LOS PENDIENTES DE TU CUERPO
¡Tócate ahí!- PSICOLOGÍA
- junio 2020
- Amaranta Méndez
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En nuestra sociedad estamos acostumbrados a nombrar lo “innombrable” con otras palabras, como si eso ocultara el sol con un dedo o quitara su sentido negativo. Te pongo un ejemplo: ¿Qué pensaste cuando leíste “tócate ahí”? No es que sea adivina pero estoy casi segura lo que tienes en mente.
Me encanta jugar con las palabras, muy a pesar de algunas personas dedicadas a las letras, la literatura o la lingüística. No puedo evitar jugar con ellas. Esta vez vamos a romper el tabú de “ahí”. Cuando escuchamos o decimos “ahí”, en referencia al cuerpo, nos estamos refiriendo a los genitales o a alguna zona erógena.
Esta ves me refiero de manera más amplia a un “ahí” corporal, donde tú quieras, no tienen que ser tus genitales necesariamente.
Tócate ahí: las orejas, el cabello, la cara, los pies, los genitales, los brazos, el vientre… ¡LO QUE TÚ QUIERAS!
En estos tiempos de pandemia y encierro, he visto, leído y escuchado muchas iniciativas. La mayoría de ellas muy interesantes, importantes, intelectuales, divertidas, saludables, místicas, sexuales, respetables, etc. Y veo un hueco en la mayoría: ¡No he visto una propuesta que invite a tocarse el cuerpo, acariciarse o masajearse!
Por lo mismo, mi propuesta es que toques tu cuerpo. Este momento que estamos viviendo lo requiere por la falta de contacto con los demás. Es una oportunidad para tener contacto contigo misma, mismo, misme, indistintamente de nuestro género o sexo. Aunque tampoco hay que esperar a no poder tener contacto con otros cuerpos, antes, durante o después de la pandemia es necesario hacerlo. Por ti, para ti y contigo:
¡Tócate ahí!
Tocarte es una forma de autoexploración, autoconocimiento y autoamor, los tres pilares de mi filosofía de vida y de mis sesiones de acompañamiento. Amándote amas también a las personas que te importan porque así puedes darles lo mejor de ti.
El estar recibiendo constantemente noticias de la situación, del COVID-19, de la economía, de “la curva de contagio”, etc., nos expone a un estrés que después no sabemos cómo liberar de nuestro ser, de las distintas partes corporales de nuestro Ser.
Por eso, toca tu cuerpo. Tal vez tu cabeza esté saturada de tanta noticia o tanto trabajo en la computadora, dale un descanso y con tus yemas de los dedos masajea tu cuero cabelludo. Cepilla suavemente tu cabello mientras te ves al espejo.
Si lo que te duele es la cara porque has perdido las ganas de reír, porque no has platicado con alguien lo suficiente, porque estás demasiado estresada, toma una crema o aceite de tu preferencia y acaricia la piel de tu cara, dale un masaje a tu frente, pómulos, mandíbula, sienes.
Tal vez sientas el peso del mundo en tus hombros y están rígidos o duelen, dales un masajito o pídele a alguien en tu casa que lo haga. En estos casos, hasta el aceite de cocina, en caso de no tener uno para el cuerpo, puede servir para que tus manos resbalen sobre tus contracturados hombros.
¿Es tu zona lumbar y tu cóxis los que duelen por llevar tanto tiempo sentado frente a la computadora? Coloca tus manos en esa zona, frota, acaricia, incluso háblale para que se relaje.
Hay algo con lo que puedes comenzar esta aventura de “tocarte ahí”: acaricia toda tu piel, comienza por tus pies, puede ser a secas o con alguna crema o aceite que te guste o que tengas a la mano. Acaricia cada centímetro de tu piel mientras sonríes aún sin ganas. Sonreír es un ejercicio de gesticulación, que, aunque no tengas ganas, te sacará una sonrisa espontánea y con esto liberarás serotonina, la hormona de la felicidad. Sigue recorriendo toda tu piel, centímetro a centímetro, poro a poro. Conoce tus líneas rectas, las curvas, tus concavidades y prominencias. Siente la textura de tu piel, su temperatura, su consistencia. Puede ser que sólo pases las yemas de tus dedos apenas tocándote, rosándote o prueba con un poco más de presión. ¡Experimenta!
¿Qué tal una primera sesión de sólo roces a tu piel? ¿Por qué no una segunda sesión de caricias? Y ¿una tercera sesión de pellizquitos suavecitos? Prueba con una sesión de suaves cosquillas para ver cómo responde tu piel. ¿La has probado? Juega a tocar con tu lengua algunas zonas para que conozcas las texturas desde ese lugar de tu cuerpo, tendrás mucha información. Emplea tu imaginación y tócate.
También puedes hacer ciertas respiraciones como si estuvieras carcajeando, eso masajea tu diafragma y beneficia los órganos internos de esa zona, tu estómago, tus pulmones, tus intestinos, por ejemplo. Hace falta reír más a pesar de la adversidad, carcajear.
Regálate unos momentos en tu día a día para acariciarte o masajearte, tu cuerpo te lo agradecerá y te sentirás menos estresada. Aprovecha esta oportunidad, tómalo como un pretexto para tocarte ahí, donde quiera que tu cuerpo lo esté pidiendo.
No te abandones, tócate ahí.
Espera muy pronto mi taller virtual de Psicocorporalidad “¡Tócate ahí!”
Para más información entra a mi blog: ammarte.org
Fb: Ammarte Tierra
Ammaranta Medina Méndez
SALUD
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