JUAN DE LA CRUZ
Plasma lo que ve
- ARTE
- septiembre 2022
- Karla Aparicio
- Foto de portada: Arturo Delgadillo González
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El arte debe ser una expresión de amor: Juan de la Cruz
Juan de la Cruz, artista multidisciplinario que nació en 1983 en la tierra del Tequila, Amatitán, se ha ido ganando su espacio y reconocimiento en el mundo del arte jalisciense. Disfruta su caminar por el mundo del arte y lo vive con gran intensidad.
Nuestro encuentro fue en un espacio con gran encanto llamado Cafetal 97, lugar donde el Maestro De la Cruz expone sus obras de forma permanente. Hablamos de la plástica, y ésta nos adentró al alma de nuestro artista, un ser de paz, consciente, dotado de una fuente inagotable de creatividad donde las artes corren por sus venas. Aunque en la plástica es donde mejor se siente, la música y el teatro son también parte de su pasión.
Juan, un gusto enorme conocerte en persona y mil gracias por recibirnos.
Al contrario, muchas gracias por invitarme y por la consideración en su espacio.
¿Cuándo comenzó el contacto con la plástica?
Fue desde niño. Creo como todos, entre los 8-9 años, empecé copiando unos dibujos que encontré de mi papá. Yo no sabía que a él también le gustaba dibujar, que para mí fue una sorpresa, y me impactó que, al momento de copiarlos, pude hacerlo y bien, hasta yo mismo me sorprendí.
Además, soy fanático de los cómics, de las historietas y copiaba muchas viñetas. Fui un estudiante anatómico, porque los personajes de los cómics son como estudios anatómicos –literal–, entonces de ahí adquirí, en cuanto a lo que pinto, una gran influencia para el futuro que gira en torno a la figura humana. Como a los 12-13 años, tomé algunos cursos de óleo y acrílico, y desde entonces no he dejado la pintura.
Tu infancia fue en Amatitán, en la tierra del Tequila y hasta los 18 años que llegas a Guadalajara, ¿fue por el ingreso a la universidad?
¡Sí! La preparatoria la cursé en Tequila, Jalisco, que se encuentra pegadito a Amatitán; en aquel entonces no había Universidades, hoy creo que ya hay. Yo quería estudiar diseño y artes, fue por eso que me fui a Guadalajara.
¿Y tu familia se queda allá en Amatitán?
Sí, toda mi familia vive allá.
¿Y te apoyaron?
Sí, afortunadamente mi madre me ayudó mucho y sí, estoy muy agradecido.
“Yo quería ser pintor. Estudié la carrera de diseño gráfico. Estaba entre arquitectura y diseño gráfico, pero a esa edad me dijeron: «si te haces pintor, te vas a morir de hambre» y lamentablemente, uno se la cree, entonces revisé los programas de las nomenclaturas que existían en cada carrera, y diseño gráfico tenía muchas artísticas. Prácticamente todas las técnicas de pintura estaban ahí”.
“Por eso me metí a la carrera y me encantó, además de complementar con fotografía, video y otras actividades que refuerzan las artes, en sí no la limitan, sino todo lo contrario. Por ejemplo, cuando me empecé a dedicar a la plástica de lleno, el simple hecho de tomarle una buena foto a mi obra, editarla y hasta hacer un videíto –lo aprendí en la carrera–, te da muchas herramientas que ayudan, antes de pensar que me limitó, fue lo contrario…”.
“Siempre estoy tratando de aprender cosas nuevas. Últimamente he estado metiéndome en el arte digital, en dibujar en ordenadores, que es lo más nuevo y de lo cual hace un par de años no tenía ni la más remota idea. Trabajaba en Photoshop en edición de fotografía, pero jamás pensé en hacer una obra digital como tal. Además, lo puedes complementar con los medios orgánicos, puedes imprimir algo e intervenir, hacer otro tipo de obras. Entonces, el hambre de conocimiento siempre lo he tenido”.
