Revista Personae

LA DUALIDAD EN LA SEXUALIDAD

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Reflexiona solo un poco, aunque sea con respecto al título de este escrito. ¿Qué es para ti la dualidad? y qué significa para ti, la dualidad en la sexualidad. Si has pensado que la dualidad consiste en la separación de los sexos, en cuanto a su género, mujer – hombre, en términos generales tienes razón en parte. Sin embargo, la dualidad, básicamente, consiste en los dos extremos de diferentes aspectos de la vida, por ejemplo: hemisferio derecho – hemisferio izquierdo, mente – corazón, hombre – mujer, sacerdote – pecador, día – noche, amor – sexualidad, conciencia – sabiduría, bueno – malo, razón – magia, etc.

 

En el caso concreto de la dualidad en la sexualidad es muy importante que comprendas que dentro de ti mismo/a existe dualidad sexual porque, de alguna manera, tanto la perversión y la creatividad; la represión y el desenfreno; la pasión y la apatía, la sobreexcitación y la impotencia, el deseo desenfrenado y la calma; la agresividad y la pasividad, el sexo y el amor, la pertenencia y la libertad; el coraje y la alegría como también el ruido y el silencio y la obsesión y la felicidad  son todos aspectos de aparentes polos opuestos de la energía sexual.

 

El asunto aquí es, mientras no seas consciente de que todo ello y otros aspectos tanto de pensamientos, emociones como de comportamientos sexuales yacen dentro tuyo, las posibilidades de que reconozcas, asumas, afrontes y disuelvas tus dualidades para que surja, en consecuencia, la transmutación y transformación en tu vida sexual, disminuyen de forma considerable.

 

Cuando disuelves las dualidades de tu vida sexual sabes por instinto, intuición y percepción, que ambos extremos del mismo aspecto son sagrados puesto que te han permitido darte cuenta de que gracias a uno de los extremos has conocido y valorado el otro, entonces, por un lado, dejas de repeler y rechazar lo que consideras como repulsivo u obsesionante sexualmente hablando y, por otro lado, dejas de desear y obsesionarte por lo que consideras agradable y bello en tu vida sexual, porque se ha generado una tercera fuerza que es el resultado de la disolución y unión de las polaridades de tu vida sexual. Esto te permite “observar desde lo alto”, es decir, desde el vértice que cierra el triángulo, que es en el tres donde se despierta realmente tu consciencia sexual y comprendes, desde tu ser esencial, que todos los aspectos, experiencias y vivencias de tu sexualidad son sagrados, pues reconoces que hay bondad en la maldad y maldad en la bondad.

 

El miedo fundamental que se presenta en nuestras vidas es el miedo a dejar de existir. En la sexualidad es por ello por lo que la personalidad del ego se afianza y se defiende con uñas y dientes para no disolverse. No obstante, se producen fugas de energía durante nuestra vida sexual que se dan ya sea por la represión, el exceso de masturbación, abusos sexuales, violaciones, incestos, experiencias muy negativas ya sea con lo masculino o con lo femenino, separaciones, divorcios, abandonos, rechazos, imposiciones, dominio, control, rivalidad, anulación, etc., que por rechazarlas sin afrontarlas, sanarlas y disolverlas se van transformando en muros a nuestro alrededor que nos limitan e impiden que nos vinculemos con el amor, el sentimiento, el placer, la pasión y el deseo que conducen al éxtasis, la creatividad y la plenitud de ser perfectos/as tal y como somos, en libertad y autenticidad viviendo verdaderamente la espiritualidad de la sexualidad (ojo, no estoy hablando de religiosidad como instituciones de lo que debe o no debe ser en la sexualidad).

 

LA DUALIDAD EN LA SEXUALIDAD

 

Cuando te decides a profundizar en tu vida sexual y das un salto al vacío en las aguas fangosas donde yacen tus temores, tus deseos ocultos, tus anhelos de paz, tus secretos sexuales y tus emociones desconocidas, entonces, estás dispuesto/a a disolverte y perderte en el inmenso mar de la energía sexual que te integra en un movimiento de vida muchísimo más grande de lo que tu imaginación siquiera pueda vislumbrar. Por ello, esta es una elección totalmente individual, personal y requiere la disolución de tu ego sexual, aquél que te define y te clasifica dentro de algún rango, nivel o como lo quieras llamar y te hace creer que ése/a eres tú, a tal punto, que no puedes percibirte de alguna otra manera.

 

Las personas que viven ya en la tercera fuerza de la energía sexual, es decir, que profundizan tanto en la sombra como en la luz de su vida sexual integrando en ellas mismas estas dos polaridades como sagradas, armónicas y balanceadas en una danza erótica, sensual, exótica y extasiante con la vida misma, entonces emanan e irradian una energía de absoluta presencia en todos los lugares a donde llegan y sus palabras y acciones están impregnadas y plasmadas de esa energía sexual tan sutil y al mismo tiempo tan profundamente fuerte que todo lo que expresan está revitalizado ya que hablan desde su ser sexual esencial y natural.

