REPORTE POLÍTICO

En el reino de la estupidez, la mentira es vanguardia de aquellas verdades de los iluminados. Y en esa maraña de inopia cerebral, la estructura del poder coyuntural hoy moldea su funeral, sin que ello signifique el borde de la bobería colectiva que lo encumbró. En el gran espectáculo, los reflectores de circense cuño agotan sus lúmenes en siluetas que, al fin etéreas, hierran vacías su andar; sólo un credo conforma su doctrina: mentir con su verdad.

En esa convulsión someten, arrastran, quizás ¿Arrasan? la masa social. En la palestra encumbran para su total atención al ridículo, por evidente, proceso electoral. “Elección de Estado. Gran fraude comicial anunciado. Imposición. Poder tras el trono”, y larga lista de predicciones y premoniciones. Escenarios nada novedosos, tampoco innovadores. Más bien réplicas de la historia sexenal de un país con perpetua pobreza extrema, devastado minuto a minuto en sus recursos naturales, saqueado indiscriminadamente, vapuleado por la historia, traicionado por propios y extraños; y a esos y otros tantos desastres vive, y muestra la grandeza que sólo le puede dar un pueblo que a pesar de los pesares está de pie. Este es México ¿Quién tiene el poder: el que gana o el que sobrevive? Ya son quinientos años en esta disertación.

Pero los signos de 2024 anuncian a nivel planetario algo más profundo y contundente de lo que puede significar la pugna electoral nacional por el poder. La naturaleza le cobra al mundo moderno la mayor factura para la sobrevivencia humana, y en ello México se ve severamente lastimado. Sobre todo, porque durante su vida como nación independiente (bien o mal, pero lo es), los grupos del poder que lo han gobernado se ocuparon, ocupan, sólo de enriquecerse mediante el saqueo de las arcas públicas, y mantenerse en los círculos de mando; en lugar de estructurar y planificar un desarrollo armónico que le permita al país el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales y que ahora se ven seriamente lesionados y erosionados, por sobreexplotación y abandono.

Bobos, hasta para saquear resultaron mediocres. Se llenan las bolsas con migajas. Tan pequeños son que nunca vieron, ni ven, que el más grande negocio que puede existir en el mundo capitalista es tener un país sostenible, fuerte, poderoso, competitivo, vanguardista e innovador en tecnología y administración de la riqueza, capaz de ser autónomo y soberano por las riquezas naturales que detenta y con ellas producir bienes de capital para entrar bien plantado, dinámico, a los mercados internacionales.

Gobernantes enriquecidos estúpidamente y de la misma forma pueblo empobrecido, resultan en un país empantanado, desperdiciado, llevado a los extremos harapientos de vivir sometido en una crisis permanente, que ahora, y más allá, toma formas alarmantes por los efectos de la locuacidad política electorera; se trata de sus características que la pintan con una alta probabilidad de irreversible, derivada del estrés hídrico que ya se ha dejado sentir severo en al menos 70 por ciento del territorio nacional, y se pronostica algo peor para 2024.

Y esto no es que haya surgido de la noche a la mañana. Es el resultado de un largo proceso antropogénico de deterioro planetario y que las engendradoras empresas globales visualizaron hace medio siglo. Así mientras el capital (esas empresas) crearon mecanismos para sacar provecho de la crisis hídrica, en el caso de México, los gobiernos de ese periodo se ocuparon más en darle vigencia a su modelo de poder mediante el saqueo del erario, que en atender lo que ya se veía en el horizonte en cuanto a la crisis del agua.

Un ejemplo de esto es lo que aparece en internet: “S&P Global Water Index (ticker: SPGTAQD). Está compuesto por las 50 principales compañías del mundo relacionadas con el tratamiento de agua (Servicios de Utilidad pública de Agua e Infraestructura además de Equipos y Materiales para Agua). Creado en 2001 y con una revalorización acumulada del 220%. World Water Index (ticker: WOWAX CW). Está compuesto por las 20 principales compañías que obtienen la mayor parte de sus ingresos del suministro del agua, infraestructuras del agua o tratamiento y depuración del agua. Ponderan en función de su capitalización bursátil, pero ninguna de ellas podrá ponderar más del 10%”.

Para el capital, queda claro lo que plantean organismos internacionales y que bien se puede resumir en que “el agua es junto con el aire (oxígeno) el bien o commodity más importante del planeta y nuestras vidas. La diferencia entre los dos es que el agua es un «bien escaso» con una demanda creciente que no va a parar de hacerlo en el futuro. El agua es la materia prima con más potencial del mundo. Junto con el oxígeno del aire el elemento más fundamental para que podamos vivir, por encima de los alimentos. Solo para cultivar una naranja se necesitan 5 litros de agua y para un kilo de carne 5.000”.

Ya desde la década de los años 70, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advertía y argumentaba sobre la crisis del agua que ahora vive el mundo, México en particular: “la población mundial ha pasado de 2,630 millones en 1950 a 6,671 millones en 2008, y se esperan 8.000 millones en 2025. El agua potable va a ver disparada su demanda. Su producción es limitada, muy limitada. Y es que, aunque el 70% de la superficie terrestre está formada por agua, solo 3% es agua dulce y casi 70% de ésta, está “almacenada” en los polos y 30% es subterránea, quedando únicamente un 0,3% de ese 3% como agua para consumo humano, que se encuentra en pantanos”.

Y mientras, de acuerdo con información de Naciones Unidas, una cuarta parte del planeta vive sin servicios de agua y sin agua potable limpia disponible, en la Bolsa de Nueva York el agua representa uno de los más grandes negocios para los inversionistas. En su cotización del 8-dic-2020 el valor era de 486 dls. por un volumen de 1.23 millones de litros; cinco meses después ese precio aumentó a 877.36 dls., y dadas las actuales condiciones hídricas globales, en los futuros del agua su cotización se ve en 2030 por encima de los 2,800 dls.

El caso es que en tanto el mundo se ha movido en esas frecuencias, en México por falta de inversión y políticas públicas, las presas están por secarse, azolvadas porque nunca se les dio mantenimiento, los ríos y cuerpos de agua superficial están severamente contaminados (Conagua reconoce que 60% están en esa condición) y no hay otras fuentes de suministro para garantizar la producción de alimentos, el consumo industrial, y sobre todo el doméstico. Dependemos de la temporada de lluvias. Pero, vaya, este año México vivirá su intenso proceso electoral histórico para renovar poderes… con una población sedienta y muy posiblemente hambrienta.