Revista Personae

ACEPTACIÓN

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Hay sucesos que marcan la vida de las personas ante eventos inesperados y las emociones se encuentran sacudidas de sentimientos encontrados. El tomarse un momento para respirar y calmar la mente, es un antídoto de liberación. Es también distinguir lo que no se puede modificar porque no depende de quién lo padece sino de factores externos. Sin embargo, se debe trabajar en el proceso de aceptación con actitud positiva, aprendiendo que todo pasa en un tiempo determinado y no se queda para siempre. (“Después de la tempestad viene la calma”).

 

Ahora bien, la aceptación es una etapa del proceso de duelo ante alguna pérdida: Divorcio, pérdida de un ser querido, secuestro, separación o una catástrofe natural, etc. Cuando se vive ese dolor, se presenta una reacción natural del estado emocional que se encuentra alterado y no hay varita mágica para quitar el dolor. Es decir, se debe vivir la pérdida con una estructuración diferente, entendiendo las emociones al experimentar esa aflicción y decidir, si esa pérdida, es como un dolor de cabeza o de muelas, incapacitante o como un dolor de parto, que todo lo que se traiga a la vida sea la mejor versión del ser humano, es decir, sanar interiormente para poder transformar lo negativo en fortaleza,  mediante la autorregulación emocional, y el control de los impulsos. (Cada persona debe pasar por diferentes etapas del proceso de duelo para llegar a un estado de bienestar).

 

El estado de ánimo puede generar un impacto en la vibración energética, a través, de las diferentes actitudes defensivas y de bloqueo. Cabe señalar, que el manejo adecuado de la pérdida va a conducir a cambiar cada sentimiento de desesperanza y canalizar el estado anímico desbloqueando lo que no se necesita para poder fortalecer los pensamientos y entrar a un estado de paz. 

 

ACEPTACIÓN

 

La aceptación es la fase más significativa del proceso de duelo, ya que permite no quedarse de brazos cruzados porque eso es resignación. “Ya perdí, ya qué, ya ni modo”.  Debe ser con las manos abiertas “Ya pasó…¡Debo continuar!”. Buscando salir adelante con una actitud propositiva, sanando el corazón al soltar el dolor sin reprimirlo

 

La aceptación también es reconocer a las personas como son, no como se desea se comporten, lo cual brinda la oportunidad de poner a prueba la capacidad de ver al otro con respeto y valorarlo. Así mismo, la empatía permite entender a los demás y poder convivir en armonía. Se considera un acto de amor el poder dejar al otro que tenga la libertad de ser como quiera.

 

Como se ha planteado existen diferentes tipos de aceptación, una que es muy representativa: Aceptar el cuerpo tal y como es. Normalmente la mayoría de las personas se centran más en los defectos que en las cualidades. Buscan un cuerpo ideal y crean cánones de belleza. La aceptación al cuerpo humano debería considerarse un requisito para ser feliz: amarse, superar complejos y valorar el cuerpo físico que se tiene. Cuántas veces se escucha: “No me gusta mí cuerpo. Mi cabello está horrible. Me van a hacer cirugía en la nariz para afinarla”. Verse en el espejo y generar rechazo, es cuando surgen pensamientos negativos de descalificación y se daña la autoestima.

 

Aceptación

 

Está bien ser exigentes y retomar el ejercicio, realizar cambios sanos en la alimentación, cuidar la piel, un cambio de imagen para sentirse bien, pero no aceptar el cuerpo puede ocasionar trastornos alimenticios (anorexia o bulimia), que si no es atendida a tiempo en terapia psicológica, puede llegar a poner en riesgo la vida de la persona.

Amarse, es tener la capacidad de cuidar el cuerpo, pero también la mente, y no aferrarse a querer parecer una Barbie con dietas extremas, y realizarse cirugías estéticas constantes y terminar siendo otra persona perdiendo su propia identidad. Es cuando aparece una sensación de insatisfacción permanente. 

 

Hay quienes tienen una preocupación excesiva por su cuerpo y realizan ejercicio con rutinas extenuante al grado de padecer vigorexia. (Ejercicio físico compulsivo). El culto a la imagen se vuelve obsesivo y esto genera no cubrir las expectativas. El ejercicio es salud siempre y cuando, no se convierta en una manía de perfeccionismo sin límites. 

 

Aceptación

 

 

La aceptación más enriquecedora es cuando la persona se acepta como es, valora sus capacidades y jamás renuncia hasta conseguir sus metas, además está consciente que cada día es una oportunidad, pero también trabaja en sus áreas de oportunidad porque se conoce a la perfección y nunca se resigna, ya que eso se traduce en traicionarse. Modifica los problemas en soluciones y tiene una capacidad de afrontar los retos por muy difíciles que parezcan y vive el presente con actitud positiva.

 

En resumen: La aceptación es la capacidad de situarse en la realidad sin evadirla, y no cerrar los ojos como si nada pasara. Los aspectos negativos forman parte de la vida misma y fortalecen al individuo para poder tomar acciones y continuar adelante con la mejor actitud

 

Siempre habrá acontecimientos que pongan en riesgo la salud emocional, por eso la importancia de gestionar los pensamientos mediante la inteligencia emocional, ya que inevitablemente siempre se presentarán situaciones no gratas. Solo hay que tomar acciones y seguir caminando, aunque se esté cansado. 

 

“Lo que aceptas, te transforma; lo que niegas, te somete”. Carl Jung

 

Psicoterapeuta Raquel Estrada

racheles_03@outlook.com

55-55035476

 

 

SALUD

Núm. 293 – Abril 2024