Revista Personae

SEMÁFOROS, VOLCANES Y SISMOS

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Los semáforos están tan en nuestras vidas, que nuestra reacción ante ellos es automática. En ocasiones nos provocan fastidio, porque tarda mucho en ponerse el verde, o porque dura muy poco y no alcanzamos a pasar. El primer semáforo se instaló frente al parlamento británico hace 154 años. Sabemos, que cuando la luz está en rojo, debemos detenernos, y que antes de que esto ocurra, la luz que se encendió fue la amarilla, indicándonos que deberíamos ya detenernos, pero generalmente pisamos el acelerador para terminar de pasar. El verde, como he escuchado, es la definición de microsegundo, el tiempo que tarda en ponerse en verde y en que alguien toque el claxon para hacernos avanzar. Ya no pensamos estas acciones, las acatamos automáticamente, ya sea que vayamos a pie o en auto. En un inicio los semáforos solo tenían dos indicaciones pasar o detenerse, y era un letrero “stop” o “go”, eventualmente funcionó como una luz verde o roja, lo cual claramente era muy riesgoso, y de ahí la idea de tener un color más, el amarillo que indicaba que pronto cambiaría al rojo…

 

Soy una persona que creció en los 60´s y me tocó ver a policías a los que les llamaban los “Tamarindos”, por su uniforme color café. Los tamarindos se paraban en un cajón de madera, en una especie de púlpito bajo y tenían una sombrilla. Pasarnos un alto, en el mejor de los casos implica una multa o un recordatorio a nuestra progenitora, en el peor, puede ser un accidente.

 

Semáforos, volcanes y sismos

 

En la actualidad existen modelos matemáticos para simular el tráfico vehicular en diversas condiciones y para controlar lo mejor posible el funcionamiento de los semáforos de manera que se optimice el paso vehicular. Como el tiempo es oro, muchos estudios han analizado la forma de mejorar los sistemas de los semáforos, por ejemplo, se encontró que semáforos con contadores que nos indican cuantos segundos faltan para la luz verde, mejorar el proceso de avance. ¿A quién no le ha pasado que el o la conductora de adelante se tarda en arrancar estando ya la luz verde? Un simple contador mejora la situación. Imaginemos la ganancia de 3 segundos por vehículo por semáforo, en un viaje con 10 semáforos, ya nos ahorro 30 segundos, y si lo multiplicamos por dos, o sea ida y regreso y lo multiplicamos por 255 que son los días laborables en un año, esto representa un ahorro de 4.2 horas al año, mas el ahorro de quitarse la preocupación emocional por llegar tarde, hace que esos 3 segundos por semáforo, valgan oro. La próxima vez frente a un semáforo, hay la oportunidad de hacer dinero.

 

Semáforos, volcanes y sismos

 

Hay otros semáforos diferentes, que también sirven para avisarnos de situaciones diversas y de riesgo. Uno de ellos es el Semáforo de Alerta Volcánica del Popocatépetl (SAVP). Como bien sabemos, este volcán ha estado en actividad desde el 21 de diciembre de 1994. En el año de 1997, la actividad volcánica se caracterizó por importantes explosiones, una de ellas el 30 de junio produjo una cantidad de ceniza importante, que se dirigió hacia la Ciudad de México, paralizándola y deteniendo por 12 horas las operaciones del Aeropuerto Internacional. Al año siguiente, se implemento y activó el Semáforo de Alerta Volcánica. Dicho Semáforo, tiene dos componentes, uno corresponde a la evaluación detallada de la actividad del volcán: sismos volcanotectónicos, sismos de período largo, tremor sísmico, deformación del edificio volcánico, emisión de gases, variación química del agua de arroyos cercanos y cambios morfológicos. Con estos datos se determinan 7 niveles: 2 en nivel verde, 3 en nivel amarillo y 2 en nivel rojo. Cuando escuchamos que el Semáforo Volcánico está en Amarillo Fase 2, indica que hay: una pluma de vapor de agua y gas, o ligera caída de ceniza, o caída de fragmentos incandescentes, o crecimiento y destrucción de domos de lava, o posibilidad de explosiones o flujos piroclásticos (nube de material ardiente que baja del volcán), o flujos de lodo y escombros. Estos niveles de peligros volcánicos los evalúa un Comité Científico Asesor del volcán Popocatépetl. Con esta información, las autoridades establecen un Alertamiento en 3 niveles ya no para el volcán, sino para la población y para sectores alrededor del volcán: Verde, Amarillo o Rojo. Verde, indica que todo está bien, Amarillo uno debe estar consciente de los peligros del volcán y atento a las indicaciones de las autoridades, y finalmente Rojo, indicando que debemos salir de esa zona (evacuar) de acuerdo con las indicaciones de las autoridades. Por ejemplo, en Amarillo Fase III, la población ve sólo el Amarillo, pero para las autoridades este nivel, requieren ubicar y preparar albergues, en caso de pasar a Rojo, eso implica la prevención.

 

En los últimos 27 años de actividad del Popocatépetl, sólo en dos ocasiones se ha solicitado una evacuación de la gente. La primera, a finales de diciembre de 1994, cuando inició la actividad del volcán y se desconocía su comportamiento. La segunda, con base al Semáforo de Alertamiento Volcánico, el 16 de diciembre del año 2000, sugiriendo la evacuación sólo de poblaciones muy cercanas y en riesgo, como Santiago Xalitzintla y San Pedro Benito Juárez, ambas en el Estado de Puebla. Curioso que en estas poblaciones no existían semáforos para vehículos, cuando se implementó el SAVP.

 

Semáforos, volcanes y sismos

 

Un último, pero no menos importante Semáforo de Alertamiento, no existe aún, y éste es para sismos. Que no es la Alerta Sísmica, que funciona o se emite cuando ya ocurrió un sismo y las ondas sísmicas viajan ya en el territorio nacional. Nuestro país es sísmicamente activo, el Sismológico Nacional reporta 215 sismos mayores a M6.5, desde 1900, esto es 1.76 sismos por año. Estadísticamente cada año ha temblado. Si existiera un Semáforo Sísmico estaría en la última fase del Amarillo, y deberíamos estar muy preparados. Tener un plan familiar de Protección Civil, que indique el punto de reunión familiar y qué hacer en caso de que ocurra un sismo, la definición de la zona de seguridad, una mochila de emergencia (agua, comida enlatada, linterna de baterías o velas, radio, botiquín, medicamentos especiales, documentos importantes en un USB, lista de números telefónicos, fotografías de integrantes de las familias y de las mascotas, alimento para mascotas, etc.). Debemos también revisar el estado de salud de nuestra vivienda y oficinas o lugares de trabajo, y saber en que zona sísmica estamos. La posibilidad de que tiemble fuerte en nuestro país es alta, recordemos que hay zonas como la Brecha Sísmica de Guerrero, región entre Acapulco y Petatlán, en la costa grande de ese Estado, en donde desde 1911, no ha ocurrido un sismo importante mayor a M7.5. La próxima vez que estén frente a un semáforo, los invito a reflexionar sobre la prevención.

POLÍTICA

Núm. 292 – Marzo 2024