¡Todo enriquece! Cuando mencionamos que Juan De la Cruz es un artista multidisciplinario, es porque en la música es vocalista, compositor y músico; en el teatro es actor, y además es artista plástico. En verdad que todo lo hace bien, con gran profesionalismo y sobre todo con pasión. En cada disciplina entrega el alma. Eso se siente y se agradece. ¿Cuál sería la disciplina artística en la que te sientes más pleno? “El arte chiqueado es la plástica, es mi prioridad y cómo lo hago, pues no sé. Sabes, me dejo llevar. Siempre he pensado que etiquetarse es quedarse. Decir ‘soy pintor’, te encierras muchísimo o como decías soy actor, tengo un grupo de rock, soy vocalista me gusta hacer de todo y trato de hacerlo lo mejor que pueda. La vida me presenta oportunidades y las tomo. Por ejemplo, lo de actuación yo no pensaba actuar, pero me invitaron a una obra de teatro y me quedé, y ya tengo 5 años ahí. Esto te va a metiendo más en la actuación, a prepararte mejor y a crecer”.
“Siempre he pensado que el arte mismo nutre al arte. Todos tomamos algo de otras propuestas y todo te enriquece, al final de cuentas te da más herramientas para expresarte y al hacer un cuadro o una canción, o lo que sea, en todas las expresiones estás vaciando lo que recibes justamente. Creo que los artistas, lejos de cualquier otra cosa, lo que hacemos es percibir el mundo y plasmarlo según lo que vemos, según lo que traemos nosotros mismos”.
¿Cuáles son los temas que ocupan a Juan de la Cruz? ¿Qué es lo que nos quiere contar en su obra?
La gente suele pensar que yo soy una persona muy triste por el tipo de obra que hago, pero, todo lo contrario. Como te decía, el artista lo que hace es plasmar lo que ve y eso es lo que yo veo. Cuando yo salgo a la calle a caminar al centro de la ciudad, por ejemplo, suelo ir por materiales, por pura curiosidad te invito a que observes las expresiones de la gente, son las expresiones que yo pinto. La gente va preocupada, agobiada, va pensando en mil cosas. La mayoría están tristes por su pasado o preocupados por su futuro, y pocos están disfrutando el aquí y el ahora. Eso es lo que yo veo. Entonces, en mi obra plasmo esos rostros. La anatomía siempre ha estado presente: me gusta. Mi obra es muy existencial también. Me adentré a la lectura con series de filósofos y escritores, y me fui por lo existencial. La sociología, me gusta mucho, ver cómo la sociedad va evolucionando y a dónde vamos, entonces, hay temáticas que giran entorno a eso, y como dices, la psicología me gusta mucho estudiarla también; los comportamientos, las emociones y plasmarlos.
¿Cómo es el proceso creativo? ¿Cómo llegan las ideas?
Trabajo generalmente por series. Hago alrededor de 10 piezas que giran sobre un tema en específico. No puedo pintar una sola. Me desespero, también por el tiempo de secado.
Es como cuando metes galletas al horno. Metes varias y salen varias.
Juan De la Cruz, es notorio que no te has quedado en tu zona de confort, sino que tomas riesgos, experimentas con distintas propuestas. El estilo, ¿es un tema que te preocupe?
Es parte del proceso creativo… Sobre la pregunta, algo que me aterra es repetir un tema, quedarme estancado. Me gusta estar buscando cosas nuevas al producir y sí llevan como un estilo propio, pero no hay que preocuparse tanto. Sabes, el maestro Arévalo me dijo una vez: «Si la obra es honesta, si sale de ti genuinamente, va a ser única porque nadie es igual a otra persona. Entonces, si la obra es honesta va a ser única».
Con frecuencia tus personajes nos muestran el lado oscuro de la vida, pero siempre se respaldan por esa calidad y rigor de un trazo seguro y honesto que reflejan el alma. Tus piezas confrontan, inspiran…
Sí, hay algunas piezas que yo mismo reconozco que son fuertes o que no son para cualquier público, pero hay que pintar sin miedo, sin pensar si va a gustar o no. Total, si no le gusta a nadie pues me la quedo yo.
¿Cuándo terminas una obra, logras despedirte y darle el adiós?
¡Sí! A la mayoría sí. Las terminó, me olvidó prácticamente, y a lo que sigue. Hay unas que nunca termino y ahí siguen. No les he dado salida. A algunas las borró por completo para volver a empezar. Mejor reiniciarse.
¿Cuáles son los demonios de Juan de la Cruz?
