Revista Personae

LOS PENDIENTES DE TU CUERPO

Confianza, ternura y gozo en tiempos de incertidumbre

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Mientras escribía el título de este texto vinieron a mi mente estas tres preguntas:
¿Cuántas veces has confiado en tu cuerpo? ¿Cada cuándo le das ternura? ¿Cómo practicas el gozo corporal?

Regularmente no confiamos en nuestro cuerpo, esto sucede porque no lo escuchamos y no estamos acostumbrados a sentirlo ni a descansar. Tampoco dormimos bien ni nos alimentamos adecuadamente. Cada vez que tenemos un dolor, por mínimo que sea pensamos que nuestro cuerpo ya nos está traicionando, pensamos que nos quiere matar y entramos en pánico. En estos tiempos es mucho más fácil asustarse con cualquier síntoma corporal porque estamos acostumbrados a confundir las sensaciones físicas con dolor, sobre todo cuando no son sensaciones evidentemente placenteras.

Si tú sí confías en tu cuerpo, me encantaría saber cómo lo haces. ¿Qué haces si tienes un piquete en alguna parte? ¿Qué piensas si algún órgano se siente con pulsaciones? ¿Actúas inmediatamente cuando tienes fiebre?, ¿cómo? ¿Corres al doctor cuando te da diarrea o alguna hemorragia leve? ¿Qué haces cuando te mareas? ¿Cómo experimentas el síndrome premenstrual?  Pasa que la mayoría de las veces, al menor síntoma como piquetes o fiebre, corremos al doctor o a la farmacia e inmediatamente tomamos medicina, recetada o auto recetada. Lo mismo pasa con las hierbas, si es que eres de las personas que recurren a los remedios de la abuela.

 

Los pendientes de tu cuerpo

 

Son pocas las veces nos detenemos por un rato o por unos días a observar y sentir eso que está llamando nuestra atención. Y muy pocas veces lo relacionamos con situaciones que vivimos, con algunos acontecimientos de la vida o con situaciones repetitivas, patrones de pensamiento y de conducta. Eso sería confiar en que el cuerpo está resolviendo lo que todavía no se hace consciente. Sin embargo, no basta con confiar en el cuerpo, hay que buscar y entender su funcionamiento y lo que detona los síntomas para ser “conscientes” de ello y cambiar patrones repetitivos, arcaicos y caducos en nuestro estilo de vida, forma de relacionarnos con nosotras mismas y con quienes nos rodean, así como nuestra forma de percibir la vida.

Pareciera que actualmente es mucho más difícil confiar porque, al parecer, todos somos sospechosos de virus hasta que se nos demuestre lo contrario. Por eso, hay que confiar en tener un cuerpo sano, dejar que fluyan las emociones, conocerlas y estar atentos a lo que le metemos a nuestra mente, pues la confianza no se construye sólo de noticias, películas, videojuegos, pornografía, academia o pandemia. La confianza se construye desde adentro de cada uno y con nuestras relaciones interpersonales.

 

Los pendientes de tu cuerpo

 

Aunque tampoco basta con entender y cambiar algunas cosas en nuestra percepción y estilo de vida. También hay que darnos ternura. Hay muchas formas de ser tiernos con nosotros mismos, puede ser hablándonos, acariciándonos, durmiendo bien, descansando, mirándonos con ternura al espejo, dejándonos de juzgar y culpar todo el tiempo, bajando el ritmo de trabajo

Regularmente asociamos la ternura con los bebés o algunos niños. Así como somos capaces de ser tiernos con otras personas, hay que serlo con nosotras. Si caemos en cuenta que nosotras fuimos niñas y que también el niño interno requiere su dosis de ternura, podría ser más fácil que te des esos momentos tiernos para ti, para tu infante desesperada. También asociamos la ternura con algunas frutas o verduras o con algunas plantas. Piensa si esos seres vivos tienen su parte tierna, tú eres un ser vivo, también la tienes. Despierta en ti la ternura y trátate tiernamente. ¡Anímate!

 

Los pendientes de tu cuerpo

 

Aparte de la confianza y la ternura, también hace falta la jocosidad del gozo. ¡Ojo!, no hablo de pasarnos de la mano con nuestros consumos o desvelos. Hablo más bien de una actitud, o mejor dicho de un estado del Ser. A veces, la palabra gozo causa confusión. He visto personas que se enojan cuando les hablo de gozar porque lo primero que viene a sus cabezas es algo de depravación, drogas o sexo. Otras personas no conciben que en esta vida se pueda gozar porque para ellas es todo sufrimiento o violencia. Muchas personas ni se detienen a escuchar tantito, simplemente, no es una palabra que les interese.

En lo personal, para mí, el gozo es un estado del ser que conlleva gratitud, cierta inocencia y tranquilidad. No es necesariamente placer. Considero que el gozo es un estado de gracia que puede ser tan efímero o tan duradero como tu mismo lo vayas practicando y lo cultives. Conforme vayas siendo consciente de que, muchas veces, no puedes controlar todo ni a todos, y que es mejor rendirse a la vida, podrás tener cada vez más probaditas de gozo.

 

Los pendientes de tu cuerpo

 

En resumidas cuentas, lo que te digo es: ¡Goza la vida! ¿Cómo? Pues viviéndola con todos sus matices, sus recovecos, sus laberintos, peligros y seguridades, muy a pesar de todo lo que pasa actualmente, lo que ha pasado con anterioridad y de lo que pasará en el futuro. Ya estás aquí, ¿cómo quieres que sea tu estancia en esta vida? ¿Crees que sólo depende de los demás? Respira por los que no lo han podido hacerlo. Sonríe por los chimuelos. Come por los que no pueden. Ayuda cuando esté en tus manos. Besa intensamente y sin querer eternizar. Baila con locura. Medita con pasión. Vive por todos los que no han podido. Estudia, manifiéstate, viaja, enciérrate… Eso sí, procura que tus vínculos contigo y con los demás, humanos y no humanos, generen afectos alegres, por más efímeros que sean. Y siempre piensa en que tu impacto sobre la Madre Tierra sea agradecido, suave y respetuoso.

Anda, ¡goza!

Si eres mujer, anímate a acompañarnos en el Retiro Viaje Hacia Mi Feminidad Natural y Consciente que realizaremos en Iztac, adentro del Bosque del Iztaccíhuatl el 7 y 8 de noviembre. Ahí compartiré el taller vivencial “Confianza, Alegría y Gozo”.

Informes conmigo en Fb: Ammarte Tierra.

SALUD

Núm. 300 – Noviembre 2024