2024-2030, ahí viene un sexenio más
- REPORTE POLÍTICO
- junio 2024
- Juan Danell
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La claridad, poca o mucha, percibida por el electorado para los comicios del 2 de junio de 2024, se incrustó finalmente en la oscuridad de las sombras que cubren al país y son tan pronunciadas que el horizonte queda corto, insolvente, precario para la estabilidad emocional y paz social de los mexicanos.
Ahora florece un paraíso de dudas e incertidumbre, zozobra justificada por el odio, encono, maledicencia y desencantos sembrados como hierba mala en campo fértil de necesidad y desesperanza. ¿Cómo dejará de matarse la gente, si ya probaron y gozaron la impunidad? La ambición de poder, insoluta, insaciable quitó las pocas cadenas que mediaban entre la sociedad y la justicia; a los demonios de la corrupción, de la simulación e impudicia. Abrieron las páginas más oscuras de la ley salvaje del más fuerte, del más cruel y cínico.
Proscribieron el Estado de Derecho e hicieron de las leyes una mofa, a grado tal de posicionar en la superestructura de la sociedad que cada uno puede hacer lo que le venga en gana y mientras simpatice con el poder en turno, es libre de hacerlo a su antojo.
¿Cómo enderezar estos caminos, tan torcidos por la inopia de enajenados encumbrados que buscaron llegar a la supremacía, fase superior del poder, si no lograron siquiera entenderlo cuando lo tuvieron en sus manos?
Serenar al país y restablecer los esquemas de justicia, mediante el fortalecimiento del Estado de Derecho, con leyes vigentes acordes a la nueva realidad que vive y vivirá México, y que éstas sean vigorosas bien representadas y ejecutadas por instituciones transparentes, honorables, éticas; no es tarea sencilla, mucho menos fácil.
El Gobierno tendrá que echar mano de toda su voluntad, inteligencia, sensatez, decisión en la toma de medidas drásticas, para equilibrar los intereses y ahuyentar las ambiciones mezquinas en la sociedad y los grupos de poder que se han visto fortalecidos en el sexenio previo.
Ya se habla de que para lograrlo se necesitan cambios estructurales que apunten a reconstruir ¿Construir? Una democracia progresista, para distender las presiones y abrirle espacios a la reestructuración social, política y económica que necesita el país, en la convicción de cumplirle las promesas de campaña expuestas al electorado.
El Instituto para la Competitividad (IMCO) precisa que “desarrollar el sursureste de México es el pendiente más urgente en términos de bienestar social para la próxima administración. A diferencia del norte y Bajío, esta región no ha logrado transitar la ruta de la modernización económica e integrarse a la cadena de producción de América del Norte. Esto se debe a múltiples factores, uno de ellos, la falta de infraestructura energética en la región. Esto tiene implicaciones negativas tanto para los hogares, que tienen los mayores niveles de pobreza energética a nivel nacional como para las industrias que no se pueden instalar en la región debido a la falta de acceso a energía competitiva.
“Mejorar las condiciones de vida de los hogares del sursureste mexicano y hacer la región más atractiva para los inversionistas es una tarea apremiante para aprovechar las oportunidades de industrialización que ofrece la relocalización de las cadenas de valor.
La pobreza energética del sursureste, en el fondo, es un reflejo de las condiciones de desarrollo general de estas entidades. Esta región de México presenta deficiencias en múltiples indicadores que se relacionan directa o indirectamente con su competitividad, entendida como su capacidad para generar, atraer y retener talento e inversión. Por ejemplo, en tres entidades de la región (Oaxaca, Chiapas y Guerrero) más de 40% de las viviendas utilizan leña como combustible para cocinar. En Oaxaca este es el principal combustible doméstico con 50.5%, mientras que el promedio nacional es 13.3%. Asimismo, es necesario subrayar la baja penetración del gas natural en viviendas, mientras que el promedio nacional es 8.6%, hay entidades como Campeche donde el acceso a gas natural en viviendas es prácticamente inexistente (0.1%), a pesar de ser el principal productor a nivel nacional”.
Otro tema sensible, por citarlo, y que no debiera perderse de vista aún desde la óptica internacional es “la tasa de desempleo de las mujeres que en la OCDE aumentó a 5.3%, 0.7 puntos porcentuales más que la tasa de los hombres, que se mantuvo prácticamente estable. La tasa de desempleo de las mujeres superó a la de los hombres en la Unión Europea, la zona del euro y 20 países de la OCDE en marzo de 2024 (o en el último período disponible), y las mayores brechas se observaron en Colombia, Grecia y Turquía. En marzo de 2024, las tasas de desempleo de la OCDE se mantuvieron estables entre los jóvenes (de 15 a 24 años) y los trabajadores de 25 años o más. La tasa de desempleo juvenil se mantuvo cerca o por encima del 20% en 11 países de la OCDE en marzo de 2024 (o en el último período disponible) y aumentó en 15, con aumentos de más de 1,0 punto porcentual en Finlandia, Nueva Zelanda y Suecia”.
Y si estos temas le pegan al desarrollo económico, existe una situación aún más apremiante que debe ser atendida de inmediato y resulta crítica para la estabilidad emocional, social, política y económica de la sociedad, dado que ha permeado hasta las fibras más sensible de la composición socioeconómica y política del país. Se trata de la inseguridad y el crimen organizado que tienen cooptado al país en su estructura de Gobierno y de poder.
El reto es mayúsculo y ya los gobiernos anteriores han mostrado y demostrado con creses que lograr esos urgentes cambios estructurales y superestructurales no son posibles en un sexenio, aunque también se debe señalar la poca intensión que tuvieron por hacerlo. Finalmente se dejaron llevar por la ambición de poder y en ese camino abonaron a la corrupción, impunidad y simulación.