Revista Personae

JOSÉ REVELES

Maestro del periodismo de investigación

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Hablar de José Reveles es reconocer a un maestro del periodismo de investigación quien en más de medio siglo ha desentrañado un sinnúmero de casos de corrupción, mismos que ha expuesto en medios como Excelsior, Proceso, El Financiero, diarios que se vieron enriquecidos con sus investigaciones que hoy encuentran cabida, principalmente, en libros como “Necropolítica y narcogobierno. Nuevas dinámicas de poder en México”, el más reciente.

 

Charlamos sobre el periodismo de investigación donde expone: “Se había dejado de hacer este tipo de periodismo porque los medios tradicionales perdieron el interés porque hacerlo cuesta es caro. O sea, no solo es voluntad política y periodística, sino que tienes que destinar más tiempo, pagarles a los periodistas que no estén haciendo la nota diaria, sino que estén solamente dedicados a un tema de profundidad. Eso empezó a dejar de existir”.

 

José Reveles

 

Refiere: “En El Financiero, siendo un periódico de corte de finanzas, de economía, de negocios, hacíamos los fines de semana investigación periodística sobre temas actuales de investigación, de la delincuencia organizada, la corrupción, etcétera. Llegamos a ser hasta ocho periodistas de investigación de un solo golpe, llegamos a dar, incluso, algunos golpes importantes en el sentido de ganar exclusivas como cuando iban a detener a Raúl Salinas de Gortari. Temas de corrupción y narcotráfico, los empezamos a tratar, de tal manera que el periódico se vio obligado a sacar una edición de fin de semana”.

 

“Televisa mismo, en esa época, entendió que el periodismo de profundidad le daba audiencia y estuvo noticiario que dirigió Ricardo Rocha, Detrás de la noticia, pero después lo hizo a un lado y el día que asesinaron Paco Stanley, Rocha ya no pudo entrar a la cabina, le cerraron con candado, no pudo hacer su noticiario y ya después se fue y lo hizo por su cuenta, en su propio espacio que generó fuera de televisión”, complementa.

 

Sin embargo, reconoce que aún hay opciones: “Ahora en las redes existe un periodismo investigativo que ya no es en solitario, se hace en equipo, colaboran varios medios, varios reporteros de varios medios para hacerlo. Esto se dio, por ejemplo, con los papeles de Wikileaks, todo este material que dio Julian Assange, que se repartieron entre muchos periódicos porque era muchísimo material. Afortunadamente, sí existen grupos de periodistas como Periodistas de a pie, que sobre todo eran mujeres, que hacían investigación y que han ganado muchos premios. Ahí está Daniela Rea, Marcela Turati, estas mujeres que han llevado sus investigaciones hasta hacer grandes reportajes que se publican en varios medios simultáneamente y también se traducen en libros. Varias de las investigaciones desembocan en libros porque no cabe un gran reportaje en un medio. Las editoriales le dan mucha importancia al periodismo de investigación y lo convierten en libros, es como algunos que fuimos periodistas de investigación hacemos nuestro trabajo para concluirlo en libros. Ahora hay libros sobre el tema de García Luna, de Paco Cruz que es El señor de la muerte o de otros autores como Ricardo Rabelo, como la propia Anabel Hernández, aunque últimamente ha usado mucho el tema del anonimato y eso le quita un poco de seriedad”.

 

Advierte: “Creo que sí hace falta que se haga uno responsable de lo que publique, mediante documentos, mediante no abusar del anonimato, porque eso es muy fácil; entonces, tú puedes acusar a quien se te antoje y no te haces responsable porque no estás dando una fuente. Si tienes documentos, una investigación real, exhibes las pruebas, eso ya tiene más seriedad. Hay que ser siempre serios, no ir con un periodismo solamente de denuncia, porque alguien te lo dijo, pero que tú no cruzas la información para corroborar, para confirmarla, para consolidarla y entonces te quedas a medio camino”.

 

En ese sentido, le comento que veo inundados los medios nacionales de puras reacciones a las conferencias mañaneras presidenciales, reconoce: “Sí estamos reciclando información, haciendo una especie de réplica de lo que ya se ha dicho. Simplemente, opinando más que dando datos duros, el periodismo son datos duros; en la medida en que tú apeles a ellos, tiene más valor. Dice Tomás Eloy Martínez ‘lo más importante es que donde incluso los documentos establecen una verdad, el periodismo tiene que dudar, tiene que hacer preguntas, tiene que entablar una pregunta’ y, a partir de preguntar y preguntar, tú tienes que llegar a una verdad, desentrañar lo que hay detrás de las verdades oficiales, sobre todo”.

 

Ahonda en un concepto central de nuestro oficio, al que muchos han renunciado: “Tú tratas de acercarte a la verdad, a lo más lo más cercano a una verdad, porque no hay verdades absolutas; pero si una de las misiones del periodismo es exactamente buscar la verdad, es darle a la gente no sólo lo que desea, sino lo que sí le ayude a comprender la realidad; sobre todo en casos, por ejemplo, de corruptelas y que se puedan fundar, que se puedan hacer aseveraciones que se acerquen justamente a esa verdad. Por ejemplo, en el caso muy reciente de Genaro García Luna, muchos periodistas hicimos nuestro trabajo, antes de que lo capturaran en Estados Unidos; pero la autoridad no hizo caso a los avisos de que había una gran corrupción y de que había una protección al cártel de Sinaloa desde la policía federal”.

