Revista Personae

LOS TOROS FUERA DEL CORRAL 

Huellas eternas de toros y toreros

COMPARTIR

Facebook
Twitter

Comenzó su adolescencia queriendo ser torero, pero como la mayoría, no terminó probando su valentía, arrojo y pasión delante de un astado. Sin embargo, esa pulsión siguió ahí y cambió los trastos de matar por el pincel. Así Fernando Botero sorprendió al mundo años después, cuando ya era una figura del arte, al presentar un libro en la ciudad de Nueva York, centro financiero del mundo que tiene en sus calles como símbolo del arrojo del pueblo, un toro de bronce de mas de tres toneladas, donado por el artista Arturo Di Modica. El libro titulado Bullfight: Paintings and Works on Paper contiene la reproducción de 140 pinturas y 35 dibujos sobre el mundo de las corridas de toros, realizados por el autor colombiano, con un estilo único que da suma importancia al valor del volumen, y que algunos han llamado neo-figurativismo.

 

Huellas eternas de toros y toreros

 

Botero no será el último en inspirarse alrededor de la fiesta brava para crear arte. Lances, pases, sangre y muerte dentro y fuera del ruedo desatan la creación de imágenes eternas.

Como lo señaló el escritor Pedro Ramos Solís en su artículo “La montera, complemento indumentario entre la naturaleza y la cultura”, ese gorro de los toreros que adorna el traje de luces, tiene un misterioso origen no descifrado por completo, y  lo único cierto que se sabe es que se comenzó a usar en los ruedos a partir del siglo XIX.

En cambio el origen de la inspiración del artista Diego Ramos no es nada misterioso y es muy cercano a la montera. Al escuchar en su casa cuando era niño las tijeras que cortaban lentamente la tela, el rechinar de los pedales de las máquinas de coser y el flamenco que acompañaba a las manos de su familia  quienes unían trozos para dar forma a aquellos sombreros, que acompañarían a muchos toreros en las plazas de Colombia, decidió pisar la arena para probarse ante un burel joven, sin embargo abandonó las líneas del tercio para adoptar los trazos en el caballete, que lo llevaron al reconocimiento internacional al imprimir en sus obras un estilo donde reinterpreta, impresionismo y expresionismo, con fuerza en el trazo y siempre con una base figurativa, según algunos críticos de arte.

 

Huellas eternas de toros y toreros

 

Otro artista con un origen que lo liga a lo taurino, es Rafael Sanchez de Icaza, quien de niño pasaba horas en el palco de la plaza de toros México dibujando, mientras su padre trasmitía a la redacción del “Redondel” la corrida del día. Su abuelo no le quiso publicar los dibujos en el tabloide que había fundado, sino que lo arrinconó para que siguiera la tradición familiar en el periodismo. Así lo hizo hasta que su pasión y su bravura, lo decantaron a cambiar la pluma que narraba la muerte de toros por las artes plásticas. Su técnica, el surrealismo geométrico y su afán por reinterpretar a los maestros del arte, como también lo hacen los toreros, han marcado su obra.

No es imitando a los grandes maestros del arte que se llega a expresar todo el sentir de un artista, solo al reinterpretar un movimiento consagrado por otros, como lo intentan hacer los toreros todas las tardes en el ruedo, se puede encontrar la pureza del sentir que trasmita a los tendidos. Solo algunos, muy pocos, tienen el privilegio de ponerle su nombre a un pase o un lance nuevo o llevado a la perfección a lo largo de la historia. La Zapopina, la Poncina y la Gaonera son ejemplos de creaciones de los que fueron más allá de lo establecido. Manolo Martines, con su interpretación del desdén, provocó que los aficionados que asistieron a la plaza México lo sigan recordando como un momento único del toreo, y para quienes no lo vivimos, existen mujeres y hombres capaces de tomar del imaginario aquel momento icónico del toreo y reinterpretarlo, plasmándolo en su plástica para que con bríos renovados se perpetué en un nuevo público.

 

Huellas eternas de toros y toreros

 

Desde “El desdén de Oro”, pintado por Sanches de Icaza, una muestra de arte moderno, hasta la clásica obra de Luis Albarrán y Pliego con su escultura en bronce de Silverio Perez toreando a Tanguito, son muestra de que en las plazas de toros se entrelazan las huellas de las reses y los toreros, junto al arte, la fiesta, la cultura y el pensamiento.

CULTURA

CULTURA

TEATRIKANDO

Cumplimos con la XXXVIII Entrega de Premios de la Agrupación de Periodistas Teatrales

Ver más…

Núm. 300 – Noviembre 2024