Revista Personae

TRES ACTOS, TRES LIBROS EN UNA PANDEMIA

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Vaya encrucijada. Es un desayuno franco, infrecuente, pero como siempre, fresco, fluido tal cascada de tiempos viejos rescatados con prisa, por el breve espacio de la charla. Han pasado los días con sus horas a cuestas, y forman semanas y mayores tiempos; pero en los sabores de las viandas está impreso ese gusto único de amistad cierta.

 

Tres actos, tres libros en una pandemia

 

            –Escribe uno, dos, tres, o los artículos que consideres sobre tus libros ¿Quién mejor que el autor para hablar de su obra?

            ¿Será que el autor sea el más indicado para esa tarea? No estoy muy seguro de ello. Lo indiscutible es que la pandemia ayudo a reflexionar y decidir para que, en ese orden, Campanas Rotas, la divagancia de la sangre y Las viudas del neoliberalismo vieran la luz primera, durante esos dos años de locura sanitaria global (agosto 2020-agosto 2022). Y no es que sean escritos, como dice la jerigonza del gremio periodístico, al vapor. Nada de eso.

           

El lapso acusa brevedad. Tal vez, sólo tal vez (y este término me encanta por su rebeldía), desvelara ansiedad, angustia, por la incertidumbre de no poder cumplir el más grande compromiso con el Ser y Quehacer; con la infinita responsabilidad de haber tomado esos trozos de realidad ajena durante 40 años, dramática por su crueldad, y no trascenderlos lo suficiente para dejar un retablo lo más aproximado posible de los sucesos que roen la entraña de la historia contemporánea con el olvido.

 

Tres actos, tres libros en una pandemia

 

Las siete historias de Campanas Rotas, resultan descarnadas, terribles aquéllas del etnocidio en Guatemala, es algo que nunca deja de atormentar y perturbar el dormir. Así, en silencio y a solas, como suele ser esa bendición de abrazarse a Morfeo hasta con impunidad. Y otras levantan, enarbolan la dignidad humana y sobre todo el valor intrínseco de la mujer, en este caso, campesina, para lograr los cambios que exige toda sociedad que se precie democrática y justa.

 

Tienen, las historias, un hilo conductor que el lector descubre conforme avanza en el texto frente a sus ojos, en el que encuentra retratada esa demencia humana que no es sencillo explicar ni entender, pero que ahí está y permanece a través del tiempo, como si éste no se moviera en absoluto.

 

Campanas Rotas abre la puerta para que la divagancia de la sangre reclame, cuestione, y lleve a extremos, quizás filosóficos -sin querer irrumpir en esos terrenos- el quehacer periodístico, pero sí con la firme convicción de que la práctica de informar es la más grandes de las responsabilidades y por tanto disciplinas de las actividades sociopolíticas y económicas para engrandecer el pensamiento de la sociedad, y del peso que tiene en el curso del desarrollo de la humanidad.

 

Jorge Martínez Aparicio, prologuista del libro, lo resume: “Se trata de una obra confeccionada como una narrativa de reflexiones construidas, cargadas y acumuladas por los años que aporta la experiencia vivida, en la búsqueda de figuras descifrables y coherentes ante una paradójica realidad casi siempre extraña, extravagante, absurda y contradictoria.

“Es la narrativa desde el reportero, que como muchos de los ejemplares de esta especie alcanzan su realización en el ejercicio de escribir; y que, como condición para perdurar y crecer en el medio, han de contar con un espíritu atrevido, sagaz, aventurero, siempre dispuesto a explorar, improvisar y vivir intensamente.

“Incorpora, así mismo, un conjunto de poemas inspirados desde la intimidad, que, como pasajes incrustados, otorgan continuidad y descanso a lo largo de la trama que transcurre como si fuera un monologo, aunque dialogado y en un solo acto.

“Diálogos y monólogos —con uno mismo— relatados en tercera persona. El ejercicio del escritor inmerso en la soledad ante el desafío intimidante del teclado, con cientos de ideas, anécdotas, notas, recuerdos, sensaciones, todo lo guardado de aquellas circunstancias álgidas e intensas en el recorrido del reportero; y ante el apremio por plasmarlos en el texto.

“Es una novela acerca del trabajo periodístico; y enlazada poéticamente. Puede leerse, incluso, como una secuencia de ensayos críticos en torno del periodismo como actividad, y mirada desde diferentes aristas.”

 

Tres actos, tres libros en una pandemia

 

Y en esa secuencia narrativa es que los materiales que conforman Las viudas del neoliberalismo el lector encontrará textos que desvelan en la realidad la vida cotidiana del México cotidiano, profundo en ocasiones, y artículos sobre la circunstancia global, esas viudas que conforman lo que deja el neoliberalismo y que someten a los individuos y a los pueblos a situaciones cada vez más críticas por hambre, inflación en el mercado de alimentos, crisis hídricas, que ya se palpan como la guerra del agua, la violencia generada por las crisis permanentes, la incapacidad de los gobiernos, Estados y del propio sistema neoliberal, para enfrentar emergencias sanitaras globales, el trazo que marcan los generales del más alto rango militar, para regir las relaciones entre Gobierno, sociedad civil y la milicia, el fracaso de las pretendidas acciones de organismos como Naciones Unidas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ya no se podrán cumplir, y sobre todo historias que tocan el alma por la profundidad que desvelan. Un conjunto de escritos que vieron el futuro que hoy es presente.

 

Éstas serían entre otras muchas Las viudas del neoliberalismo, un sistema que se nos dijo hace 40 años acabaría con la desgracia humana, y en eso se ocuparon los gobiernos de Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto, y el de Andrés Manuel López Obrador que en su imaginario afirma que acabó con esta corriente del capitalismo salvaje, pero que en la práctica el esquema permanece en plenitud; hecho un fracaso, pero con la vigencia permisiva del gobierno y el Estado.

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024