Revista Personae

SILENCIO, SEXUALIDAD Y CUERPO

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Para llegar a este nivel de silencio en tu sexualidad has de haber pasado ya por muchas experiencias sexuales tanto satisfactorias como dolorosas. El silencio en tu sexualidad requiere la unión de tu luz y sombra. ¿A qué me refiero con esto? Bien, respecto a la parte de la sombra me refiero a que, en tu desarrollo sexual, lo más seguro es que has crecido en ambientes restrictivos y represores en cuanto a comportamientos sexuales se refiere como la mayoría de los seres humanos, y ello ha contribuido a que, para ti, muchos aspectos de la sexualidad te causen culpa o formen parte de tu tabú sexual, por ejemplo la masturbación, las relaciones sexuales prematrimoniales, el mostrar excitación y pasión como realmente sientes y muchos más. Así, con el tiempo, te pudo haber orillado a manifestarte sexualmente de una forma que no eres tú realmente y, ejemplos de ello pueden ser: Ceder a relaciones sexuales cuando no quieres, demostrar tu hombría para no quedar mal, fingir que el sexo no te afecta y que eres capaz de experimentar lo que sea, abusar de sustancias para tener “mejor sexo”, manipular, dominar y someter al (a) otro(a), condicionar un encuentro sexual, decir SI cuando querías decir NO y viceversa, fingir orgasmos que no sientes, exagerar tú excitación con jadeos y movimientos grotescos, etc.

 

Silencio, sexualidad y cuerpo

 

Todo esto, en el fondo, produce interferencia y ruido entre tu ego personal y tu yo esencial. Para llegar hasta tu YO esencial, que es el que te brindará la experiencia de vivir la plenitud del silencio en tu sexualidad, es importante romper todas esas barreras que se han forjado alrededor de tu ego personal y que te forma una identidad y te hace creer que eres tú y que no te puedes comportar y vivir diferente.

 

En cuanto a la parte de luz, me refiero a todas aquellas experiencias sexuales en las que pudiste sentir placer sin culpa y que fueron tan plenas que quisiste repetir esas experiencias todo el tiempo y que, al buscar volver a experimentar “lo mismo” caíste en comportamientos obsesivos que te llevaron a la frustración de no poder vivirlo de nuevo. Es la parte de luz porque ya comprobaste que se puede disfrutar sin culpa ni represión y tampoco rebeldía. Cuando analizas y profundizas en ti mismo(a), estás listo(a) para unir ambas polaridades (luz y sombra sexuales) e iniciarte en el camino que te conduce a experiencias de silencio sexual en las que empiezas a “escuchar” los misterios del sexo y el enigma de tu cuerpo. ¿Eres capaz de imaginar el silencio en tu vida sexual? Cierra un momento tus ojos y empieza a explorar tu cuerpo, con el poder de tu imaginación recórrelo cada centímetro, respira, suspira, escúchate respirar, siente ese espacio interior, si de verdad sientes que eres merecedor(a) del placer, sabes que siempre hay tiempo para ti. Llegar a Tu Silencio Sexual implica intimidad contigo e intimidad contigo significa paciencia y aceptación total. El cerrar los ojos facilita esta intimidad ¿No sueñas con placeres exquisitos? ¿Acaso no tienes deliciosas fantasías? ¿Sueñas con no sentirte juzgado(a) en la intimidad? Sabes que en una u otra forma el miedo y la ansiedad se manifiestan en algún punto de tu vida sexual. También sabes que aunque no lo expreses y no lo reconozcas, te gustaría no sentirlo. Hay una infinidad de máscaras que te impiden llegar a tu propio Silencio Sexual, algunas de ellas están tan intrínsecamente integradas a tu personalidad que crees que forman parte de ti, que te describen: no es así, no eres tú.

 

Por otro lado, si pretendes pensar positivo y, en base a ello, actuar en tu sexualidad, notarás que no siempre te funciona. La mente no puede sanar por sí sola al cuerpo. Es importante accionar. Primero tienes que accionar contigo, abrir brecha hacia ti mismo(a). Hablo de sanar al cuerpo porque nuestro cuerpo, desde muy temprana edad empieza a ser censurado en el “sentir”. Se le condiciona tanto y de tantas maneras (con códigos de familia, sociales, religiosos, culturales y educativos) que más que portar tu cuerpo con orgullo y agradecimiento, te manifiestas como portando una armadura que te impide acercarte realmente a los demás y viceversa, con una sutil, pero constante insatisfacción, con un anhelo de sentir plenitud y éxtasis, pero sobre todo: Con demasiado ruido en tu interior.

 

Ahora, tal vez, el que te hable del Silencio Sexual ya no te suene tan disparatado y cursi. Para poder llegar a este Silencio es necesario que acciones a tu ritmo y empieces por identificar cuáles son tus miedos al “sentir”, sentir placer asusta por paradójico que suene. Anhelas libertad sexual, no libertinaje; anhelas libertad sexual, no control, manipulación y condicionamiento; anhelas libertad sexual, no sometimiento. Y aunque estas condiciones se manifiestan en forma diferente en mujeres y hombres, no son excluyentes en ninguno de los dos casos. Dicho anhelo de libertad se complementa con un anhelo de paz sexual, si, paz sexual y ésta no es sinónimo de abstinencia ni nada por el estilo, tampoco implica la represión de la pasión. El Silencio Sexual te conduce hacia tu libertad y paz sexuales. Menciono “” libertad y paz porque eres único(a), te permite empujar tus propios límites hacia afuera de ti mismo(a) y con ello vivir una experiencia sin intimidación. Es importante que tomes en cuenta que el cuerpo físico exige, el cuerpo emocional grita, el cuerpo mental habla, el cuerpo espiritual susurra y el alma en silencio lleva al Éxtasis.