 

Las poses, los modismos, las modas, lo que debe o no debe ser, lo que puede o no puede ser, lo que se sabe o no se sabe y lo que se tiene o no se tiene sexualmente hablando, pertenecen a la personalidad formada por el ego y, por lo tanto, no pasan nunca al ser sexual esencial ya que todos estos aspectos se mantienen en el estado de las dualidades sexuales, de las polaridades separadas y divididas. Todo ello cargado de buenos deseos, palabras bellas, acciones aparentemente seductoras, emociones desbordadas de pasión, pensamientos de elevación de la energía sexual y tantas otras variables superficiales, sin embargo, sin la potencia, la presencia y el dinamismo que implica la energía sexual que se genera desde el ser esencial.

 

LA DUALIDAD EN LA SEXUALIDAD

 

La tercera fuerza de la energía sexual, en la cual la consciencia sexual despierta es verdaderamente posible, te conduce, entre otras cosas, al silencio y al vacío. Un silencio en el que has abandonado tu personalidad, tus preocupaciones, conflictos, angustias y deseos porque has soltado las resistencias En cuanto al vacío, es un vacío que no produce ansiedad, miedo, preocupación u obsesiones porque no es un vacío estéril, todo lo contrario, es creador, generador de proyectos, sensaciones, experiencias nutritivas, es tan poderoso que te hace uno/a con todas las cosas.

Muy importante es, por un lado, el respeto por el proceso de vida sexual que cada persona lleva y por otro, la libertad de elegir qué tipo de vida sexual es la que se quiere vivir ya sea el determinarse a profundizar más allá de las dualidades o, el permanecer y defender la personalidad sexual del ego lo que por supuesto genera que unos/as y otros/as vibren en frecuencias diferentes y se muevan en ámbitos diferentes.

Las personas que han decidido vivir disolviendo sus dualidades sexuales aprenden a unir consciencia y energía integrando su lado femenino y masculino dentro de sí mismas porque saben, instintivamente, que la unión sexual se tiene que dar primero dentro de cada ser humano sea mujer u hombre, para que esa unión se pueda dar fuera.

La forma en que tratas a las mujeres tiene que ver directamente con la forma en que tratas, percibes y amas a la mujer que llevas dentro, aunque seas hombre. Si tú amas verdaderamente a la mujer, a la diosa que llevas dentro, entonces, no violentas lo femenino porque lo respetas. Lo mismo y en su forma equivalente ocurre con los hombres, aunque tú seas mujer. La forma como tratas a los hombres tiene relación directa con la forma que tratas, percibes y amas al hombre, al dios que llevas dentro. Por lo tanto, si verdaderamente amas al hombre que llevas dentro, no violentas a lo masculino porque lo respetas.

La dualidad mujer vs, hombre se debe de resolver primero en el interior de cada mujer y de cada hombre para que realmente se pueda despertar la consciencia sexual individual que surge, como ya lo he mencionado, de la disolución y unión de la polaridad.

Es imprescindible que te vuelvas a reconectar con la naturaleza de la sexualidad y de la vida y al mismo tiempo, que disuelvas la división sexual en la que actualmente te vives.

Podrías empezar por cambiar el mito de la fecundación y observarlo desde otra perspectiva para poder transformarlo..

Si en lugar de que la fecundación sea una lucha entre los espermatozoides para conquistar al óvulo, que tal si se trata, más bien, de una cooperación mutua entre lo femenino y lo masculino al servicio de la consciencia sexual ya que son la base fundamental de la vida en este mundo. Con esta visión renovada de la fecundación, lo masculino (espermatozoides) se lanza al mundo (canal vaginal) y lo femenino (el óvulo) voltea su mirada hacia lo masculino (esperma) apelando a sus deseos favorablemente y, mediante el orgasmo femenino, se facilita el camino de los espermatozoides hacia la trompa y éstos, se ayudan entre sí para darle paso al espermatozoide más apto para fecundar al óvulo quien lo absorbe con respeto y delicadeza y no lucha.

Con este tipo de unión se da la fecundación de un nuevo ser humano más consciente y con mejores posibilidades de vivir en plenitud.  Con esta visión de la fecundación tanto lo femenino como lo masculino juegan roles activos y receptivos a la vez.

Todo lo masculino, básicamente, es el impulso y todo lo femenino, básicamente, es la generación. Por lo tanto, son polos opuestos y complementarios. Mediante el impulso del hombre la mujer genera y mediante la generación de la mujer el hombre se siente impulsado. Así se crea, se co – crea, se proyecta, se irradia y se evoluciona en una espiral de energía sexual ascendente.

Psic. Jaquelin Machado Garduño /// Facebook: Sexualidad Sagrada

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Jaquelin Machado

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Núm. 300 – Noviembre 2024