Revista Personae

LA LENGUA

Signo del corazón de la sexualidad consciente

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El beso que una persona da a otra ya sea en la mejilla, en la piel o en la boca, es un acto sumamente importante y muy poco valorado y/o explorado. Generalmente, damos por sentado que el beso forma parte de un rito sexual, pero no profundizamos en la importancia que éste tiene. El beso nos conduce a la intimidad profunda de nuestro ser esencial, de ahí que las reacciones que se producen sean tan variadas.

 

El beso te dice mucho de la otra persona, pero también te dice mucho de ti mismo(a), por ejemplo, qué tan compatible sexualmente puedes ser con la otra persona, qué tan erótica y sensual puede ser la otra persona, qué tanta creatividad puede darse en un encuentro sexual, qué tanto y de qué forma puede integrar sus fantasías sexuales. El beso, en general, nos proporciona bastante información que va desde las sensaciones, las emociones, los pensamientos a las acciones tanto presentes como futuras debido a la forma en que el beso que dimos o nos dieron nos impactó.

 

La lengua, signo del corazón de la sexualidad consciente

 

Un fenómeno muy importante que se da en el beso, es la influencia cultural que recibe puesto que hay culturas en las que después del beso se da inmediatamente la consumación del acto sexual mientras que en otras, después del beso la consumación del acto sexual se puede dar después de horas, días e incluso meses.

 

El beso es la manifestación física del poder de la intención que la persona que lo da le brinda a la persona que lo recibe. La intención con que se da un beso, en el contexto de la sexualidad, es muy variable de un individuo a otro. La intención puede ser agradable o desagradable, es decir, tú puedes dar un beso con la intención de dominar, someter y poseer o, por el contrario, con la intención de compartirte, impulsar o motivar. Por lo tanto, un beso te puede equilibrar o desequilibrar; un beso te puede intimidar o te puede liberar.

 

La boca es una de la nueve “puertas” de contacto de tu cuerpo físico con el mundo exterior y a través de ella todo lo que sale por medio de tu palabra y de tus besos te conduce, sexualmente hablando, hacia la culminación y continuidad de un sexo pleno, apasionado y liberador o, hacia un sexo obsesivo, apasionado, pero insatisfecho.

 

La mayoría de las personas besan en forma inconsciente, pero con intenciones nulas, confusas o malas, es decir, no prestan atención ni dan importancia a la sensibilidad que poseen en sus labios ni a la forma en que sus pensamientos, cargados de tensión, preocupación, ansiedad, despecho, prejuicios, deseos insatisfechos, venganza y rivalidad, miedo y/o expectativas “afectan” el resultado del beso.

 

El beso dado con consciencia implica que el ser humano que lo da, está totalmente presente y su presencia embriaga a la persona que lo recibe; implica que la intención del beso es transmitirle a esa persona que es importante, valorada y merecedora, implica que el ser humano que da el beso brinda compañía, protección, ternura, pasión, sensualidad, erotismo, exotismo, sexualidad, conexión e integración. El beso dado conscientemente exige del ser humano integridad de su esencia porque implica autoconocimiento, autoexploración, auto reconocimiento, auto credibilidad, auto aceptación, es decir, este ser humano sabe que es imperativo ser impecable, creativo, consciente, determinado y agradecido. ¿Porqué’? ¿Para qué? Básicamente, porque sabe que no es lo que entra por su boca lo que le libera sino lo que sale y la forma como sale para lograr, primero, conectarse a la vida como un verdadero ser humano y no como un robot mecánico que cumple bien o mal programas impuestos sexualmente, en este caso el beso, segundo, mantenerse conectado e integrado a la vida y tercero, evolucionar, crear, co-crear y plasmar de energía, amor y pasión todo lo que toque.

 

El beso es una puerta que, al abrirse, te conduce a la intimidad en tu sexualidad. Generalmente, cuando hablamos acerca de la intimidad en la sexualidad, pretendemos que esta consiste en desnudarte frente al(a) otro(a), mantener un cierto tipo de caricias y besos y, llegado el momento, consumar el acto sexual.

 

La verdadera intimidad así como el verdadero orgasmo asusta al ser humano en general. Puede que pienses que el hablar de sexo libremente, desde tu observador, sin tapujos y bromeando incluso al respecto sobre varios aspectos de la sexualidad, es saber intimar sexualmente. Puede, también, que seas un(a) gran conocedor(a) de diversas corrientes sexuales (tantra, sexo sagrado, genitalidad, sexo consciente, caricias y sexo, el beso y el sexo, etc…)  y creas que por ese hecho sabes intimar sexualmente.

