SÍ ACEPTO, ME LO MEREZCO
Poder personal, inseguridad y gozo
- PSICOLOGÍA
- septiembre 2021
- Amaranta Méndez
- Edna Posadas (Colaboradora)
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Por cientos de años, a las mujeres se nos ha dicho que nuestro lugar es la casa, pero cuando se trata de sacar a la familia adelante nos aferramos a entornos laborales en los que, en la mayoría de los casos, el gozo está ausente debido a que se trata de reproducir las labores de la casa como lavar trastes, atender personas, servir el café, limpiar baños, etc. O bien, son trabajos mal pagados en los que, además, por ser mujer se desconfía de nosotras o se nos ve como un problema, ya que somos susceptibles de embarazarnos o menstruar, lo cual lleva implícito el mal rendimiento laboral y la no suficiencia productiva. A pesar de lo anterior, nos aferramos a entornos laborales tóxicos por miedo, hambre, sobreviviencia, por falta de oportunidades, y nos negamos la oportunidad de gozar de un trabajo que nos apasione y que además sea bien remunerado.
La posibilidad de desarrollar nuestros potenciales es limitada en la mayoría de los trabajos establecidos en cualquier sector. Lo anterior hace que nuestra curiosidad nata y el arrojo del que somos capaces las mujeres queden encerrados o que se sequen y mueran, convirtiéndonos en burócratas.
Actualmente hay más posibilidades de desarrollar un poco más nuestra creatividad, y eso tiene que ser muy lejos de los ámbitos hegemónicos como los científicos, académicos, médicos, productivos, por mencionar algunos. Gracias a estos mínimos insterticios creativos todavía tenemos la esperanza de no dejar esta vida sin sentir que hemos aportado algo al mundo como en mi caso, con la Diosa Goza.
Por lo anterior, y para motivar aún más a quienes han confiado en mí, invité a escribir su experiencia a Edna, una de las Guardianas que se comprometió consigo misma para integrar el Gozo en su vida.
Edna nos dice:
“Desde que tengo uso de razón, me recuerdo como preguntona, curiosa, tras la raíz de lo “nuevo” que me enteraba. Buscaba corroborar la información de tal forma que me sintiera segura. Por circunstancias de la vida, desde muy pequeña fui responsable de cubrir algunas de mis necesidades lo que me llevó a ser autosuficiente a temprana edad. Recuerdo que las frases de los adultos siempre eran “debes conseguir un buen trabajo para vivir bien”.
“Durante mucho tiempo trabajé para otras personas, en los proyectos de otras personas y por supuesto que el reconocimiento y la validación a mi buen trabajo me hacía permanecer, claro, además de que me brindaba un ingreso fijo y permanente”.
“Durante muchos años desconfié de mi poder personal, y desde mi miedo me refugié en varios trabajos que me permitían tener un ingreso estable y con ello la seguridad de saber que los gastos económicos estarían cubiertos. Sin embargo, dentro de mí siempre hubo algo que me hacía sentir y pensar que podía vivir de algo que me llenara totalmente, haciendo algo que me provocara mucha pasión, en el que cada día fuera una alegría levantarme y hacerlo, es más, que no requiriera de una alarma para despertar”.
Como comparte Edna, a la mayoría de las mujeres nos han enseñado desde pequeñas a desconfiar de nuestro poder personal. Aprendemos a seguir órdenes o sugerencias, se nos ha disciplinado muy bien para ello. Por lo mismo, la creatividad queda petrificada, pues ya “todo está dado” y sólo hay que hacer lo que se debe o tiene que hacer, muy a pesar de que nuestro interior nos grita y clama por hacer otras cosas que nos hagan sentir bien, que nos liberen, que nos hagan sentir gozo. No es fácil encontrar un trabajo así, incluso puede parecer muy difícil ser independientes, sin embargo, hay mujeres que ya lo están logrando, y cuando se agrega el Gozo a esta forma de vida, no se duda más de que ya se anda el camino del “trabajo” con gozo.
Edna continúa: “Con frecuencia me daba cuenta, que había algo en mi ser que no se sentía a gusto, pleno, siempre existía la sensación de que algo hacía falta. Volteaba a mi alrededor y sólo veía personas invirtiendo su vida en una actividad por una remuneración económica que no les permitía disfrutar su existencia como a mí. Y aunque buscaba equilibrar, permanecía esa sensación de que algo hacía falta”.
“Con el paso del tiempo tuve la oportunidad de especializarme en el ámbito del desarrollo humano, soy psicóloga, educadora de la sexualidad humana y terapeuta de respiración alquímica, sexualidad sagrada incluyendo una gran cantidad de cursos y talleres que han sumado a lo que soy hoy en día.
