Revista Personae

DEJAR IR…

Un acto de valentía

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Un año que está por terminar y por tal razón, es necesario “dejar ir” lo que no permite avanzar en la vida de manera satisfactoria. Para contrarrestar los efectos, se puede iniciar practicando la siguiente afirmación: «Hago lo mejor con lo que tengo, alejo todo aquello que obstaculiza y frena mi vida de manera gratificante y plena». Para ello, es importante revisar qué se está cargando en la maleta  existencial, si pesa mucho, es momento de quitar lo que solo ocupa espacio. Por ejemplo, es como ir de viaje a la playa y llevar únicamente ropa de invierno. Se debe retirar lo que NO se requiere, para que se pueda viajar ligero, sin peso extra-emocional. 

Aprender a soltar es un camino lleno de baches, que representa un proceso de cambios y ajustes necesarios para transformar a la persona que se encuentra en una relación de pareja que no es sana, un trabajo que no le satisface… Los recuerdos pasados que le hacen daño. Creencias limitantes, etc. 

 

DEJAR IR… UN ACTO DE VALENTÍA

 

 

IDENTIFICAR LO QUE OCASIONA UN CAOS 

 

RELACIÓN DE PAREJA NO SANA

El aferrarse a una relación de pareja tóxica por miedo a la soledad, con el paso del tiempo cobra cara la factura, es mejor retirarse a tiempo antes de terminar con el corazón roto y mal enamorado. Entender que no se merece estar sumergido en un amorío negativo que puede dejar la autoestima dañada. 

El dolor de una ruptura de pareja solo se cura cerrando ese capítulo, pero antes, se debe esperar a que las heridas cicatricen y no permitir que la mente se estacione en el pasado, al no centrarse en un presente prometedor. 

Empezar a “dejar ir” ese sentimiento, con paciencia, sin acelerar el paso cuando las emociones están a flor de piel. Hay que meter el freno de mano y tomarse un descanso, elaborando el proceso de duelo y después, como el Ave Fénix, resurgir y brillar con los mejores colores. Con esa gran luz que irradia la mirada, al comprender que ese gran ser, merece vivir bien, al crecer y expandirse, y no olvidar que siempre, hay un proceso para sanar el corazón. Darle tiempo al tiempo y apostar a partir de esa experiencia por una mejor forma de vivir. 

 

TRABAJAR EN EL LUGAR EQUIVOCADO

Cuando un trabajo no es lo que se espera, la productividad del empleado puede disminuir al sentirse desmotivado y cada lunes vive una tortura al dirigirse a su lugar de trabajo, siendo presa del miedo, la frustración y la ansiedad. 

Con el paso del tiempo se puede tener, estrés laboral, insomnio, irritabilidad, mal humor, agotamiento, cardiopatías, trastornos digestivos, depresión, entre otros. En cuanto aparecen los primeros síntomas, es momento de tomar acciones al respecto y entender que no vale la pena continuar en un trabajo poco amigable. 

 

EL PASADO NO SE DEBE LLEVAR AL PRESENTE

Quedarse en el pasado y no querer cambiar la página es detenerse por el miedo a  vivir en el presente, es como traer piedras dentro de los zapatos que no permiten caminar con soltura. Comprender que el pasado ya se fue y es momento de situarte en el “aquí y el ahora”. Aprender de las experiencias que dejó y solo quedarse con los gratos recuerdos.

Hablar de lo ocurrido es imaginar que se ve una película en cámara lenta, lo importante, es saber escoger los géneros cinematográficos y no quedarse en la clasificación del terror, marcado por algún acontecimiento que dejó secuelas en los procesos, tanto inconscientes, como conscientes, y como,han influidoen los pensamientos de forma negativa, pero también, existen recuerdos de momentos gratos que traen consigo felicidad. En esa dualidad de vivencias del pasado que se han tenido, hay que ser selectivos en el instante en que se originan, para poder llegar a la mente y se elija la cinta que reconforte las emociones, las cuales, están conectadas al corazón. 

 

CREENCIAS LIMITANTES

Las creencias limitantes, no dejantomar riesgos y decisiones. Es como una nube mental que no permite ver del otro lado con claridad y su poder influye de manera negativa en los logros de las metas. Es como traer cargando una lápida amarrada en la espalda que cada vez se hace más pesada y la persona las considera como ciertas, mediante una dependencia mental y emocional. El lenguaje que emplea: No puedo. Merezco menos. Es muy difícil. No puedo hacer eso. No merezco que alguien me quiera. Por los problemas que tengo, soy así. Nací pobre y no puedo aspirar a más.

Toda creencia surge en la etapa infantil y la influencia de los padres es decisiva para construir un entorno sano y estimulante, o en caso contrario, puede afectar la personalidad del individuo y generar carencias limitantes. Una forma de cambiar una creencia es sustituirla por una positiva, que estimule y genere habilidades que influyan en los logros que el individuo se ha trazado. 

 

LOS PLANES PUEDEN CAMBIAR 

Cuando se hacen planes, se visualiza que habrá el resultado esperado, pero si el propósito o las circunstancias cambian, se debe estar dispuesto a ajustarlos y seguir con una actitud positiva de serenidad, buscando siempre las mejores opciones, sin aferrarse a lo que se considera el plan perfecto. Reconocer que existen otros caminos que llevan a un resultado mejor y solo es cuestión de desarrollar diferentes estrategias. 

En ocasiones se lleva más tiempo de lo esperado para que se logre y se puedan ver los frutos. Hay que aprender a ser pacientes y esto permite analizar cada paso que se da y poder garantizar buenos resultados. 

Hay planes que al dejarlos ir, es lo más recomendable, quizás en un inicio eran acordes a las necesidades, pero con el paso del tiempo han cambiado, y ahora hay que darle vuelta a la página.

 

DEJAR IR… UN ACTO DE VALENTÍA

 

“Dejar ir”, invita a desprenderse de afectos y apegos que precisan de fuerza de voluntad y coraje, para soltar todo aquello que genera dolor y sufrimiento, hasta agotar la paz interior y, quebrantar el espíritu, hasta sentirse vacío y carente de ánimo para seguir adelante. Es cuando surge el deseo en un acto de valentía, de transformarse y despedir lo que ya no es parte del mundo de la persona.

“El arte de vivir implica saber cuándo aferrarse y cuándo dejar ir”.

 

Psicoterapeuta Raquel Estrada

racheles_03@outlook.com

55-55035476

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Núm. 300 – Noviembre 2024