Revista Personae

JOSÉ LUIS MICHELENA

Director ejecutivo de Médicos Sin Fronteras para México y Centroamérica

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Los conflictos armados sumados a los desastres naturales consecuencia del cambio climático han provocado diversas crisis de salud en el orbe, ahí es donde entra Médicos Sin Fronteras, entrevistamos a su director en México, José Luis Michelena.

 

José Luis Michelena

 

Sobre los desafíos locales destaca los vinculados a las desigualdades en el acceso a la salud: “Hay zonas que tienen una capacidad de ofrecer servicios de salud a la población y otras en las que verdaderamente hay una ausencia. Médicos Sin Fronteras se concentra en las poblaciones que menos acceso tienen y por eso tenemos el énfasis puesto en la respuesta a la población en movimiento, migrante. En los últimos años el flujo de personas que atraviesan la ruta para llegar a los Estados Unidos se ha incrementado mucho con unos picos muy cambiantes, a veces incluso impredecibles que dependen de muchas situaciones de procedencia de estas personas que también nos obliga a buscar los puntos de mayor afluencia y tener una capacidad de movilización digamos de nuestros equipos para adaptarnos a estos diferentes cambios en la ruta migratoria”.

 

Advierte: “Esta población está sujeta a las condiciones de inseguridad que se viven en el país, como sabemos, la población migrante sufre secuestros, extorsiones, violencia sexual, accidentes y las inclemencias del tiempo. Eso significa un reto, en el sentido de proveer atención que tiene que ser muy integral y abarcando distintos ángulos de la atención que ofrecemos, desde atender a una persona que ha sido víctima de violencia sexual a una persona que puede resultar herida o que viene, quizás, con una situación de trauma, ya sea desde su país de origen o que ha sufrido un evento de violencia a lo largo de la ruta”.

 

“También tiene que ver con los cambios en las políticas migratorias que hacen que estos flujos y estas personas cada vez utilicen rutas menos seguras y además se generen estas concentraciones de personas en distintas zonas del país a raíz de las disposiciones que tanto el gobierno de Estados Unidos como el de México van tomando para intentar, en algunos casos, rechazar a estas personas o retenerlas en algunas zonas”, complementa.

 

La población local también recibe su apoyo, refiere: “Recientemente respondimos a las necesidades de la población en Acapulco, en Coyuca y en la zona que fue afectada por el huracán Otis y eso nos obliga a estar preparados y más aún con esta situación de cambio climático en la que los eventos como este huracán, de una intensidad pocas veces vista, nos obligó a movilizarnos de manera muy rápida y a una necesidad que era gigantesca y sigue siendo nuestros equipos continúan ahí ofreciendo atención, por ejemplo, en salud mental”.

 

A su vez apoyan en un aspecto poco atendido en nuestro país: “En muchos casos, las organizaciones e incluso las instituciones del Estado pueden llegar a ofrecer atención en salud primaria (a locales o migrantes), pero todavía padecemos de un déficit en atención en salud mental que a nosotros, como organización, nos parece muy importante y que también procuramos integrar siempre en todas nuestras intervenciones, porque sabemos que el sufrimiento físico también conlleva un sufrimiento emocional y le damos mucha importancia. Sin embargo, sí vemos que hay un hueco en la capacidad de las instituciones, de la sociedad y de las organizaciones para abordar esta necesidad”.

 

Explica uno de los motivos de la migración: “Es una cadena, a partir del cambio climático, hay menos lluvias en el famoso corredor seco de Centroamérica, lo cual está generando en primer lugar escasez en la producción de alimentos, pero también una lucha por las tierras que se mantienen fértiles, etcétera, lo cual está generando conflictos y violencia y eso está siendo un factor expulsor. Es toda una cadena de condiciones que están llevando a personas incluso extracontinentales a intentar el paso por la ruta, ya sea desde Sudamérica pasando por el tapón del Darién y luego por todo Centroamérica hasta llegar a México y, ahí, ya notamos población de muchas partes del mundo; incluso, de la India, de China, de Afganistán y de países de África, de Camerún, del Togo, etcétera. Eso para nuestros equipos es un reto porque tenemos que incluir traductores para garantizar una atención apropiada, un diagnóstico y una interacción con los pacientes”.

 

Todo ello genera presiones económicas: “La organización se financia de manera global; lo que recaudamos en el mundo ayuda a financiar todos los proyectos del mundo, obviamente, nuestros presupuestos aquí sí se han incrementado y tenemos actividades para fomentar la recaudación de fondo. Es importante mencionar que Médicos Sin Fronteras se financia más de un 90 por ciento de individuos del sector privado, de personas como usted y como yo que cada mes donan algo y eso es muy importante porque nos permite mantener la independencia para intervenir y determinar de manera independiente cómo y dónde intervenir sin ningún tipo de presión política, etcétera”.

