Revista Personae

LOS MEJORALES PARA LA PULMONÍA

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Ahora pareciera que a los bueyes les llegó el agua hasta los aparejos, y lo pregonan como si esto fuera novedad para las masas. Hablan de un Cisne Verde que en su vuelo arrastrará por fangos y escombros a las grandes firmas del capital financiero y, ellos, se llevarán entre las patas como sementales furiosos a las economías de países ricos y pobres… más de los pobres.

Alertan los bucaneros de una marejada devastadora jineteada por escasez flagelada con el hambre de millones, la desesperanza de los muchos que se anida en la ignorancia lacrada en los tiempos de los tiempos, quizás resignada, quizás indómita; pero ahí permanece impertérrita.

Esa fauna global advierte que lo resultados de la pandemia, de la que aún se desconoce su origen, y la guerra rusa, que tampoco es novedad porque los estadunidenses nunca han dejado de guerrear, tienen en jaque el futuro inmediato del mundo.

Hace unos días el que fuera gobernador del Banco de México, y que hoy día es Gerente General del Banco de Pagos Internacionales, Agustín Carstens lanzó una advertencia al mundo: “viene un Cisne Verde”, dijo. Y lo que se debe entender de esto son los retos que enfrentan los bancos centrales, los reguladores y supervisores para identificar el impacto que el cambio climático tendrá en la economía mundial. “El concepto se refiere al gran impacto económico que pueden causar los fenómenos meteorológicos extremos, pero no solo por los daños económicos que dejan en un lugar, sino por los efectos en el corto y mediano plazo en el crecimiento económico de un país” aseguran los expertos.

Dicen que ahora se preocupan por los daños que pueden causar a las economías los fenómenos naturales originados por el cambio climático, que ellos mismos generaron y se niegan a reconocer. Culpan a la sociedad mundial por su desmedido consumo de mercancías que implican un volumen impresionante de basura y residuos contaminantes. Pero son esos monstruos de la producción global de mercancías el origen de esa contaminación.

Encienden los focos amarillos y rojos por escasez de alimentos. El mercado alimentario mundial entra en crisis por que se disparan los precios, y su “preocupación” es que los países pobres ya no podrán comprar alimentos por su condición de miseria que les impedirá adquirir las cosechas de los grandes productores y eso implica un gran problema para ellos, porque al no vender no hay ganancias, el hambre y la muerte por inanición es lo de menos.

 

Los mejorales para la pulmonía

 

Aunque existen sabios que dicen gobernar y suspenden aranceles a las importaciones de alimentos para cubrir abasto interno de su país, en lugar de fortalecer su sector agropecuario para garantizar de forma permanente, no coyuntural, el abasto nacional; pero con esa exención bien que sirven, al fin fieles lacayos del capital agrícola y pecuario mundial, para que no mermen sus ganancias de las grandes trasnacionales dueñas del mercado alimentario.

Banco Mundial afirma (26-04-22) que “la guerra en Ucrania ha causado una gran conmoción en los mercados de productos básicos, alterando los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de forma tal que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta fines de 2024 (…) El aumento de los precios de la energía en los últimos dos años ha sido el más pronunciado desde la crisis petrolera de 1973. La suba de los precios de los productos básicos alimentarios —de los cuales Rusia y Ucrania son grandes productores— y de los fertilizantes, en cuya producción se utiliza el gas natural como insumo, ha sido la más marcada desde 2008.

«En conjunto, esto representa la mayor crisis de productos básicos que hemos experimentado desde la década de 1970. Como ocurrió entonces, la crisis se ve agravada por el aumento de las restricciones al comercio de alimentos, combustibles y fertilizantes. Estos acontecimientos han comenzado a agitar el fantasma de la estanflación. Los responsables de formular políticas deben aprovechar todas las oportunidades para elevar el crecimiento económico en sus países y evitar tomar medidas que causen daños a la economía mundial.

“Se espera que los precios de la energía aumenten más de 50 por ciento en 2022 antes de atenuarse en 2023 y 2024. Asimismo, se prevé que los precios no energéticos, incluidos los de los productos agrícolas y los metales, se incrementarán 20 por ciento en 2022 y también se moderarán en los años siguientes. No obstante, según las proyecciones, los precios de los productos básicos se mantendrán muy por encima del promedio quinquenal más reciente. En caso de que se prolongue la guerra o se apliquen sanciones adicionales a Rusia, los precios podrían subir aún más y mostrar más volatilidad de lo que se prevé en la actualidad”.

Las previsiones de Banco Mundial para este 2022 es que los precios del trigo aumentarán más de 40 por ciento y alcanzarán un máximo histórico en términos nominales, lo que ejercerá una mayor presión en las economías, sobre todo de las naciones importadoras de granos.

«Los mercados de productos básicos están sometidos a una enorme presión; algunos precios llegan a récords históricos en términos nominales», advirtió John Baffes, economista senior del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial. «Esto tendrá efectos indirectos duraderos. El marcado aumentó los precios de los insumos, como la energía y los fertilizantes, lo que podría dar lugar a una reducción en la producción de alimentos, en particular en las economías en desarrollo. La merma en el uso de los insumos afectará la producción y la calidad de los alimentos, lo que a su vez influirá en su disponibilidad, en los ingresos rurales y en los medios de subsistencia de los pobres».

Los países exportadores de alimentos no tendrán problema para garantizar su abasto interno, siempre ha sido así; primero cubren sus necesidades y exportan sus excedentes. Queda claro esto, los países pobres, los que importan sus alimentos, son los que están en jaque y México entre ellos, no obstante que cuenta con recursos suficientes para ser autosuficiente y ser exportador de alimentos. Pero bueno, se sigue la ruta del neoliberalismo; mejor importar que producir, dicen lo que siguen esa doctrina; “sale más barato”.

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024