Revista Personae

NO ES LO MISMO TRES QUE OCHO EN INCMNSZ

COMPARTIR

Facebook
Twitter

La hora de la cita indicada en aquel trozo de papel marcaba las once de la mañana, un horario poco usual para tomarle muestras de sangre a un paciente diabético de edad avanzada, por lo que la decisión fue llegar lo más temprano posible, no los quince minutos de anticipación que advierten los citatorios. Llegó una hora y media antes, con intención de evitar se fuera más allá de las doce horas el ayuno obligado y evitar aquellos vaguidos y escalofríos que le venían por las hipoglucemias.

 

Aun así, al llegar a las instalaciones del laboratorio estaban a reventar, adiós a la sana distancia y los protocolos anticontagios por Covid. La advertencia de “uso obligatorio de cubrebocas” colocado a la entrada del laboratorio, se cumple parcialmente. En general los pacientes lo usan con la nariz descubierta o a media boca. El pánico por la pandemia es, si acaso, recuerdo sarcástico, superado por mucho con el fastidio de la espera para ser llamado a registrarse en el mostrador que administra los turnos para la toma de muestras, que a esas alturas ya nada tienen que ver con el horario a que fueron citados.

 

No es lo mismo tres que ocho en INCMNSZ

 

“Turno 427, Ventanilla 2” anuncia la pantalla digital en su fondo negro y números rojos, colocada al frente del mostrador de cara a la sala de espera, con unos cien pacientes atentos a los turnos: la cita marcaba las 10:20 am, el reloj de pulsera en la muñeca del resignado poseedor de la ficha acusaba las 11:48 am.

No es un problema de diseño en el modelo operativo de atención. Sin duda esa forma de medialuna del recibidor, con ocho ventanillas para recibir la demanda diaria, le da la agilidad para acelerar la recepción y reducir el tiempo del trámite, con un equipo de cómputo eficaz, actualizado. Así sucedía antes de la pandemia, con el personal completo, siempre amable, eficiente; decía la concurrencia “cálidos en su trato”. Alrededor de 700 pacientes se atendían diariamente de lunes a viernes entre las siete de la mañana y las 11:30 am. Hoy el horario se extiende pasadas de las 13:00h INCMNSZ

 

No es lo mismo tres que ocho en INCMNSZ

 

Ahora tres personas atienden las ocho ventanillas, sin perder la paciencia, ni la cordura, ante el enojo de algunos pacientes desesperados por la espera, y muchos de ellos por la angustia de una posible hipoglucemia.

El reloj inmisericorde deja pasar la mañana, no le importa el tiempo, tampoco los pacientes ni el personal que los debe atender, esas personas le son ajenas, como las disposiciones de las políticas públicas que llevan a estas circunstancias al caos, al conflicto, a la zozobra, a la desesperación y desesperanza de quienes por años se atienden en uno de los institutos mejor calificados y de mayor reconocimiento en México y América Latina, formador de los más reconocidos especialistas en la medicina científica e integral, siempre con la filosofía de servir a la humanidad sin más interés que salvar vidas y superar todos los avatares y problemáticas que enferman a la sociedad moderna: es el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).

No es lo mismo tres que ocho en INCMNSZ

Ahí forman médicos con el más alto rigor hipocrático: “Juro por Apolo médico, por Esculapio, Hygia y Panacea, juro por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte, compartir con él mis bienes y asistirle en sus necesidades; considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos, y a los hijos de mi maestro y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento según costumbre, pero a nadie más. En cuanto pueda y sepa, usaré de las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administrar abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos, sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas. En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándose de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, y principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos. Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable. Si este juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario”.

 

No es lo mismo tres que ocho en INCMNSZ

 

Y el personal que acompaña la atención médica se rige por principios éticos tan nobles como el juramento: siempre atentos y dispuestos a resolver y brindar el mejor servicio. Pero ahora son pocos, menos que hace tres años. Física y humanamente es complicado mantener el ritmo y mejorar la calidad en la atención. Las consecuencias de los recortes presupuestales para esta institución no sólo están a la vista, castigan a los pacientes y al personal. En 2018, el Instituto recibió un presupuesto de 471 millones 767 mil 53 pesos; en 2019 le fueron asignados 323 millones 897 mil 582 pesos. No es lo mismo tres que ocho, aunque se tengan otros datos.

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024