, es retomar el modelo económico. El modelo económico que promueve Evo Morales, lo encarga a Luís Arce cuando él era el ministro de economía de Bolivia. Este modelo económico, social, comunitario y productivo es el que se está aplicando ahora, no es uno diferente. Es el mismo modelo que generó el éxito en las políticas sociales, la reducción significativa de la pobreza y de la desigualdad”.

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