Revista Personae

DEL MIEDO INCONSCIENTE A LA LIBERTAD SEXUAL DEL SENDERO FEMENINO

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Hablando en términos generales, hay un miedo inconsciente en las mujeres a manifestar su sexualidad libre; existen registros guardados en el cerebro que vienen de hace siglos en los que se trató a las mujeres como hechiceras y/o brujas por “tener prácticas satánicas y tentar al diablo provocando a los hombres con sus encantos diabólicos”.  Por ejemplo, el ascetismo de la cristiandad primitiva, que había dado la espalda al mundo de la carne (el cuerpo físico), degeneró en un odio hacia las mujeres que eran las que “traían la carne al mundo”. Con ello, el fenómeno de la Misoginia (odio a las mujeres) se convirtió en un objetivo importante en el cristianismo medieval. La Mujer y su Sexualidad eran el Mal encarnado.

Esto ha quedado, de alguna manera, grabado en el inconsciente colectivo de la humanidad porque se siguen perpetuando, aunque de formas tal vez más sutiles, el maltrato, el sometimiento, la rivalidad y el desprecio. Aún hoy en día, las mujeres tienen la obligación de rendirle al hombre y justificar sus acciones.

Hay un tratado acusador que fue elaborado en la inquisición llamado Maleus Maleficarum que dice que “toda brujería viene de las pasiones carnales que, en las mujeres son insaciables”. Con este tipo de acusaciones, todas aquellas mujeres que fueron señaladas y acusadas de brujería fueron brutalmente arrestadas y declaradas culpables y se les practicaron las peores atrocidades y torturas.

 

Del miedo inconsciente a la libertad sexual del sendero femenino

 

Así, la práctica sexual de equilibrio y armonía en la que tanto mujeres como hombres se entregaban en una danza que elevaba la pasión en ambos participantes a niveles de placer y éxtasis que los mantenía en conexión con la vida misma, es decir, la Naturaleza del Planeta, el Universo y el Cosmos en los que recibían los secretos de la vida a través del intercambio de su energía sexual y mediante los fluidos corporales (semen, lubricación vaginal, saliva, sudor y el frotamiento del vello púbico de ambos participantes), se convirtió en la más clandestina y la más secreta práctica de reverencia sexual, de culto a la vida y a la co-creación y creatividad. Las enseñanzas sólo se podían transmitir a las personas en quienes se tenía absoluta confianza, en general, entre los miembros de una misma familia, con ello, se cortaron todos los lazos entre las asambleas que antes existían. Sin embargo, en silencio y en secreto las enseñanzas han perdurado y se siguen transmitiendo.

Si actualmente te identificas con el concepto “witch” (bruja) quiere decir que, de alguna forma, te identificas con los nueve millones de víctimas de la mojigatería y el odio, y quieres construir un mundo donde los prejuicios no creen más víctimas. Una mujer sexualmente consciente (witch) es una mujer creadora que da forma a lo invisible. Su vida está impregnada de magia y sabiduría porque no se vive separada del mundo, ya que ella es el mundo, incluyéndolo todo como la luna, el sol, las estrellas y las piedras, y se siente, nuevamente, integrada y conectada a la energía vital, es decir, la energía sexual que es la base de la vida en este mundo.

Es importante que entiendas que, como mujer, llevas en tu inconsciente colectivo, una especie de herencia femenina de todas las mujeres que existieron en el pasado de la humanidad y que fueron torturadas y asesinadas por ser mujeres y, que ese miedo a ser mujer, a manifestar su sexualidad natural y a tener que negar su esencia por obligación y por la envidia y el odio, de alguna forma ha quedado impregnado en las mujeres generación tras generación hasta la actualidad impidiéndote vivir su sexualidad en libertad, autonomía y de forma individual y consciente. Si quieres entenderlo un poco más, echa un vistazo a tus creencias religiosas, familiares y culturales respecto a la sexualidad y determina qué tan tuyas y originales son.

Sin embargo, en el inconsciente colectivo femenino, también heredamos de las mujeres de nuestro pasado el poder, el culto y el misterio de la magia y la sabiduría sexual y los beneficios que conlleva así que, ¿hacia dónde quieres encaminar tu sexualidad?

