INTELIGENCIA ARTIFICIAL HACIA UNA ECONOMÍA APOCALÍPTICA
- REPORTE POLÍTICO
- agosto 2024
- Juan Danell
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El mejor sitio para ocultar la realidad, sin duda, resulta ser la especulación con verdades alternas, por no decir a medias, que se justifiquen por el impacto posible o previsible improbado en la vida de la sociedad y la reproducción humana. Y en este contexto se ubican las percepciones, dichos, afirmaciones, negaciones y debates sobre la Inteligencia Artificial, su papel e impacto en el desarrollo y futuro de los seres humanos en el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, que bien se pude decir Revolución de la Tecnología Digital.
Como toda innovación, descubrimiento o avance tecnológico, la Inteligencia Artificial hoy es vista y concebida por sus dueños como la mejor opción y más revolucionaria para solucionar los problemas de la sociedad en todos las actividades humanas; desde servicios de salud, educación, comercio, administración pública y privada, gobernanza, hasta los procesos productivos manufactureros, líneas industriales, creación de infraestructura, comunicaciones, transporte, obtención de alimentos y explotación de los recursos naturales.
Y en ese enfoque se centra la justificación para su existencia y desarrollo. Sin embargo, conlleva algo oculto en su aplicación, muy a pesar de lo que sostienen sus creadores e impulsores que afirman que con la Inteligencia Artificial se resolverán problemas globales ancestrales propios del capitalismo, como es la pobreza y explotación y depredación de los recursos provistos por la Tierra: pero como toda tecnología al momento de intensificar su aplicación y uso generalizado en los procesos de producción y reproducción, desplazan la mano de obra.
En la historia del desarrollo de la tecnología, la humanidad ha visto como la maquinaría y mecanización de los procesos productivos ha generado un ejército de trabajadores desempleados (OIT-191 millones-2024) que fueron desplazados por esos avances.
En las líneas de producción de la industria automotriz la incorporación de maquinaria robotizada sustituyó a miles de obreros, con grandes ventajas para las empresas puesto que una sola máquina puede realizar el trabajo de al menos cien hombres. Con esto los consorcios elevan la producción de mercancías a costos más bajos, puesto que de entrada el mantenimiento de la maquinaria es más barato que pagar los salarios de los trabajadores, además de que no tienen que invertir en prestaciones como salud, seguridad social, pago de vacaciones, pensiones y/o jubilaciones y bonos por puntualidad o eficiencia.
Ahora con la digitalización de esos procesos de trabajo y producción se acentúa esa situación. Y aunque la Inteligencia Artificial es vista por algunos estudiosos y analistas como el apocalipsis de la humanidad, por el temor de que las máquinas lleguen dominar a la humanidad y puedan pensar por sí mismas, situación que la ven en un futuro no lejano. Pero lo que resulta aterrador es lo que ya sucede en algunos países donde se ha desarrollado a gran velocidad la Inteligencia Artificial y se aplica en las tareas cotidianas de la reproducción social, como sucede en los países del bloque mayormente industrializado del planeta.
Los impulsores de este cambio tecnológico afirman que con la Inteligencia Artificial los procesos son más eficientes y ágiles, se eleva la productividad y la calidad de las mercancías, además de que se genera empleo. Está demostrado que, a excepción de la creación de fuentes de trabajo lo otro se cumple, acorde al modelo y la lógica del capital, no así a la del mercado global que se ha visto en severas crisis por sobreproducción de mercancías y el crecimiento del ejército de reserva de fuerza de trabajo y con ello de la pobreza. Lo que también es un hecho es que la tasa de plusvalía ha aumentado donde se aplica la Inteligencia Artificial, no así los niveles de vida de los trabajadores.
En el artículo Los avances de la Inteligencia Artificial al servicio del desarrollo (09-abril-2024), publicado en el sitio web del Banco Mundial, Rabi Thapa precisa que la IA representa 15.7 billones de dólares más para la economía mundial, en el periodo de la Agenda 2030 (los Objetivos del Desarrollo Sostenible) de Naciones Unidas: una economía que se rige por el modelo capitalista.
Axel van Trotsenburg, director gerente sénior del Banco Mundial afirma que la digitalización es la oportunidad transformadora de nuestra época, pero solo para aquellos que están conectados, y advierte que “sin acceso a Internet y sin las habilidades necesarias para utilizar las tecnologías digitales de manera efectiva, básicamente quedas excluido del mundo moderno”. Todos los servicios cruciales que respaldan el desarrollo —como hospitales, escuelas, infraestructura energética y agricultura— requieren de conectividad y datos. La infraestructura y las plataformas que sustentan estas conexiones deben estar disponibles, ser asequibles y seguras para que los países en desarrollo prosperen”.
Estudios del Banco Mundial revelan que “en los lugares donde la digitalización logra despegar, se eleva el crecimiento económico, el empleo y la resiliencia. Entre 2000 y 2022, el sector de servicios de tecnología de la información creció casi el doble que la economía mundial, y en el mismo período, el empleo en los servicios digitales se incrementó un 7% anual, seis veces más que el empleo total. Durante la pandemia de COVID-19, las empresas que habían invertido en soluciones digitales solo perdieron la mitad del nivel de ventas en comparación con las que no estaban digitalizadas”.
Pero hay algo que preocupa a los organismos financieros internacionales para que la Inteligencia Artificial se desarrolle plenamente a nivel planetario. Se trata de la “brecha digital” entre los países industrializados y los que están en desarrollo. En sus estadísticas reportan que alrededor de la mitad de la población del mundo (cuatro mil millones de personas) carece de acceso a Internet, y alrededor de 800 millones no acceden a la electricidad.
Banco Mundial señala que “dada la rapidez de la innovación y la adopción de la IA en el hemisferio norte, es probable que observemos una “brecha de IA” aún mayor en los países donde todavía no existen los elementos fundamentales de la economía digital”.
Y aún en esos organismos saltan dudas fundamentales sobre la aplicación de la Inteligencia Artificial, por ejemplo, los riesgos relacionados con seguridad, desinformación, privacidad, derechos de autor, ética y empleo, dado que la conceptualización que tienen sobre estos temas en los países donde se desarrolla la IA no necesariamente coinciden ni corresponden a la concepción y lógica de las naciones en desarrollo y que son el objetivo para aplicarla en el futuro cercano.
Se debe tener presente que esta tecnología se alimenta y actúa en consecuencia a los datos que se les proporcionan a los algoritmos que la hacen funcionar y esa información que reciben las máquinas parte de una esencia de dominación, explotación y despojo de la riqueza natural y social. Aquí está la clave de lo aterrador de la Revolución Digital, léase Inteligencia Artificial, que genera una economía del apocalipsis.