Revista Personae

NOS HUNDIMOS, INUNDAMOS O PREPARAMOS

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Ahora que son temporadas vacacionales y que hay la oportunidad de visitar las maravillosas playas mexicanas, repasando los acontecimientos de este año que acabó, difícilmente pensamos en cómo estará este lugar en unos 20 o 50 años. Creemos que continuarán siendo paraísos con playas blancas, de arena como talco y aguas de todas las variantes del color azul posibles. Es un sueño pensar en vivir en esos lugares, pero el futuro puede ser muy desagradable para una cantidad importante de estos sitios en las costas del Caribe, así como en las costas del Pacífico de México. Pero, ¿qué les puede pasar a estas zonas? Existe una progresiva amenaza, silenciosa y muy lenta, que es el incremento en el nivel del mar. Dicha elevación de acuerdo con “NatureCommunications” puede ser de 0.6 a 2.1 metros en el transcurso del presente siglo, o sea de 0.6 a 2.1 cm por año. La cantidad parece pequeña, pero traerá graves consecuencias, ya que muchas ciudades se encuentran en ese rango de elevación, con respecto al nivel medio del mar. A nivel mundial, esas cifras representan que cerca de 200 millones de personas quedarían sin un lugar prácticamente habitable. ¿Cuáles son los estados más vulnerables ante este fenómeno en México? Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán. 

Ya hay países tomando acciones para mitigar el impacto de este fenómeno, silencioso y poco notorio, pero inminente, como lo reportó “Nature”, para el caso de la Isla de Galveston en Texas. Ya que, debido al paso de huracanes, sus constantes inundaciones provocan daños millonarios y con la elevación del mar, esto sería la ruina de la zona. La propuesta es un muro de 5 metros de altura de 70 Km de longitud, incluyendo enormes compuertas que bloquearían el canal que da acceso a la zona, con el mayor número de refinerías y plantas de industria química en el mundo, y en donde al final de dicho canal se encuentra la gran ciudad de Houston, protegiendo de esta forma a unos 6 millones de personas. El paso de huracanes en esta zona ha tenido consecuencias importantes, como en septiembre de 1900, cuando un huracán categoría 4, empujó el mar hacia Galveston con alturas de cerca de 5 metros, dejando 8,000 víctimas y siendo aún el desastre de origen natural con mayor número de víctimas en la historia de Estados Unidos, y por el número de víctimas, es cercano al sismo de 1985 en México, de acuerdo a cifras oficiales. 

El proyecto de los muros de 5 metros es desmesuradamente costoso US$31,000 Millones, el más grande que Cuerpo de Ingenieros de USA haya considerado. Por supuesto, no ha sido visto con buenos ojos, quien, en un lugar tan bello, quisiera tener un muro con esa altura, bloqueando la vista al inmenso mar, más todos los posibles daños y alteraciones ecológicas de la zona. ¿Vale la pena la cuantiosa inversión? Varios especialistas consideran que, sin esa protección, las tormentas de huracanes Categoría 4 y 5, en un lapso de 50 años, rebasarían ese monto, en daños. Otros investigadores consideran que el número de huracanes de Categoría 3 y más, incrementará en los próximos años, lo dice Gabriel Vecchi de Princeton University, un especialista del clima. 

El planeta se calienta por la emisión de gases de efecto invernadero, y esto hace que los polos, cubiertos por grandes extensiones de hielo, se derritan y que provoque el aumento en el nivel medio del mar. Nos quejamos del incremento, severidad y estragos de los huracanes en México, ¿Pero hacemos suficiente por no contribuir al efecto invernadero? ¿Estamos mejor preparados para notificar, alertar y atender emergencias por fenómenos ciclónicos? México se encuentra en una zona en donde en promedio un 85% del paso de huracanes en esta zona cada año, rosa o entra en sus costas.

Hemos aprendido no por las buenas, contamos con el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales (SIAT-CT), del 15 de mayo al 30 de noviembre es la temporada de Huracanes en México. Haciendo un paréntesis, la temporada de sismos es más extensa: 1 de enero a 31 de diciembre. El SIAT-CT, puede dar aviso hasta 72 horas, de la posibilidad de un Ciclón o Huracán, y con mucha seguridad de su Categoría y zona de impacto, con 6 horas de anticipación. Pero en la parte preventiva, no avanzamos mucho, al igual que el resto del mundo, no consideramos disminuir el consumo de energía, que está altamente relacionado con la quema de combustibles fósiles, que añaden al efecto del calentamiento. ¿Construir muros en costas mexicanas, sujetas al incremento del nivel del mar? ¿Quién querrá ir a un hotel del impresionante Caribe Mexicano, con un muro al frente? La actual refinería de Dos Bocas tiene contemplado entre sus pendientes, un muro de protección contra inundaciones de al menos dos metros, ¿Y si no es suficiente? Tendremos una refinería no inundada, pero y el resto de la población qué hará, ¿Podrá trabajar si se inunda su casa? 

Entonces la solución es mitigar el efecto invernadero, necesitamos entender los procesos en los que participamos, sin darnos cuenta, que contribuyen a este efecto. La globalización nos ha beneficiado en el intercambio de bienes de muchos países, algunos muy lejanos. Al consumirlos, no nos damos cuenta de lo que implicó y costó el gasto energético, para que ese bien llegara a nuestras manos. Sí en lugar de poner en los productos alimenticios las etiquetas negras que dicen “exceso de sal”, ponemos, con otro color y algo atractivo, “exceso de consumo energético en su producción”, ¿Nos ayudaría a tomar conciencia? ¿Son los jóvenes los que abrazan estas causas? Si buscamos el uso de energías renovables, como lo ha hecho Costa Rica, produciendo, por 6 año consecutivo, 98% de la energía eléctrica con fuentes renovables, mientras que México de acuerdo con cifras de SIE-SENER, entre enero y abril de este año generó sólo el 18.6 con energías limpias. Esta tendencia se ha mantenido en México, por los últimos 10 años.

La próxima ocasión que estemos en una playa del Caribe u otras regiones de México, pensemos en qué pasaría si en ese lugar el mar se elevará entre medio metro y 2.1 metros, ¿Nos cubriría el agua? ¿Se acabaría la playa y las edificaciones? También la próxima ocasión que tengamos que encender la luz, o manejar a un destino en nuestro propio vehículo, ¿Qué podríamos hacer para disminuir ese consumo? ¿Cómo ayudamos a nuestros gobiernos a disminuir la generación de energía eléctrica con energías “sucias” o contaminantes? Prevenir ahora, será de un gran beneficio en años venideros.

 

Carlos Miguel Valdés González

 

 

Nos hundimos, inundamos o preparamos

 

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POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024