Revista Personae

NUEVA Y VIEJA ERA EN TU VIDA SEXUAL

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¿Qué significado tiene esto? ¿De qué se trata? Muchos cambios se están dando en lo referente a la apertura de consciencia del ser humano. Bien, el cambio de paradigma referente a la Sexualidad no es la excepción y consiste básicamente en “unir lo que ha estado dividido y en dualidad. La Sexualidad y El Amor” y para ello es importante que logres un estado de evaluación que te permita detectar en dónde están las trampas de tu vida que durante mucho tiempo te han mantenido(a) dividido(a).

 

Nueva y vieja era en tu vida sexual

 

Ahora bien, la Vieja Era te mantendrá en la división, la competencia, la rivalidad, el egoísmo por tus propios deseos sobre los demás, el sometimiento y el control hacia tu pareja, el sexo obsesivo y compulsivo que solo va a lo genital y al desfogue de una calentura física. La Vieja Era de la Sexualidad te mantiene en estados de ansiedad y vacíos de insatisfacción porque muchos de tus encuentros sexuales se han vuelto mecánicos debido a que tratas a tu cuerpo como a un robot al que mantienes programado y sometido a los sistemas tanto económico como político, religioso y científico. ¿Qué te quiero decir con esto? Que desgraciadamente, por no estar en un estado de alerta consciente, tu realidad sexual es y ha sido manipulada por situaciones externas a ti, es decir, “otros” manejan tu realidad y tú te tienes que adaptar a esa realidad, dependiendo “impotente” de ella y creyendo erróneamente que no tienes opción, ya que de lo contrario, eres irrealista y utópico(a).

 

Nueva y vieja era en tu vida sexual

 

Si tú todavía estás bajo el paradigma de la Vieja Realidad de la Sexualidad, posiblemente seguirás cayendo en alguno de los siguientes esquemas y creencias ya sea que tú mismo(a) te comportes así o juzgues a otros por comportarse así:  Las niñas bien no son lanzadas, los verdaderos machos tienen muchas viejas, las madres solteras no valen la pena, hay una edad para tener relaciones sexuales, los hombre viejos son rabos verdes, las mujeres divorciadas son presa fácil de caza, hombre maduro puto seguro, el hombre llega hasta donde la mujer quiere, emborráchala y afloja, emborráchate y finge demencia, a las mujeres y a los hombres ni todo el amor ni todo el dinero, las mujeres casadas son anorgásmicas, los hombres casados son encantadores, los divorciados tienen muchos problemas, los hombres son animales en celo, después de los 40 hay que usar viagra, usable y desechable, etc…

 

Esquemas y creencias como el que las mujeres o son madres, o son putas o son vírgenes, o son tontas, y los hombres o son impotentes, o son bien machos, o son proveedores o de plano maricones y nos mantienen a todos en una gran división entre hombres y mujeres, y más triste, aún divididos(as) dentro de cada uno de nosotros. Esta división crea una polaridad y un antagonismo hacia nosotros(as) mismos(as) que nos obliga a estar en posturas tipo: “Si elijo esto, pierdo o renuncio a aquello” entrando, la mayor parte del tiempo en conflictos internos que, paradójicamente, aumentan tu división interna.

 

Nueva y vieja era en tu vida sexual

 

Al no profundizar más allá de esto, te pierdes del poder que tienes de que en cada elección puedes balancear las dos polaridades de tu decisión y obtener una mejor respuesta. Por ejemplo: “Si busco un hombre que me mantenga tengo que ceder a todos sus caprichos del tipo que sea”, cuál es la polaridad aquí. “Me dejo controlar vs. descubro mis potencialidades de mujer”. Si te quedas hasta este punto, lo que te sucederá a corto, mediano o lago plazo es que caerás en comportamientos de represión, condicionamiento, manipulación y resentimiento que te producirán estados de ansiedad, insatisfacción y enojo que, a su vez, se multiplicarán porque caerás en reclamos hacia el otro debido a tus “demandas insatisfechas” y esta situación, a su vez, le detonarán, al otro, sus propias carencias y necesidades de control y sometimiento generándose así innumerables peleas que solo van desgastando la “relación” que desde el principio no tenía una intención clara de impulso y crecimiento mutuos sino todo lo contrario.

 

Ahora bien, en la parte contraria “descubro mis potencialidades de mujer” del mismo ejemplo,  paradójicamente, mientras más sometida y controlada te sientes por tu hombre, tus deseos de “ser tú misma” (potencialidades de mujer) se van convirtiendo poco a poco en obsesión y, con ello, buscas a toda costa tu independencia de mujer y terminas imponiéndote ante el otro con actitudes que pueden ir desde tomar decisiones sin considerar al otro, buscar amistades que te sigan la corriente respecto a tus ideas liberales, forzar salidas a lugares sin considerar prioridades del otro, no tomarle llamadas, realizar fugas geográficas repentinas, conseguir trabajos informales sin compartir gastos, condicionar los encuentros sexuales o, incluso conseguir un amante (que no siempre es alguien de confiar), volverte exigente e intransigente bajo el pretexto de “me lo merezco” metiéndote así en más problemas y provocando y detonando, nuevamente, en el otro (ahora en el otro extremo de la polaridad) su necesidad de control cayendo, posiblemente, en conductas de rivalidad y competencia aumentando, en ambas partes, el desgaste físico, emocional, mental y espiritual en una historia sin fin en la que nadie gana aunque pretendan que si. Las relaciones sexuales que se tengan siempre tendrán intenciones de dominio, condicionamiento y abuso de ambos con cuyos resultados siempre serán, casi seguro, ansiedad, preocupación, recelo, deseos sexuales frustrados, miedo a mostrarse tal cual, hipocresía, zozobra, deseos de venganza, desesperación, impotencia, inseguridad y desconfianza y, cuyas intensidades variarán dependiendo del momento, el sexo, la edad, la posición social, el rol y la historia personal de cada uno.  

 

¿Cómo puedes obtener balance y equilibrio del ejemplo anterior?

 

Nueva y vieja era en tu vida sexual

 

Cuestiónate a profundidad para qué buscas un hombre que te mantenga, es decir, busca quién te implantó esa creencia, qué quería respecto de esa creencia y qué sentimientos y emociones le producía esa creencia. Tienes que tener claro, si eres tú quién lo decide o es un fundamento familiar, social, económico, político y/o científico.

Por otro lado, reflexiona si sabes cuáles son tus potencialidades, quién te hizo creer que tus potencialidades de mujer no son válidas o suficientes, qué es lo que realmente quieres y cómo te sentirías al lograrlo.

Teniendo claro los dos puntos anteriores es más fácil que logres el balance entre lo que te gustaría en una relación de pareja y tus potencialidades de mujer.

En cuanto a los hombres, respecto al ejemplo anterior, el cuestionamiento sería: para qué busco mantener y someter a una mujer; quién me implantó esa creencia, qué quería y qué sentimientos le producía. Luego, cuestiónense qué pasaría si, como hombres, impulsan a una mujer a incrementar sus potencialidades. Qué ganarían y qué perderían y porqué, en su mayoría, han preferido controlar y someter. Como hombres las preguntas serían: ¿quién soy sexualmente? ¿qué quiero en mi vida sexual? ¿para qué lo quiero? ¿Qué siento y qué me emociona’?

 

Continuará…

 

Psic. Jaquelin Machado Garduño

Facebook: Sexualidad Sagrada

SALUD

Núm. 293 – Abril 2024