Vivir en plenitud sexual implica saber que tu nivel de consciencia sexual se expande desde el fondo de tu ser y se irradia hacia el exterior en una danza de sensualidad y erotismo en la que disfrutas ser tú misma, sexualmente individual más no egoísta. Sabes exactamente cómo te gusta besar, como te gusta acariciar y ser acariciada, cuando estás en un encuentro sexual de coito (copulación), permaneces en un estado de presencia presente en el que tu ser esencial se manifiesta en cada orgasmo. Una mujer sexualmente consciente en este planeta, es una mujer peligrosa, pero no peligrosa para atentar contra la vida ni nada por el estilo. Peligrosa porque sabe quién es, cómo es, para qué es y hacia donde va. Esto atrae y aterroriza al mismo tiempo al hombre porque es una mujer que cuando se entrega, realmente se entrega, se comparte, no condiciona nada porque sabe que lo que da tiene un valor tan profundo que nada material tiene comparación. Pero, por otro lado, tampoco lo anda cantando.  Este tipo de mujer no condiciona, pero tampoco permite que la condicionen pues es dueña de sí misma y no cae en conductas de soberbia ni de superioridad hacia los demás, es enigmática, carismática y tiene un toque de inocencia y misterio infantil.

Es también camaleónica pues difícilmente se la puede definir y clasificar en algún tipo de mujer porque es siempre fresca y actual. ¿Qué es lo que la ha llevado a este punto? Nada especial ni fuera de este mundo, nada que ninguna mujer que de verdad se lo proponga pueda lograr. Este tipo de mujer porta en sí misma toda la información de sus antecesoras como tú y como yo. Su vida puede ser muy parecida a la tuya, nació de la unión de sus padres en un lugar, en un día y a una hora y fue creciendo transformándose en una niña juguetona, traviesa y desobediente en ocasiones; siguió creciendo y se transformó en adolescente, descubriendo nuevas sensaciones, deseos y conoció la excitación del deseo sexual y, por supuesto, se vio influenciada por su educación, su familia, religión y sociedad y tuvo miedos, culpas y sentimientos contradictorios respecto a su sexualidad porque su cuerpo le demandaba cubrir sus necesidades de placer naturales y sus enseñanzas respecto a lo que se esperaba que fuera como adolescente y como jovencita  le  exigían comportamientos para ella reprimidos, y así, empezó a experimentar con caricias “prohibidas” por aquí y por allá sintiendo placer mezclado con culpa y, en otras ocasiones, con enojo y frustración al no poder ser lo que quería ser, pues el miedo a estar haciendo lo incorrecto era constante… así que, muchas veces, se encontró en situaciones conflictivas en las que el deseo sexual siempre estuvo ahí, con la presión de algunos chicos por  querer llegar más lejos, al coito; la presión de las amigas de ya iniciarse en la vida sexual activa coital; y la presión de los padres y familiares de cuidar el Honor de la familia. Sin embargo, siempre había una voz interior (intuición que estaba presente a que viviera la situación, esa voz que nunca se calló, aunque en muchos momentos parecía que sí. Este tipo de mujer poco a poco notó, que cuando le hacía caso a esa voz interna, las experiencias que vivía en su sexualidad le resultaban fascinantes y, difícilmente, le dejaban un malestar posterior a la experiencia.

Ese fue su primer clic hacia su individualidad sexual que, a su vez, la irían llevando a su punto de origen natural. Su libertad y su autenticidad, pero para ello ha tenido que librar muchas batallas, sí, muchas batallas que incluyeron desde la forma de pensar de su madre y la rivalidad que ello implicó como hembras biológicas continuando con rivalidades entre amigas y no amigas, también libró batallas con los hombres que incluían a sus hermanos varones, amigos, pseudoamigos y hombres que solo querían satisfacer sus deseos animales etc.… de todo ello, esta mujer se fue transformando en una mujer cada vez más auténtica, libre e individual, sin perder su esencia natural que fue descubriendo a lo largo de experiencias dulces y amargas.

 

Del miedo inconsciente a la libertad sexual del sendero femenino

 

Ha vivido pérdidas de seres queridos, de amigos, se ha casado, se ha convertido en madre, ha tenido varias relaciones de pareja, ha creído y se ha desilusionado, se ha sentido utilizada sexualmente, pero también alguna vez ella utilizó a un hombre sexualmente. Ha sido juzgada por su comportamiento sexual y ella también ha juzgado a los demás, se ha envuelto en relaciones poco agradables por soledad, necesidad y carencias afectivas ha llorado por uno que otro hombre, ha amado apasionadamente, ha buscado relaciones peligrosas por excitación y diversión.

Y a pesar de todo, a pesar de los abusos, de los posibles excesos, de las rivalidades, de los resentimientos, de las competencias y de los obstáculos, su esencia de libertad y autenticidad que la metieron en muchos problemas, también esa misma libertad y autenticidad sexual la sacó de muchos de ellos Y se ha dedicado a invertir tiempo en sí misma, a saltar a las profundidades de su ser, rompiendo sus propios límites transformándose en un ser creativo y sexualmente poderoso porque sabe quién es y hacia donde va.

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SALUD

Núm. 292 – Marzo 2024