Aún con la preparación académico-profesional con la que contaba, sentía que era muy riesgoso vivir en el mundo sin hacer una labor en la que tuviera un ingreso seguro. Aunado a ello, veía amistades buscando vivir de su pasión y al final me decían: “no, esto no funciona, tuve que regresar a trabajar”, lo cual me hacía dudar de tomar la decisión de vivir de mi pasión. Así pasaron más años de procesos para sanar, resolver, acomodar, resignificar, reinterpretar, hasta que llegó el momento de la Guardiana del Gozo.
“Muchas veces sólo hace falta escucharnos y dar el paso. A pesar del miedo, es necesario probar, explorar y experimentar. En otras ocasiones requerimos una idea, un empujón o una motivación externa. También puede ser que el acompañamiento de otra persona o grupo nos dé la fuerza para hacer lo que nos apasiona, como en los grupos de Guardiana y Sacerdotisa del Gozo”.
“Justo en la formación de terapeuta de Respiración Alquímica, Sexualidad Sagrada conocí a Amaranta. Durante mucho tiempo le seguí los pasos, asistí a alguna de las actividades que realizaba y cuando nos compartió la información de Guardiana del gozo, sin pensarlo me dije a mi misma: ‘¡Sí, acepto!’”.
“El acompañamiento fue de tal forma que no había un deber ser, sino un recordatorio de ser desde mi ser. Cada día me conectaba al gozo de ser gozona. Descubrí que los “tener que ser” estaban intensos, pero que con todo lo que había realizado ya estaban aflojados, por lo que empecé a conectar aún más con el gozo de ser yo, el gozo de recibir, el gozo de merecer, el gozo de saber, sentir y vivir. Supe que mi deseo de gozo estaba bien, tenía el derecho, la habilidad y la capacidad de vivir en, con, y por el gozo. Descubrí que cada una de mis acciones me llevaban a conectarme con el gozo de mi existencia y con mi existencia, así que el universo me brindó la oportunidad de enfocar todas mis energías a dedicarme solamente al acompañamiento terapéutico. En cuanto se presentó la oportunidad, nuevamente dije: “sí, acepto, me lo merezco”.”
Con la experiencia de dos grupos de Guardiana del Gozo, me di cuenta, que no todo es miel sobre hojuelas. Las mujeres, como señala Edna, estamos impregnadas del “deber ser o hacer” y del “tener que”. Algunas se han sentido mal de no poder hacer las mujeres dinámicas diariamente, otras me dejan de hablar por vergüenza a que no han hecho todo. Hay agobio y pesar cuando no tienen tiempo o simplemente no les da la gana de hacer la dinámica por un día o dos.
“Gracias a esta experiencia confirmé mi certeza de que el Gozo requiere de acompañamiento, persistencia y sostén. Confieso que, cuando no tengo respuesta, me dan ganas de soltar la toalla. Sin embargo, mi propia experiencia y la de personas como Edna me dan la fuerza y la motivación para seguir con la forma en que estoy compartiendo y acompañando a las mujeres en la integración del gozo en sus vidas. No es fácil que coloquemos el goce como prioridad en nuestro día a día, pues significa dar un paso de la prohibición de otros a la permisividad que nos damos nosotras mismas. Como yo ya me di el permiso, ahora confirmo y reafirmo: tampoco es imposible gozar, y para eso están las cuatro iniciaciones de la Diosa Goza con mi acompañamiento”.
Así que aquí estoy y aquí seguiré gozando el goce de otras mujeres, lado a lado, mano a mano, en cada respiro, en cada movimiento, en cada mensaje, en cada miedo, en cada omisión y motivación, aquí estoy para, por y con las mujeres que quieran gozar, para darles el “empujón” como expresa Edna:
“Hoy después de brincar mis creencias y las creencias del inconsciente colectivo puedo decir que estoy en una época maravillosa de mi vida, haciendo lo que amo, amando lo que hago y viviendo de lo que puedo hacer apasionadamente con todo mi ser. Agradezco al universo que en el camino me ha “puesto” a los seres necesarios que me brindaron lo suficiente en cada época de mi vida y hoy puedo ser quien realmente soy desde mi ser. Gracias a Amaranta y a las Guardianas del Gozo por que fueron ese empujón para saltar del trampolín, ese empujón para salir del propio nido que me había creado, ese detonante para escucharme gozosa y amorosamente. Gracias, gracias, gracias”.