Revista Personae

EL RESURGIR DE AIDA EMART

Pinceladas de miel

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Honrar el pasado para tomar fuerza para el presente. Ha sido una entrevista entre la añoranza y la nostalgia, entre recordar los grandes momentos y pegarlos como se hace con el kintsugi, solo que, en lugar de oro, en esta ocasión se hace con pinceladas de “miel”, es decir, con amor, con un amor puro y real, y así comenzamos la entrevista con nuestra querida Maestra Aída Emart.

Es una conversación en la que reconocemos la trayectoria de Aída como artista y como persona, tal como ella lo menciona, Aída es una, no separa su profesión y su gusto con lo que es ella como individuo. Está en etapa de reconstrucción, por lo que este texto también será un homenaje con quien compartió dos décadas de su vida, al “presidente del sindicato de estibadores, museógrafos y cargadores del Jardín del Arte” -y aún le roba una sonrisa mencionar el título que se inventó- su adorado, bromista, detallista e ingenioso Antonio Mayer, su mielamor.

 

El resurgir de Aida Emart

 

Ambos eran la inspiración del otro y en el caso de la Maestra Aída lo constatamos con su obra “Fridita y los Xolobrijes”, que por el simple hecho de verla, provoca alegría, nos cambia el chip, y menciono esto, porque en la oficina de nuestro director general, Ramón Zurita, el cuadro que nos recibía cada día, con cada junta era un «Aída Emart» que nos alegraba la mañana, la tarde y la noche antes de salir, una inspiración que nos transmite nuestra entrevistada.

 

La pintura es el silencio del pensamiento y son las pinceladas los latidos del corazón… La vida sigue su curso, y desde hace cuatro años, se encuentra con en esta lucha del duelo, que también se ha visto reflejado en la inspiración, lo que no ha resultado sencillo, pero, de esta manera se abrió a la posibilidad de hacer algo más íntimo, una introspección y combinar los lienzos con la intervención de libros, los libros objeto -que puedo decir, desde una perspectiva muy personal, que nos comparte un gran mensaje: pese a que hay historias que están escritas éstas pueden reinventarse, pueden sobrescribirse, sobre-dibujarse y enriquecerse para crear otra, una alterna, y quien guste quedarse con la primera impresión, tiene la oportunidad de hacerlo; quien elija la segunda, también, pero quien decida disfrutar ambas, tendrá lo mejor de ambas historias y hacerla suya o tal vez, decida ir mucho más profundo descubriendo los secretos ocultos del autor…

 

Estos libros que has intervenido, ¿son cualquier libro o tienen algo en especial?

Este libro lo escribió William ‘Willie’ Mayer, el abuelo de mi Mielamor. El título es Early travellers in Mexico: 1534-1816 (México, 1961), es una publicación que imprimió el papá de Toño y su tío. Era un libro que para mí que en ese momento no significaba nada, pero, cuando Toño muere, me los regresaron, me regresaron varias cajas… Tras 20 años de compartir nuestras historias, y ahora el que él no esté, pues simplemente no podía pintar y los empecé a intervenir… Muchos ratos de mi vida he tratado de conectar, de resignificar mi día… Lo extraño”.

 

El resurgir de Aida Emart

 

“Diario dibujaba y ahora ya no, aún no tengo tantas fuerzas sin mi amor”. Conversamos sobre los duelos, donde los tiempos para cada uno son distintos, y fue en este proceso cuando comenzó con los collages: “Es el libro náufrago porque es de viajeros, porque así se les llamó a los primeros viajeros en México. Entonces yo decía, ese libro naufragó por distintos temas, entonces he llamado Libro Náufrago a esta serie…”.

 

*Como anotación histórica, Willie recorrió México como agente viajero: fue testigo de la Revolución, de sus personajes, comparten que conoció a su esposa en El Paso mientras ella y su madre se refugiaban durante uno de los asaltos de Pancho Villa a la ciudad de Chihuahua… Fundó el Club Rotario, promovió la carretera Tehuacán-Córdoba y en 1927, produjo los filmes El tren fantasma y El puño de hierro.

