ESTOY EN EL UMBRAL
- ESCENARIOS
- mayo 2020
- Tomás Urtusástegui
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La espera fue eterna pero al fin estoy en el umbral. A partir de este momento todo será diferente, muy diferente. ¿Quiero o no quiero este cambio? Antes, la comodidad, la seguridad de que todo se me daba, que yo no tenía que hacer el menor esfuerzo, ahora tendré que luchar por todo, desde alimentarme hasta tener el mínimo de afecto. Lo primero es conveniente, agradable y podría así estar por años y años. Lo segundo significa lucha, trabajo, esfuerzo y esto puede ser gratificante. La lucha entre no hacer nada y hacer todo es la misma lucha entre el bien y el mal. Me tengo que decidir por una de las dos cosas, dentro de un momento no habrá forma de arrepentirse, lo que se escoja será lo definitivo. ¿Por qué no tener las dos cosas? Eso sería lo mejor. Me imagino que lo común será acogerse a la primera opción, a la cómoda, en la que nos protegen aún en contra nuestra. ¿Quién en sus cinco sentidos va a optar por el trabajo, la lucha, las envidias, las enfermedades, la pobreza, el hambre, las guerras, la corrupción? Todo esto tendrá si acepta la segunda opción.
-¡Esperen, no me estén empujando, ya voy a decidir!
Parece que ya les entró la prisa pero esto no es algo tan sencillo. Por supuesto que ellos dicen que ya tuve antes mucho tiempo para pensarlo y tienen razón, pero estaba tan cómodo, tan calientito que mejor me ponía a dormir. Bien, parece que ya entendieron que no deben darme prisa. Este umbral no es muy agradable que digamos, es muy estrecho. ¿Qué habrá allá afuera? Por lo pronto luz, mucha luz, demasiada luz para mi gusto. También ruido, demasiado ruido. Parece que lo que quieren es que uno se quede con la primera opción y no trate de utilizar la segunda. En este último caso tendrían que tener una luz agradable, sonidos bajos rítmicos que inviten a bailar, a danzar. Así sin pensarlo uno iría con ellos.
-¡Ay, fíjense lo que hacen, con este empujón me lastimaron! Digan lo que quieran pero no usen la violencia. Si me piden, por favor, que me decida, con gusto lo haré, pero a golpes no van a sacarme la respuesta. ¡Soy una persona, que no se les olvide!
Ya me está dando frío, eso indica que estoy muy cerca de la salida.
-¡Ay cabrón, ahora sí me fregaron la columna y todo con sus empujones! Pues para que lo sepan de una vez no me voy a decidir por ninguna de las dos cosas. ¿Cómo les quedó el ojo pendejos? Yo hago lo que se me hincha ¿Entendieron? Ay, ay, ay, ay. Está bien, tú ganas mamá. Si tanta prisa tienes de que me salga pues puja fuerte, ni que este umbral estuviera tan cómodo. ¡Ya voy!
F I N
ENTRETENIMIENTO
LA MUJER, EL VINO, LA SALUD Y LA BELLEZA
Tomar una copa de vino tinto nos ayuda a relajarnos