El principal es justamente eso, quedarme sin ideas, sin creatividad, sin motivación. Me aterra pensar que un día me levante y ya no tenga qué decir o qué expresar. El pensar que pudiera estar aburrido, de verdad no lo concibo. ¡No hay tiempo de aburrirse! Quién lo haga, que lea un libro, que salga a caminar. No sé… ¡No tienes permiso!, no es válido estar aburrido. Es un insulto pensar que te puedes aburrir. Hay tanto por hacer, disfrutar, sentarte a descansar o tomar un café.
Los maestros que han influido en ti, en tu camino de la vida…
Han sido varios a lo largo del camino como dices. Inicialmente, al ser autodidacta, me fui topando con los que se me iban cruzando. Primero los cómics, muchos dibujantes son maravillosos. Ya después que lo fui tomando más en serio, Francis Bacon por su propuesta que es muy oscura, me impactó en la adolescencia y se me quedaron muy marcadas sus temáticas. Picasso, en un principio yo no lo entendía. Yo decía ‘¿qué es esto?’, pero ya que lo estudié más, comprendí el monstruo plástico que es, hoy es mi artista plástico favorito.
El expresionismo alemán también me marcó mucho cuando lo descubrí. Inclusive el dadaísmo me impactó en su momento como corriente artística. No comulgo mucho con la propuesta, pero dices ‘hay algo nuevo’ en su momento, y eso es parte del arte. Uno de mis maestros fue Armando Meléndez que también lo quiero mucho y me enseñó bastante.
¿Con quién de tus grandes maestros te tomarías un café?
Por ahí dicen, «no conozcas a tus héroes porque se te pueden caer…». Creo que me hubiera gustado conocer a Bacon o Picasso. Bacon, he visto sus entrevistas y era muy lúcido al momento de hablar y sus temas los tenía muy claros y tal vez, Picasso, pero le sería difícil, según el humor en que lo agarras.
Y el ego a ver de qué tamaño lo traía.
¿Qué planes hay para el futuro?
Acabamos de terminar un libro, hemos trabajado mucho en él. Como debe ser, queremos organizar una presentación para su lanzamiento, pero aún no hay una fecha definida.
Hay algunas exposiciones en puerta. Una en el Centro Cultural Universitario para el año que entra. Proyectos siempre hay y yo me dejo llevar como van saliendo. Tengo la fortuna de contar con un equipo de trabajo, que me ayuda y se encarga de esos temas.
¿Trabajar en equipo es uno de tus secretos para poder avanzar en tantos proyectos?
Sí, por supuesto. Necesitas quién te ayude y también quién te oriente, te guíe por así decirlo, porque tú al ser creativo te puedes perder en tu mundo y a veces, sí hace falta alguien que te jale las orejas. Sí te metes de lleno a producir, te llenas de obra. El arte es un negocio y si vamos a vivir de ello, pues qué mejor que hacerlo bien y darle salida. Si no vendes, no tienes materiales y no comes, entonces no hay obra y se cierra todo el círculo.
El artista bohemio, el artista sufrido, existe esa concepción en ciertos círculos, pero no creo que sea sano el concebirte como que vas a ser pobre o te va a ir mal, desde ahí, ya lo estás atrayendo.
¿Se puede vivir del arte?
Sí, por supuesto y, además, qué mejor que vivas de algo que disfrutas, aunque no lo sientas como trabajo. Yo francamente no siento estar trabajando nunca, en nada de lo que hago, porque todo lo disfruto.
Para despedirnos, ¿cómo se hace el artista?
A prueba y error, y ni siquiera verlo como error. Verlo como un paso más, verlo como un camino y el camino no se termina, no hay una meta. Yo creo que ese es un error que podíamos cometer de decir ‘ya llegué a un estilo’, y luego ya repites ese cuadro mil veces. Yo creo que el camino no se acaba. Como te decía de mi maestro Armando Meléndez, él me enseñó a trabajar con la arena, entonces ya trabajas arena y es una herramienta más, pero hay miles de herramientas. No podemos quedarnos estancados en el óleo y el pincel. Hay que incorporarlos, tampoco hacer a un lado las nuevas tecnologías e ignorarlas porque para allá va el arte y para allá va la sociedad: No podemos quedarnos estancados en el pasado.
Gracias por tanta honestidad, se agradece Juan.
Gracias a ti Karla y a la Revista Personae.
Así nos despedimos, y nos quedamos con las ganas de seguir charlando, porque compartir con Juan de la Cruz inspira, es una fuente inagotable de energía, que motiva a cualquier ser a dar siempre lo mejor en todos los campos.