 

Egresada de La Esmeralda, tuvo maestros como Ignacio Ortiz quien la introdujo a la obra de Picasso, que al paso del tiempo se convirtió en una influencia de movimiento y una referencia en su obra. También recordó a su maestra de Historia del Arte, María Elena Altamirano, nada menos que nieta de José María Velasco, el máximo exponente del paisajismo nacional, y esto nos lleva a una de sus más recientes obras que aún está en proceso: “Recuerdas cuando comenzó el Popocatépetl con las erupciones, me dije, voy a hacer un cuadro del volcán…”. Admite que le hace falta la chispa de su vida para que encienda, sin embargo, esta chispa no siempre enciende. Como simple mortal podríamos decir que el cuadro ya está terminado, pero ante su visión perfeccionista, señala que aún le hacen falta muchas cosas, al observarlo, notamos los muchísimos detalles con los que cuenta, tales como el volcán humeando, un volcán dentro del volcán se trata de esos cuadros que hay que ver detenidamente y dejarse sorprender y captar la esencia.

 

Recordó el día que nos conocimos en Casa Tabasco “Carlos Pellicer”, fue en el 2016, con una exposición denominada “Tradiciones de amor” y el tema central eran las Friditas en todas sus presentaciones, unas jugando, otras recargadas, con sonrisas como rebanadas de sandías, estas últimas, aún prevalecen en su obra al igual que el xoloitzcuintle y justo aquel día la maestra Aída Emart estaba muy emocionada, porque los habían declarado Patrimonio Cultural y Símbolo de la Ciudad de México. Los Xolos, además de plasmarlos en coloridos lienzos, también han formado parte de su vida como fue el caso de la Princesa Azteca, y ahora le acompaña en su día a día el juguetón de Caxi, un xolo con pelo negro y una mirada que derrite, y es el encargado de obligarla a jugar a la pelota todos los días y, por supuesto, también a incluirlos en sus cuadros, recientemente hay un autorretrato, ella con su sombrero y Caxi volteando a dos lugares a la vez.

 

“Es Caxi, porque es Caxi (casi) xolo, no por un pelito, sino por muchos pelitos (carcajadas)… Ve cómo la vida te cambia, yo quería seguir teniendo una xolo sin pelo y no hay xolo, quería seguir teniendo a mi amor, y pues no… Yo hablo mucho, y considero que la obra es igual que yo, pero antes yo tenía quien me interrumpiera con besitos, palabras, chistes y de repente, ahora estoy yo con mi diálogo interior así, así, así, más aparte con mi ruptura, siento que se me complicó la obra, aparte de que me atoré, porque el duelo te lleva por un túnel hacia la nada, el duelo es una cosa muy difícil y algunos pintores sí pueden hacer catarsis, yo no… Yo no soy dos personas, el yo pintora y el yo Aída, yo soy Aída-pintora, soy una sola cosa, cuando se va el Nosotros, ya no somos nosotros ni nada… Perdí y fue cuando comencé a hacer estos libritos como obra personal…”.

Como artista ha realizado 25 exposiciones individuales y ha estado en su adorado Jardín del Arte desde hace muchos años. Hasta noviembre se estuvo exhibiendo un cuadro en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec “Una, dos, tres por Cuca y todas las compañeras”, mixta sobre tela, año 2021. Las mujeres y las niñas han jugado un papel importante dentro de la obra de la Maestra Aída Emart.

 

El resurgir de Aida Emart

 

Aída Emart es una enamorada del arte mesoamericano, en este recorrido por su trayectoria, rememora a La Esmeralda, los lugares que visitaron como parte de su formación, como fueron el Museo Nacional de Antropología y Cacaxtla donde cayó rendida ante sus colores… De pronto se confronta: “Yo trabajo con la alegría. Me dice la gente, «pues ahora trabaja con tristeza», porqué voy a trabajar con la tristeza si toda la vida he buscado la manera de sacar la alegría de los niñitos, de las mujeres, de los colores, las frutas, ahora no voy a salir con que voy a trabajar con tristeza… ¡No! Nunca fue mi intención ni mi vocación”. Ya empieza a recuperar tímidamente la alegría en sus lienzos, en sus Friditas, en sus xolos, en sus sandías…  si bien por ahora no está empleando los colores rojos llamativos, ha optado por colores de tierra. Empezó con su serie de músicos de un estilo cubista.

 

Antes de despedirnos, destaca que una de sus diosas que le han impactado es la Coatlicue, por su fuerza femenina, las formas, porque es la que genera la dualidad, el día y la noche, la vida y la muerte. Su ciclo da sentido a la vida, con sus sacrificios, pero también con sus renacimientos, porque día y noche no rivalizan, son una dualidad de coexistencia, no puede haber día sin la noche, y no puede haber noche sin día.

 

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Núm. 293 – Abril 2024