Revista Personae

SE NOS FUE LA ESCRITORA MARCELA DEL RÍO REYES

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Marcela del Río orgullosamente solía decir: “Por si no lo saben yo soy sobrina nieta del general Bernardo Reyes. ¿Alguien sabe quién fue? Mi tío dio la vida por sus ideales, su sangre esta regada en las tierras mexicanas”.

 

Se nos fue la escritora Marcela del Río Reyes

 

Marcela del Río nació en Coyoacán ciudad de México 30 de mayo de 1932, en el seno de una familia de artistas. Su madre María Aurelia Reyes del Río fue una escritora periodista y pintora, vanguardista para su época y su padre fue Manuel del Río Govea, abogado historiador y actor, en su juventud. Aurelia Reyes murió joven dejando a Marcela prácticamente huérfana ya que muchos años antes se había divorciado de su padre lo cuál para la época era un escándalo. Marcela poseedora de muchos talentos, se refugió en la biblioteca de su tío Alfonso Reyes convirtiéndose en una especie de tutor revisando los primeros artículos periodísticos de la escritora de diecisiete años. En ese momento Marcela se desempeña como actriz de teatro a partir del debut Un día de octubre de George Káiser en 1950. En 1957 pocos meses antes de la muerte su tío Alfonso Reyes, rompe como actriz para dedicarse a escritora; al escribir un monólogo para teatro llamado Fraude a la tierra, que ha sido traducido a varios idiomas, se estrenó en el teatro Mlenki de Moscú, ayudada por una beca que le otorgaron, le cambió su vida. Periodista por diez años (1958-1968), en el suplemento Diorama de la Cultura, hasta octubre de 1968, cuando todo cambia para ella porque viviendo en Tlatelolco testifica las atrocidades y al quererlas expresar, se le niega la libre expresión. Ese año escribe Trece cielos y gana el premio olímpico de literatura. Escribió las obras de teatro El pulpo, La tragedia de los hermanos Kennedy, Claudia y Arnot, La Malinche, El hijo de Trapo y De Camino al Concierto, monólogo escrito después de la muerte de su esposo donde realiza una extraordinaria obra catártica con perfecta estructura. Su primera novela fue Proceso a Faubritten y en su novela La Utopía de María habla de la familia Reyes. Marcela del Río Reyes fue Doctora en filosofía por la universidad de Irvine California, vivió en Cuernavaca Morelos, donde llevaba una prolífica actividad literaria y pictórica. A través de su Fundación Cultural Marcela del Río Reyes impartía talleres, conferencias y publicaba libros.

 

Se nos fue la escritora Marcela del Río Reyes

 

La casa de Marcela del Rio estaba decorada con una escalonada de épocas, recuerdos, amores, y pasiones. Aún tiene huellas de su tío, madre y escritores amigos. A don Alfonso Reyes lo vemos en libros, cartas y fotografías. Una pintura de su abuelo Bernardo Reyes con uniforme de gala adorna la estancia; en la esquina un piano negro e infinidad violines evocan los tiempos de gloria de su esposo Herminio Novelo, cuando repartía conciertos en Europa, viviendo en Praga. También hay infinidad de pinturas de Marcela distribuidas en la casa que dialogan entre sí, la Sirena, el Cosmos, La Madre tierra y el Violinista, por eso nunca se sentía sola, y cuando lo hacía, abría las puertas del jardín que dan a un huerto de vegetales para dar entrada a tres gatos gordos que, persiguiéndose acrobáticamente, se equilibraban entre jarrones de cristal cortado y paredes saturadas de libros. La maestra Marcela del Río constituyó la Fundación Cultural Marcela del Rio y Reyes, con la finalidad de crear talleres literarios, publicaciones e intercambios culturales con otras Fundaciones nacionales e internacionales. Para Marcela del Río la vida era creación y esta conversación inició con el poema llamado “Día laboral de una escritora” de su antología poética Temps en Paroles, escrita en español y francés.

Salir a batirse en la campaña cotidiana, el teléfono al ristre y una sonrisa escucho colgando de la cara, así empezamos la legendaria batalla por el pan, el vino y el dentista, forrar de indulgencia las orillas de la risa al enfrentar el desinterés de un colega y la envidia del otro o de la otra… 

Marcela del Río murió el mes pasado en Cuernavaca Morelos donde radicaba desde varias décadas, dejó un gran legado cultural y sobre todo sus libros sedientos para ser leídos dejándole un gran reto a la nueva generación.

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024