Revista Personae

LOS PENDIENTES DE TU CUERPO

Bailar

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¿Qué tanto bailaste en todo lo que fue el 2020? ¿Has bailado este año? ¿Qué sientes cuando mueves tu cuerpo?

 

Por muchos años pensé que bailar sólo era para las bailarinas profesionales. En las fiestas no había poder ni humano ni superior que me hiciera parar a bailar. Pero…

 

Pendientes de tu cuerpo bailar
Photo by Drew Colins on Unsplash

 

Desde los diez años bailaba a escondidas en mi recámara. Armaba coreografías de discos completos. Recuerdo especialmente, a mis doce años, el segundo disco de Alaska y Dinarama, cuando tuve la coreografía de todo el disco, hice que mi hermana y mi mejor amiga lo bailaran completo conmigo: las encerraba en una de las recámaras y no las dejaba salir hasta bailar todas las canciones. Pasó el tiempo y dejé de bailar, me entró la vanidad a los 13 años y… volví a bailar hasta los 17. De ahí en adelante, no había fiesta en la que no aplicara mis coreografías y todos los invitados me siguieran. Mi hermana y yo éramos el alma de las fiestas.

Pasaron los años, me hice Dark y sólo movía el pie al ritmo de The Cure y Lacrimosa. Luego fui metalera, y otra vez dejé de bailar. Sólo movía mi cabeza al ritmo de Metallica. Posteriormente, en los 90’s me subí a la ola de los 70’s y otra vez volví a bailar. Ya no aplicaba mis coreografías, es más, ya no me las inventaba. Me volvía cualquier bailadora de fiesta, sin novedades, sólo bailaba o por compromiso o por pasar el rato.

Y todo este rollo, ¿para qué? Pues sólo para motivarte a pensar y escribir tu andar bailando por la vida. Escribe todo lo que recuerdes acerca de lo que has bailado en la vida. Y después…

 

 

¡Baila!

Cuando bailamos, cuando respiramos, cuando pensamos, digerimos, reímos, y cuando nos abrazamos, ¡todo el cuerpo baila! Nuestros órganos no paran de bailar aunque no nos demos cuenta. El estómago baila muy lento moviéndose arriba y abajo, el hígado se mueve ligeramente en diagonal, el intestino grueso baila de abajo hacia arriba, de derecha a izquierda, el corazón se contrae y se expande, etc. Imagina cómo cada célula de tu cuerpo baila constantemente. Ahora, imagina cómo bailan todas cuando tú, conscientemente bailas al ritmo de alguna música que te hace sentir muy bien. Cuando cantamos, escuchamos música y bailamos, nuestro cerebro entra en diferentes estados de consciencia, en distintas frecuencias que nos sacan del estrés cotidiano de la vida. Bailar hace que la plasticidad de nuestros circuitos neuronales sea mayor, eso genera muchos beneficios en nuestro cuerpo entero. ¡Todos queremos bienestar!, mucho más en estos tiempos.

 

Pendientes de tu cuerpo bailar
Photo by Ahmad Odeh on Unsplash

 

Así que ármate de música que te haga vibrar y ponte a bailar. Actualmente, en la web encontrarás muchas clases de baile gratuitas. Verás que hay de todo un poco. Por experiencia propia te recomiendo cuatro formas de bailar:

Danza libremente: escucha música diversa y mueve tu cuerpo como vaya sintiendo. La Danza Libre la aplico continuamente en las terapias individuales y los talleres que doy: Danzaterapia.

 

Danza con coreografías básicas:

Permiten que la memoria corporal, la cual, desde mi punto de vista incluye a todo tu ser, incluso tu cerebro es la que mi maestra, la neurocientífica Nazareth Castellano explica que genera mayor plasticidad y memoria. Además, aprendí de ella las danzas étnico-terapéuticas. María Gourley señala que esta danza ayuda a mejorar la postura corporal, también es terapéutica, y depende de la danza que se baile, puede generar cohesión grupal, generar comunidad, como las danzas africanas o las danzas circulares, por citar algunos ejemplos.

 

Baile de salón

De este no sé mucho en cuestiones formativas, pero puedo decir que, por experiencia, al mismo tiempo que lo disfruto, lo padezco porque soy muy controladora y me cuesta mucho trabajo dejarme llevar. Lo que he aprendido con esta danza es a soltar el control, dejarme llevar por alguien más, sincronizar mi cuerpo con el cuerpo de otra persona, soltarme, relajarme, divertirme. Y lo anterior me genera mucho bienestar.

 

Danzas extáticas

Como el giro sagrado de los sufíes o las danzas africanas ceremoniales, las danzas sagradas hindúes, las danzas de las meditaciones dinámicas de Osho permiten entrar en estados extáticos y conectar con tu parte divina, con tu ser diosa, con el Universo, con la Tierra, con los elementos y animales, con la existencia misma. Además, bailar ayuda a fortalecer músculos, oxigenarnos más, nos relaja, nos cansa, ayuda a dormir bien, a liberar serotonina, a coordinar mejor nuestro cuerpo. En fin, ¡bailar es la neta del planeta!

 

Pendientes de tu cuerpo bailar
Photo by svklimkin on Unsplash

 

Y en estos tiempos bailar es invaluable, pues pasamos mucho tiempo sentados frente a la computadora y encerrados en nuestra casa, lo cual puede no ser muy bueno para muchas personas que tienden a la depresión. Así que… ¡no lo pienses! ¡Solo súbele el volumen a tu música favorita y baila!

Eso sí, no dejes de contarme y compartirme cómo te has sentido bailando durante toda tu vida. O si no bailas y te animas a hacerlo. O si eres bailarina y te apasiona la danza. Lo que sea que me quieras compartir acerca del baile en tu vida, ¡estoy atenta! Y si quieres sesiones individuales de danzaterpia o psicocorporalidad, ¡escríbeme!

 

Amaranta Medina Méndez

Sitio web: ammarte 

Facebook: Ammarte Tierra

Email: ammaranta.ammart@gmail.com

SALUD

Núm. 292 – Marzo 2024