 

Nos habla del título de su libro en circulación, Necropolítica y narcogobierno: “No es muy conocida la filosofía de Achille Mbembe que es el filósofo camerunés que desarrolló esta teoría, pero que yo descubrí que estaba todo esto detrás de las acciones, en tiempos de Calderón, donde se le hacía un servicio al cártel de Sinaloa, incluían trasiego de droga, pero también asesinatos de los enemigos. Se pasó de proteger y favorecer a un cártel como el de Sinaloa, a ayudarlo en su trabajo de muerte, de eliminación de enemigos y estuvo el tema de sacrificar a muchísimos en los altares mediáticos que, como el pan de cada día este de la época, se presentaban presuntos asesinos, secuestradores, etcétera y al final no se le daba seguimiento y esa gente a los dos tres meses ya estaba libre. Lo que nos ha faltado es que el periodismo sea riguroso, que no se quede en el momento de la denuncia, sino que le dé seguimiento y pueda confirmar si las cosas fueron como se dijo que habían sido”.

 

La pregunta que me parece pertinente es sí el narcotráfico sigue infiltrado en los ámbitos gubernamentales, expone: “Desgraciadamente, es una verdad que no hay posibilidad de que exista el narcotráfico, la delincuencia organizada, sin la participación, protección y sobornos por parte del gobierno. Lo estamos viendo en este momento, justamente en Sinaloa donde es increíble que estemos cumpliendo tres meses de que se supone que fue secuestrado el Mayor Zambada por su propio ahijado, pero que el Mayo escribió en ese en esos días habían matado al exrector Héctor Melesio Cuén Ojeda y las autoridades de Sinaloa fueron capaces de hacer un montaje de una camioneta que era atacada en una gasolinera en donde se supone que habrían matado a Héctor Melesio Cuén Ojeda. Ahora sabemos que no fue ahí donde fue asesinado, sino en Huertos del Pedregal donde El Mayo fue sometido y también están desaparecidos dos escoltas de El Mayo, por cierto, uno era policía activo y otro había sido policía 20 años antes, lo cual te habla de la colusión de las autoridades, su simbiosis con traficantes. No es posible que todavía no sepamos qué fue lo que realmente ocurrió y que nos mintieron al grado de que el gobernador Rocha Moya dijo que estaba fuera del país ese día y ahora se descubre que no es cierto, que no salió del país. Es realmente increíble que no sepamos qué va a pasar a estas alturas. Yo creo que ahí haría falta un buen periodismo de investigación, al principio lo hubo, dijeron lo del ataque a los escoltas de Mayo, etcétera, etcétera dos periodistas que para mí merecen respeto y credibilidad”.

 

José Reveles

 

Ejemplifica: “Como un ejemplo de lo que a veces los periodistas no logramos, ante la opinión pública, me acuerdo mucho los granadazos de Morelia que ocurrieron el 15 de septiembre de 2008. El que realmente fabricó que fueron unos cuates que estuvieron detenidos, tres, fue Arturo Acosta Chaparro, un general represivo de la época de la guerra sucia; pero que después de salir de la cárcel, después de ser investigado por narcotráfico y por homicidio calificado por los vuelos de la muerte, lo rescata Calderón y se lo lleva a hacer su embajador plenipotenciario ante todos los capos de la droga, él es el que le junta a todos los Calderón, pudo conversar con el Mayo Zambada,  con El Chapo, con el Z40, con los Arellanos, con los Beltrán, con todos pudo dialogar, no sé para qué, algún día lo vamos a descubrir, a lo mejor hasta para pedir una cuota; no lo sé, o establecer rutas para disminuir la violencia, sería lo más bondadoso que podía pensarse; pero, bueno, ahí estaban Juan Camilo, el propio Acosta Chaparro, José Luis Santiago Vasconcelos  y nunca supimos de qué hablaron. Bueno, resulta que inventó a los tres que estuvieron en la cárcel, la familia misma, declaró que estaban en Lázaro Cárdenas, a muchos kilómetros de distancia y no pudieron haber sido ellos los que atacaron a la multitud en lo que se podría llamar el primer acto de terrorismo este contra una multitud, pero era la justificación para decir que ya había narcoterrorismo, era parte de la guerra de Calderón. Ahora que salieron libres, porque el juez encontró que ellos no fueron, resulta que no hay culpable, no hay nadie en este país culpable de las granadas, ya hasta se murió Acosta Chapado y no pasó nada”.

 

Para concluir reconoce la complicidad de los medios en los montajes de la autoridad: “Ahí se presentó un tipo con bata de hospital y con cinco costillas rotas, Rosas Elicea me acuerdo, y nadie lo denunció. También se presentó a Israel Vallarta, cuando lo capturaron, lo estaba torturando Luis Cárdenas frente a las cámaras, ahí los periodistas fuimos culpables de no delatarlo, de no denunciarlo y un poco cómplices por permitir que ocurriera todos los días en la televisión y fuera una especie de gran medalla, gran triunfo de la autoridad. Creo que es ahí donde nos hace falta un poco de autocrítica”.

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