EL MISTERIOSO MUNDO DE LAS CARICIAS
EN LA DANZA AMOROSA
- MISCELÁNEO
- diciembre 2024
- Jaquelin Machado G.
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¿Sabemos realmente la importancia que tienen las CARICIAS en la Sexualidad? Sí. Lo sabemos… pero su importancia ha disminuido por la vorágine misma de la vida, el ritmo tan acelerado en el que vivimos que nos ha robotizado al punto que nuestras manos se han convertido en pinzas, tenazas que presionan.
Las CARICIAS en un encuentro sexual, para una gran mayoría, ha quedado en la nostalgia, para otros imaginar una verdadera caricia les parece casi imposible y hasta aterrador. ¿Aterrador? Sí, porque una verdadera caricia te lleva a la verdadera intimidad de tu ser. Mira bien, observa tus manos detenidamente, primero ¿qué opinión tienes de ellas? ¿es raro no? Es porque realmente nunca o muy rara vez las observamos y, entonces, cuando te detienes un momento a observar, te es difícil conectarte contigo mismo(a) y sentir. Las CARICIAS que te conducen a la plenitud, al éxtasis y a la felicidad en tu sexualidad comienzan contigo, seas mujer o seas hombre. Dicen por ahí, “Nadie da lo que no tiene”. Es verdad. Iniciemos un viaje imaginario en el mundo de las caricias en el que el personaje principal eres tú misma(o).
Es un día hermoso para ti, cualquier día, con el clima perfecto observas profundamente tus manos, no tienes ningún pensamiento descalificante e intimidante para ti, ningún prejuicio, nada de ideas absurdas que bloqueen tu experiencia personal. Tocas cada una de tus manos lenta muy lentamente
y te “sientes”, te palpas, te vives: realmente estas vivo(a) y así empiezas a recorrer todo tu cuerpo, acaricias tu cabello, tu rostro y te detienes un momento ahí, tu piel está viva. ¿Hace cuánto tiempo no te tocabas de esta manera, tan profunda y suave? Tal vez hace mucho tiempo, te respondes. Continúas acariciando tu cuello, tus hombros, tus brazos y conforme tu flexibilidad te lo permita, tocas también tu espalda. No eres un robot, eres un ser humano y percibes que te has tratado como una máquina porque hay partes de tu cuerpo que notas como “dormidas”, es decir, no sientes realmente tu piel, sientes que hay una especie de capa que la cubre y te impide “sentir a profundidad” porque reconoces que puedes sentirte mucho más de lo que hasta ahora has sentido… reflexionas un poco y decides seguir tocándote, acariciándote venciendo tus prejuicios y dudas, venciendo tu sensación de “para qué esto es ridículo”. Ahora empiezas a acariciar tu pecho y lo sientes, claro está, en forma diferente si eres mujer que, si eres hombre, pero la sensibilidad aflora más aún porque empiezas a sentir tu erotismo, si, tanto mujer como hombre están integrados en el erotismo. El erotismo forma parte integral de tus caricias, el erotismo va elevando el fuego, el calor, la excitación que van plasmando poco a poco tu sensualidad particular e individual; esa sensualidad es la que atrae al otro(a), es la que magnetiza a esa otra persona que quiere estar contigo porque se siente fuertemente atraída hacia ti.
¿Por qué se da así?, porque tu misma(o) al tocarte, acariciarte en una forma profunda, suave y sobre todo libre y sin agresión, con absoluto respeto por tu cuerpo, por ti mismo(a); venciendo tus miedos manifestados de diversas formas ( como el sentirte ridículo(a), sentir que “no sientes”, desesperarte, angustiarte, manifestar ansiedad, querer postergar la experiencia, querer ir más rápido, no darle importancia al momento y tus creencias particulares de “no merecimiento” por mencionarte solo algunos) logras despertar se erotismo nato en ti. Ese erotismo que se despierta físicamente en los hombres, por ejemplo, es necesariamente acariciando todo su cuerpo porque en el caso de ellos para poder erotizarse a nivel emocional y espiritual (espiritual no es sinónimo de religioso ni de moral ) y acceder a niveles superiores de placer requieren de acariciarse más que la zona del pene, requieren acariciarse el cuello, el tórax y la zona del estómago que despierta en ellos una sensualidad que magnetiza a las demás, a su pareja; en el caso de las mujeres es también muy importante acariciar su cuerpo en una totalidad solo que de afuera hacia adentro, es decir, de la periferia al centro aunque también se pueden ir erotizando al ser acariciado sus cuerpos emocional y espiritual que las va conduciendo a una entrega del alma que despierta su sensualidad y, en consecuencia, magnetiza, es decir, atrae al otro, a los demás.
Bien, al seguir hasta aquí, ya has despertado en ti bastantes sensaciones agradables que te generan bienestar y un deseo de seguir acariciándote, tocándote con suavidad y profundidad y te diriges hacia tu zona pelviana que, según sea el caso tocas y acaricias pene o vagina, además de cadera, nalgas, entrepiernas y muslos: Mmmmm ¡Qué maravilla! Esta zona de tu cuerpo es una de las más sexualizadas
porque aceleran tu ritmo cardiaco y tu respiración, así como tu deseo por compartirte y brindarte al otro(a).
Ahora tienes ya la oportunidad de estar, ser y manifestarte con otra persona, con tu pareja y empezar a acariciarse uno al otro con la única intención de potencializar el erotismo; el erotismo que es el lenguaje del cuerpo despierto y sensible que sabe pedir, que sabe conducir las manos de tu compañero(a) de viaje en las CARICIAS porque es un cuerpo vivo, integrado a sus cuerpos emocional, mental y espiritual y que en alineación perfecta consigo mismo en un encuentro sexual en el que invariablemente se da un intercambio energético; el hombre que se conoce verdaderamente va levantando el fuego de la mujer y con ello va aumentando la pasión manifestándose inequívocamente, la sensualidad en ambas partes que conjugada de manera adecuada, con paciencia y sin prisa el fuego de la mujer, que se conoce verdaderamente, aumenta el fuego del hombre y al establecerse la unión física o el coito los niveles de placer los conducen a ambos hacia la plenitud, el éxtasis y la felicidad que una vez alcanzados, ambos participantes de este encuentro, perciben un placer ilimitado que los nutre y los transforma en seres humanos creativos en todos los planos de su existencia.
Con ello finalizamos este viaje a través de las caricias recordándote que en las mujeres el erotismo se va incrementando al ser acariciadas de la periferia hacia el centro; en el caso de los hombres, es del centro hacia la periferia. Si logras armonizar esta forma de sentir con tu pareja, como un primer paso en esta historia sin fin, vas a empezar a descubrir sensaciones que no imaginas que posees y mereces.
F.B: Sexualidad Sagrada