 

Los recursos no son infinitos: “Hay una crisis en este momento, no solo para Médicos Sin Fronteras, sino para la mayoría de las organizaciones humanitarias en el mundo, respecto a su financiación. Las necesidades están creciendo mucho por distintos factores, tiene que ver con incremento de conflictos bélicos, ya sea internacionales o nacionales en distintas partes del mundo, y por otro lado las consecuencias del cambio climático, las inundaciones, las catástrofes naturales también se están exacerbando. Eso implica que organizaciones como la nuestra, claramente, necesitamos incrementar nuestra acción en distintas partes del mundo y es difícil mantener ese paso”.

 

Añade: “Hay que decir que las organizaciones que sí dependen de fondos gubernamentales también han visto esas aportaciones reducidas. Entonces, eso nos pone a nosotros, que no nos financiamos de esa manera, en el reto de responder a organizaciones que de pronto se ven sin la financiación suficiente. Un claro ejemplo es en Chad y en Sudán donde actualmente se está dando el conflicto y del lado de Chad en la frontera con Darfur en Sudán, pues somos la única organización que está respondiendo porque otras organizaciones se han quedado sin fondos. Nosotros tenemos que llenar el vacío y que seguir haciendo nuestros mayores esfuerzos por recaudar fondos para continuar con nuestras actividades”.

 

La inseguridad es otro factor para tomar en cuenta, explica: “Tenemos una capacidad importante de hacer un análisis de seguridad para poner siempre en primer lugar la seguridad de nuestros equipos porque no podemos arriesgar que nos pase un incidente. Somos muy cuidadosos, tenemos especialistas y compañeros del área de logística que nos ayudan a hacer ese análisis de seguridad, que, obviamente, lo hacemos con contrapartes locales para que podamos entender mejor el contexto y evaluar muy bien en dónde podemos trabajar y en donde es seguro para nuestros equipos y para los pacientes mismos y en donde es mejor guardar distancia o no intervenir”.

 

No obstante, llegan a trabajar en zonas de alto riesgo: “En realidad Médicos Sin Fronteras se ampara mucho en la aceptación que tiene con la sociedad, somos una organización muy querida por la población y eso nos da un nivel de protección muy importante que nos permite trabajar en muchas situaciones, no solo en México sino en otras partes del mundo en donde nadie más está, porque generamos una relación de confianza con las comunidades locales que nos permite trabajar sin que nuestros equipos sean objeto de algún de algún incidente. Obviamente, no en todos los casos sucede y somos muy cuidadosos para decidir”.

 

Incluso apoyan en lugares donde no hay instituciones gubernamentales funcionando: “En muchos países somos la única organización presente y en algunos países somos el único servicio de salud disponible, puede pasar en distintas partes del mundo”.

 

Gaza es un ejemplo: “De hecho fuimos una de las primeras organizaciones, si no es que la única hasta el momento, no lo sé, que recién pudimos ingresar personal fresco a la zona. Obviamente, no podemos trabajar en este momento con nuestros equipos internacionales en la parte norte de la franja de Gaza porque las condiciones de seguridad no lo permiten, como hemos visto, los bombardeos están siendo indiscriminados; sin embargo, sí logramos ingresar un equipo, de hecho, estuvo un compañero mexicano que recientemente regresó y lograron ingresar a finales de noviembre. Estamos ya haciendo una especie de rotación de personal a partir de la negociación con todas las partes. Hay que decir que Médicos Sin Fronteras como organización neutral negocia con todas las partes tanto con las autoridades de Hamás como con las autoridades de Israel”.

 

La organización tiene ubicados varios focos rojos además de Gaza y Ucrania, menciona a Sudan, Afganistán, la República Democrática del Congo, Yemen y Venezuela.

 

Para concluir, además de invitar a los lectores a apoyar a la organización, José Luis Michelena convoca a visibilizar los conflictos: “Hay ciertas crisis humanitarias muy importantes pero que no reciben la atención de los medios, es importante que la gente sepa, darle visibilidad a estas crisis hace presión sobre los tomadores de decisiones para que asuman sus responsabilidades. Por eso, Médicos Sin Fronteras comunica constantemente sobre las condiciones, las personas a las que atiende y sobre las crisis, porque es importante que todo este sufrimiento sea visible al resto del mundo”.

 

Contacto

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POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024