MIGRACIÓN, EL GRAN NEGOCIO-PAÍS
- REPORTE POLÍTICO
- enero 2023
- Juan Danell
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Exportar fuerza de trabajo hoy en día es un negocio-nación altamente rentable en el mundo moderno para los países pobres y los subdesarrollados, dado que las remesas que ello genera oxigenan las economías receptoras de éstas. Pero el mayor beneficio es para las naciones receptoras, pues esos ejércitos de mano de obra constituyen un pilar para sostener sus procesos productivos, activan mercados e inversiones. Es un hecho que las migraciones estimulan a corto plazo el crecimiento económico en el país de acogida e inciden en el aumento de los niveles de empleo. La fuerza de trabajo demuestra con esto ser la mercancía, la materia prima, más eficiente, valiosa y fundamental en la generación de riqueza.
En 2022, los flujos de remesas a los países de ingreso bajo y mediano se estima que llegaron a 626 mil millones de dólares, que significan una cifra superior a la de 2021, cuando fueron 597 mil millones. Esto de acuerdo con datos de Banco Mundial (BM), en las que se precisa que ello “supera el flujo de inversión extranjera directa y triplica la ayuda oficial para el desarrollo. Aunque el verdadero volumen de las remesas, incluidos los flujos no registrados a través de canales informales, es aún mayor”.
Por su tamaño, las remesas son un estabilizador económico fundamental para los países expulsores de mano de obra, así lo define David Malpass, presidente de Banco Mundial (06-12-2022): “las remesas son un salvavidas vital para los hogares de los países en desarrollo, especialmente para los más pobres”, afirma.
A nivel macroeconómico, las remesas tienen un efecto anticíclico, ya que reducen la volatilidad del crecimiento y ayudan a los países a adaptarse a las conmociones relacionadas con las políticas. A nivel microeconómico, permiten a los hogares pobres mejorar los resultados educativos y de salud de los niños, aumentar sus ahorros y gastar más en bienes de consumo durables y capital humano. Por lo tanto, deben celebrarse, alentarse y facilitarse, precisa Malpass.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publica documentos sobre el tema desde el año 2000. El Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2022 señala que “si comprendemos los cambios de escala, las tendencias emergentes y la evolución de las variables demográficas que traen consigo las transformaciones sociales y económicas mundiales causadas por fenómenos como la migración, entenderemos mejor los cambios del mundo en que vivimos y podremos planificar mejor el futuro. Según la estimación más reciente, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3.6 por ciento de la población mundial”. Esa cifra es más del doble de la registrada en 1990 (128 millones) y el triple de 1970.
Esta tendencia migratoria muestra la creciente asimetría en que se desarrollan los países y la extrapolación de dos bloques de naciones: los expulsores de fuerza de trabajo y los receptores. Los primeros con economías quebradas y gobiernos incapaces de resarcirlas, sin imaginación para estructurar planes y estrategias dirigidas a crear empleos suficientes y de calidad para satisfacer la demanda de puestos de trabajo, acordes a su crecimiento demográfico que cada año incorpora un número determinado de jóvenes al mercado laboral, que al no encontrar donde ocuparse inciden en el aumento de los índices de pobreza.
En este tenor, los organismos internacionales que se ocupan de documentar, estudiar e informar sobre este tema, señalan que en 2020 India, China, México, Filipinas y Egipto fueron los países principales de destino de las remesas, y en ello destacan India y China que se situaron en el primer y segundo lugar, respectivamente, con entradas superiores a 83 mil millones de dólares (el primero) y 59 mil millones de dólares (el segundo) de los Estados Unidos.
En el otro extremo están los países con altos ingresos de donde salen las remesas entre los que Estados Unidos ocupa desde hace décadas el primer lugar, y del que en 2020 significaron 68 mil millones de dólares, el segundo fue Emiratos Árabes Unidos con 43 mil 200 millones de dólares; el tercero, Arabia Saudí con 34 mil 600 millones de dólares; cuarto, Suiza con 27 mil 960 millones de dólares, y quinto, Alemania con 22 mil millones de dólares.
En este contexto cabe precisar que el crecimiento económico de los países proviene de los factores productivos con los cuales cuentan, es decir, mano de obra, capital y la productividad, que es la forma mediante la que se interrelacionan estos recursos. De esa forma, la migración constituye un aumento de uno de los factores de producción, la mano de obra, y puede permitir elevar la productividad total de las economías, con ello se incrementan las posibilidades de producción y en consecuencia el crecimiento potencial.
Así, por ejemplo, el aporte de los trabajadores mexicanos migrantes en Estados Unidos, en impuestos directos e indirectos a la economía estadounidense es muy superior a lo que envían a sus familiares en México, alrededor del doble. Cifras del Sistema de Información sobre Migración Internacional y Desarrollo (SIMDE) evidencian esto desde el año 2000. De acuerdo con su información, los migrantes mexicanos pagaron en impuestos en 2008 cerca de 53 mil millones de dólares, monto muy por encima de los 25 mil millones de dólares que enviaron por concepto de remesas. Además, muchos de los migrantes mexicanos son contribuidores netos ya que no reciben beneficios de la seguridad social. Cerca de 60% de los migrantes mexicanos no tienen acceso a servicios de salud. Además, en la mayoría de los casos, es de suponer que la preparación básica la recibieron en México.
En un documento de trabajo del Servicio de Estudios Económicos del Grupo BBVA, se explica que los aportes que los mexicanos han hecho a la economía de los Estados Unidos se reflejan en el crecimiento económico de ese país. Entre 1994 y 2008 el PIB del vecino del Norte creció a precios constantes de 2005 en 4.4 billones de dólares. Los mexicanos contribuyeron en 307 mil millones de dólares al crecimiento económico de la economía estadounidense, es decir, 7 por ciento de ese período.
En información de Banco de México, de septiembre de 2021 a agosto de 2022 “el flujo acumulado de los ingresos por remesas alcanzó 56 mil 579 millones de dólares, mayor al acumulado en el mismo periodo inmediato anterior, que fue de 56 mil 206 millones de dólares.
Las estadísticas, aunque conservadoras, hablan por sí mismas, del negocio que representa para los países la exportación de fuerza de trabajo expresada en las migraciones humanas, por cierto, mayor al del petróleo que según datos de Pemex en el primer semestre de 2022 sus exportaciones significaron 19 mil 650 millones de dólares y que en el mejor de los casos al cierre del año pudieron ser de 40 mil millones de dólares, muy por debajo de las cifras de las remesas.