 

Este sendero del cuerpo físico al alma y del silencio pasa inevitablemente por el trabajo íntimo y profundo con tu cuerpo y la percepción que tienes de este. La piedra angular de la sexualidad es el cuerpo físico. Tenemos dos cuerpos físicos: El “cuerpo objeto” que desconocemos por el misterio que implica, y el “cuerpo imagen” que es la definición que le damos cada uno de nosotros y es con el que nos interrelacionamos; ahora bien, entonces, te preguntarás ¿porque hemos llegado a este punto? Las razones son diversas, pero esencialmente todas ellas convergen en una sola: La Desconexión con la Naturaleza de la Vida misma que a lo largo del tiempo nos ha ido transformando en una especie de «zombies», porque es irónico que habiendo tanta libertad sexual en la actualidad, paralelamente hemos ido obsesionándonos con ella, por un lado, y sintiéndonos cada vez más vacíos, por otro.

Para volver a conectar con la naturaleza de la sexualidad y de la vida y, al mismo tiempo, disolver la división sexual en la que actualmente te vives, puedes empezar por cambiar el mito de la fecundación y transformarlo desde otra perspectiva.  Si en lugar de que la fecundación sea una lucha entre los espermatozoides para conquistar al óvulo, qué tal si se trata, más de una cooperación mutua entre lo femenino y lo masculino al servicio de la consciencia sexual, ya que son la base fundamental de la vida en este mundo. Con esta visión renovada de la fecundación, lo masculino (espermatozoides) se lanza al mundo (canal vaginal) y lo femenino (el óvulo) voltea su mirada hacia lo masculino (esperma) apelando a sus deseos favorablemente y, mediante el orgasmo femenino, facilita el camino de los espermatozoides hacia la trompa y, éstos, se ayudan entre sí para darle paso al espermatozoide más apto para fecundar al óvulo quien lo absorbe con respeto y delicadeza y no lucha. Con este tipo de unión se da la fecundación de un nuevo ser humano más consciente y con mejores posibilidades de vivir en plenitud.  Con esta visión de la fecundación tanto lo femenino como lo masculino juegan roles activos y receptivos a la vez.

 

Ahora empiezas a ser más consciente de la importancia que realmente tiene tu cuerpo como el templo sagrado que, al entrar en contacto, primero consigo mismo y luego con otro ser humano intervienen inherentemente cuatro formas fundamentales de relación:

 

  1. Yo Físico (tiene que ver con las necesidades). 2. Yo Sexual Creativo (tiene que ver con los deseos). 3. Yo Emocional (involucrado con los sentimientos). 4. Yo Mental (lo conforman las ideas y formas de pensamiento) y en estos estados o cuerpos del ser humano interviene definitivamente el Yo Espiritual (que nuevamente aclaro no es sinónimo de religión y que tiene que ver con un alto grado de consciencia).

 

Cuando una persona se encuentra en armonía consigo misma, se dice que está perfectamente alineada y/o coagulada, es decir, esta persona piensa una cosa, ama esa cosa, la desea y va por ella. No obstante, esta alineación depende, en mayor medida, del nivel de consciencia que se tenga.

 

Silencio, sexualidad y cuerpo

         

Partiendo de la conexión que se presente con la naturaleza sexual, en un encuentro sexual, el hombre no es el que «hace el amor» más o menos bien con la mujer, sino que dos repúblicas celulares, dos universos se unen. El hombre y la mujer están conectados entre sí, los intercambios se hacen en todos los planos. Gozar a nivel puramente genital no es en realidad esencial ya que no se está centrado en un placer egoísta, cada uno se abre al universo corporal del otro como al suyo propio. El orgasmo no se rechaza, pero no tiene importancia real ni para un miembro u otro de la pareja. Manteniéndote en este nivel de comprensión te puedes dar cuenta si estás armonizado(a) y viviendo en plenitud, tus capacidades creativas se incrementan, y tú estás en constante renovación, ya que tu energía sexual se mantiene fluida.

 

Cuando esta energía se estanca en algún punto de tu ser, entonces, surge la división e irremediablemente van surgiendo diferentes síntomas que se manifiestan a través de enfermedades y/o adicciones tales como vigorexia, anorexia, bulimia, alcohol, drogas, trabajadores compulsivos, comedores compulsivos, comportamientos obsesivos, depresiones. Así que tienes la maravillosa oportunidad de redescubrirte y sorprenderte a ti misma(o) del potencial sexual a cada instante. En la medida en que te atrevas a explorar en las profundidades de tu ser, la vida misma te brinda.

 

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SALUD

Núm. 300 – Noviembre 2024