Revista Personae

LA COMIDA Y EL GOZO

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El Gozo abarca muchas dimensiones de nuestra vida cotidiana. El goce del cuerpo incluye la alimentación. Cuando platiqué con mi colega Sacerdotisa del Gozo, Isis Rivera, acerca del desarrollo de un proyecto gozoso, me habló de la alimentación, ya que una de sus labores en la vida es ser nutrióloga. Juntas llegamos a la conclusión de que la alimentación sana ha de ser gozosa o no será.

 

La comida y el gozo

 

Siempre he pensado que yo no estoy apta para hacer dietas restrictivas pues me encanta comer, amo comer, gozo comer. Sin embargo, hace muchos años tenía una pésima relación con mi forma de alimentarme. Cuando comencé a amarme y a gozarme a mi misma esta relación con al comida cambió, aunque siempre me mantengo en la postura de que no soy persona apta para la restricción en cuanto a la comida. Un día decidí ser vegetariana y comencé a investigar nuevas formas de alimentarme pues tenía la idea de que comer sano era aburrido porque era comer solo verduras cocidas, sin sal. Me sorprendí mucho al descubrir otras formas de alimentarme, formas incluso “espirituales” de alimentarme, como lo plantea el ayurveda. También conocí la alimentación trofológica, la macrobiótica, la vegana, y otras más. Y aunque no me he convertido a una sola ni lo haré, fluyo con el día a día y lo que el cuerpo me pide, a veces lo que me pide se podría nombrar como vegano, otras como carnívoro o como ayurvédico. Pero quién mejor que Isis para hablar de la alimentación gozosa:

 

“Integrar los aprendizajes a la cotidianidad es mi parte favorita de aprender algo nuevo y a la vez también lo que puede llegar a ser un poco complicado. Dentro de mi formación académica en el área de la salud y específicamente de la nutrición ha surgido en particular el deseo de compartir lo que es llevar una alimentación con gozo y darme cuenta que no se limita simplemente a comer lo que creemos que nos hace bien, sino darnos la oportunidad de observar cómo nos hacen sentir nuestras elecciones de alimentos.

 

La comida y el gozo

 

¿Mi cuerpo realmente goza lo que le estoy dando? Lo que como, ¿me ayuda a seguir gozando? Al responder esto la mente nos puede hacer trampa y decir: pues claro que me encanta el sabor del refresco, sin embargo, en un sentido más profundo y quizá para quién ha tenido oportunidad de estar en un Temazcal o hacer una Búsqueda de Visión haya sido más claro de apreciar… ¡Qué rico se siente dar un trago de agua!

 

Quizá este no sea el mejor ejemplo pero muchas veces es visto como un «sacrificio» dejar de consumir ciertos alimentos o hacer modificaciones sobre nuestra alimentación, sin embargo pregunto: ¿Realmente es tan doloroso hacer algo para nuestro bien?

 

La comida y el gozo 

 

Hace algunos años comencé un proyecto del cual se desprendieron talleres sobre «alimentación consciente» y me he dado cuenta que es una manera sencilla y eficiente de promover el hecho de que la selección de alimentos es un acto continuo y constante en nuestra vida y que, cuanta más atención pongamos en ello, mejores serán los beneficios para nuestro cuerpo”.

 

Para mí, tomar decisiones en este momento de mi vida es un acto y una práctica de auto responsabilidad. De esta manera tomé la decisión de fluir con mi cuerpo y lo que me pida, siempre y cuándo no sea mi ansiedad, mi tristeza o mi furia las que me están mandando a comer cierto alimento. En esta gozosa conexión con mi cuerpo y sus diferentes estados de ánimo, cada vez logro detectar más rápido qué es lo que me pide comer cierta emoción. Por ejemplo, cuando estoy ansiosa como azúcar en mayores cantidades. Por lo que, cuando tengo un fuerte impulso de comer algo, primero me pregunto si me lo está pidiendo el cuerpo o la emoción. De esta manera es como voy decidiendo qué meteré a mi boca y a mi estómago, que a su vez se convertirá en mi sangre, tejidos, huesos. Decidir qué comer enmedio de un cúmulo de opciones que tenemos a la mano se convierte en un acto de valentía y voluntad, en un acto de consciencia, e incluso de resistencia. Isis lo explica hermosamente:

 

“Antes de adentrarme en temas igualmente importantes como son las vitaminas, minerales y fitonutrientes, me gusta enfatizar en que la primera elección consciente sobre nuestra alimentación es elegir siempre los alimentos (el conjunto de sustancias que los seres vivos comen o beben para subsistir) siendo conscientes de la elección que estamos haciendo para poder hacernos responsables de lo que suceda a raíz de nuestra elección.

 

La comida y el gozo

 

Hay quienes podrán acceder fácilmente a un mercadito y encontrar una buena variedad de alimentos frescos o quién se aventure a tener su propio mini huerto con lo esencial. Cuánto más logramos involucrarnos en el proceso que implica tener alimento y bebida a nuestro alcance, es cuánto más apreciamos el origen de los mismos. Les invito a probar lo bonito que se siente tener una plantita en casa de la que puedan cosechar frutos o esencias. El proceso de nutrir y ver crecer una planta que a su vez en algún momento nos va a nutrir a nosotros es completamente mágico. Entender que de la tierra provienen los nutrientes más asimilables para nuestro cuerpo nos llevará a buscar la mayoría de las veces opciones de alimentos cultivados con respeto y en armonía con los ciclos naturales de la cosecha. Nos hará entender de forma clara que no necesita haber durazno todo el año y que nos hace mejor aprovechar aquello que se produce por temporada y que casualmente contiene una carga de nutrientes específicos y útiles para nosotros en esa época del año. Está documentado que las prácticas masivas de agricultura y el uso de pesticidas han reducido el aporte nutricional de las cosechas por lo que es altamente recomendable para el ser humano la suplementación nutricional; en cualquier caso, lo primero siempre será que goces de la libertad de escoger con consciencia los alimentos que pones sobre tu mesa”.

 

La comida y el gozo

 

Pareciera que a veces es difícil decidir qué comer pero ahora me queda claro que hay que comer lo que haga gozar a mi cuerpo, y lo que me hace gozar son alimentos frescos que no me hacen sentir llena ni incómoda ni inflamada, por ejemplo. Por eso, ahora gozo lo que como y lo que mi cuerpo digiere, gozo elegir la mayoría de las veces, gozo pensar que mis elecciones se convierten en una carnalidad gozosa. Y para más de esta gozadera, cerramos con las siguientes palabras de mí querida amiga y colega Isis:

 

“Mi experiencia en torno al gozo me ha llevado a compartir con profunda alegría y seguir difundiendo éste proyecto, y también me ha permitido resguardar el gozo para acceder a él en las situaciones más difíciles y tristes encontrando cierto consuelo. Extiendo mi profundo agradecimiento a mi amiga y maestra, y a las mujeres que se han convertido en mis hermanas durante esta travesía con la Diosa Goza”.

SALUD

Núm. 293 – Abril 2024