 

La lengua, signo del corazón de la sexualidad consciente

 

Bien, lo que sucede con la verdadera intimidad en la sexualidad, es que está en otra dimensión completamente distinta puesto que se trata de que el(a) otro(a) te “vea” como tú te ves, se trata de que te mire desde dentro tuyo como te ves tú (siempre y cuando tú hayas logrado mirar tu sexualidad desde dentro de tu ser esencial), es una invitación a ver lo más profundo de tu ser, por eso asusta e intimida tanto a las personas. Si esto no ocurre así, tus relaciones sexuales serán superficiales aunque lleves mucho tiempo co-habitando con una pareja estés casado(a) o no, incluso en encuentros casuales, si no vives una intimidad sexual contigo, siempre vas a tener barreras ya sean físicas, emocionales y/o mentales porque te encuentras dividido(a).

 

Para que puedas disolver el temor a la intimidad sexual primero, debes lograr tu intimidad individual porque las relaciones profundas e íntimas, requieren de privacia, requieren de dos personas enteras, totales e integradas. Así, a menos que seas y estés centrado(a), es decir, que sepas quién eres y cuál es tu naturaleza tanto sexual como de ser humano, no podrás intimar verdaderamente con nadie y tus relaciones sexuales estarán impregnadas de auto engaños y engaños implícitos de uno y otro participante porque esas relaciones serán solo ilusiones.

 

El miedo surge, generalmente, de las dudas que se tienen respecto al soporte que pueda tener una relación si se “sabe la verdad” de cada uno. La mayoría de las personas, desafortunadamente para ellas, prefieren vivir en la agonía y ansiedad que produce el no atreverse a intimar porque, por lo menos, “tienen una relación” y “no están solos”, “no hay necesidad de correr riesgos” o, por otro lado, son promiscuos y van de una relación a otra para “mantenerse a salvo de la intimidad sexual”.

 

Todo lo anterior entre comillas, ¿por qué? Porque se mantienen en relaciones falsas aumentando, paralelamente, su desconfianza, su recelo y su ansiedad, por lo tanto, su neurosis y su miedo.

Cuando las personas saben intimar sexualmente sucede que están realmente vivas y presentes, su estado de presencia involucra todo el entorno en el que se encuentran, por lo tanto, son personas impredecibles (lo cual no es sinónimo de irresponsabilidad) porque nadie puede saber qué va a ocurrir en el siguiente momento. Este tipo de personas, al relacionarse en tiempo presente, tienen una gran capacidad de entrega e intimidad, porque no condicionan ni manipulan a la otra persona y es por eso que son tan fascinantes. Las posibilidades de una relación maravillosa son infinitas y, al mismo tiempo, enigmáticas.

 

Cuando se vive la sexualidad a través de lo genital exclusivamente, hablar de una estimulación a fondo del sexo, por medio del tacto profundo, es difícil de concebir en la experiencia ya que el tocarse a profundidad nos conduce a la verdadera intimidad y ésta, por lo general, nos resulta amenazante porque nos asusta.

 

La lengua, signo del corazón de la sexualidad consciente

 

El experimentar el sexo a través de lo genital implica el olvido o la ignorancia de la estimulación de las zonas erógenas del cuerpo como lo son las orejas, la espalda, los pies, las manos y los labios por ejemplo. El estímulo de estas áreas del cuerpo, sensibiliza en un plano más profundo y elevado el deseo y la pasión en un encuentro sexual ya que el cuerpo nos va revelando y desvelando, poco a poco, algunos de sus misterios. Muchos de estos misterios se desvelan a través del sentido del olfato; éste con una ambientación adecuada, estimula un estado de relajación en los participantes y al mismo tiempo, mantiene la excitación en un nivel interesante y seductor.

 

Sin embargo, si no te conoces sexualmente, si no tienes intimidad sexual contigo entonces, te invade un miedo a lo desconocido y empiezas a levantar murallas a tu alrededor para que no se “encuentren tus temores sexuales y tú”. Con esto, es prácticamente imposible vivir la vida en plenitud porque necesitas sentirte seguro(a) y protegido(a) para que nadie te dañe y así, poco a poco y sutilmente, te vas transformando en un ser rígido en tu pensar, en tu sentir y en tu accionar sexual porque tevas endureciendo.

 

Si estás dispuesto(a) para la intimidad sexual, entonces, tu sencillez, sin pretensiones, le permitirá al(a) otro(a) disfrutar de ti.

 

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Jaquelin Machado

SALUD

Núm. 300 – Noviembre 2024