Revista Personae

CONTEMPLACIÓN METAFÓRICA

Emma Best Maugard

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Marcela Magdaleno

 

J´ai une grande bourse

Pour les cours

Oú je mets

Un carnet

Nahui Ollin

 

 

En el 2016 trabajé en una Casa de asistencia impartiendo un taller de autobiografía y, una de mis alumnas llamada Sara, nacida en 1929, me contó los secretos de su familia y justo en diciembre de ese año me pidió asistir al Palacio de las Bellas Artes, a la inauguración de la exposición pictórica “La espiral del arte” de su tío, el pintor Adolfo Best Maugard. Al entrar en su mundo, me cautivó su dinamismo existencial y originalidad pictórica, y uno de sus grandes trabajos fue realizar la escenografía y vestuario para Ana Pavlova en el ballet mexicano, luciendo el atuendo de China Poblana. Best Maugard fue jefe del Departamento de Educación Artística (1921-1924), de la –entonces– recién creada Secretaría de Educación Pública por José Vasconcelos. En esta etapa creó su Método de Dibujo de Best Maugard, el cual parte de siete líneas para construir cualquier forma de la naturaleza, con rectas, círculos, curvas, zigzag, espiral y su técnica se volvió oficial, impartiéndose en escuelas de prácticamente toda la república. Fue asistente del director de cine ruso Serguei Eisenstein, rodando la película ¡Qué viva México! Dirigió varios documentales entre ellos “Humanidad” (1934), donde salió la escritora y amiga Elena Garro. Después de conocer todo el proceso creativo de “Fito”, como le decían sus amigos, decidí tocar el tema familiar con Sarita, y en una de aquellas charlas en silencio me habló de Emma Best, su tía, hermana de Adolfo y al ver mi interés, un día sacó un diario de sus creaciones el cual me sorprendió por dos puntos: la originalidad y creatividad de una mujer que básicamente vivió en una profunda soledad y el segundo, un abandono como creadora y mujer, siempre al servicio de su padre, esposo y hermano. Emma Best Maugart fue una de tantas mujeres que vivieron en el anonimato de su época. Emma no fue la gran artista porque fue tratada como una niñita, enaltecida como hija y esposa frente a la sociedad, pero suprimida y minimizada en su arte. Por tal motivo, en este texto honro los talentos femeninos que a través del arte rompieron paradigmas para tener espacios e iluminar caminos, para que las nuevas generaciones puedan expresar sus procesos creativos.

 

Marcela Magdaleno, Emma Best Maugard

 

En los años treinta, cuando un hombre escribía poemas o pintaba, se hacían libros y grandes exposiciones, pero si una mujer lo hacía, su trabajo sencillamente era tirado a la basura, o a lo más, se llegaba a leer en tertulias familiares, para después guardarlo en su closet bajo llave, porque era vergonzoso mostrar creaciones propias. Este es el caso de Emma Best Maugard.

Sus padres fueron Carlota Maugard, ama de casa y Alberto Best Monterde, quien estudió en Francia arquitectura y a su regreso influenció la estructura arquitectónica de la colonia Juárez. Su hijo Adolfo, gozó y sigue gozando de prestigio, pero su hermana Emma básicamente vivió bajo la sombra del sabino. Emma Best no estaba alejada de este mundo cultural porque organizaba tertulias en su casa, localizada en la calle Támesis número 13, donde asistían grandes artistas para compartir intereses creativos, aventuras expresivas y novedades culturales.

 

Emma fue una mujer distinguida por su belleza y elegancia, culta, dominaba el francés y le apasionaba la lectura, quienes la recuerdan hablan de sus profundos ojos negros que observaban en silencio. Estuvo casada con el arqueólogo y pintor Jorge Enciso y no tuvieron hijos. Desde el principio, sus padres se opusieron a su boda, pero ante su insistencia, terminaron cediendo. Fue educada en Europa, en su adolescencia y asistió a una academia en Montmartre. Emma perteneció a la generación de Antonieta Rivas Mercado, Angelina Beloff y Nahui Ollin, pero no gozó de ese empoderamiento. Su esposo, Jorge Enciso, nació en Guadalajara y estudió en el taller del maestro Félix Bernardelli. Al llegar a la ciudad de México ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de San Carlos. Su especialidad fue pintar códices, figuras y adornos geométricos y su pasión por la arqueología mexicana lo llevó a escribir el libro “Sellos del antiguo México”. En la academia conoció a Adolfo, y Emma, a su futuro esposo, pero en voz baja Sarita me confesó que una de las grandes sus tristezas fue no haber tenido hijos. Se rumoraba que entre su hermano y su esposo existía una relación amorosa, pero entre los prejuicios de la época y los tabús de la aristocracia tuvieron que esconderse. En otra ocasión Sarita me confesó: cuando yo me casé, Emma me mandó un arcón de seda con todos sus camisones traídos de París y me puso una tarjetita: “Ojalá que a ti sí te sirva”. Luego hubo un rumor, que entre que mi tío Jorge y Fito eran pareja, era vergonzoso porque era secreto y eso bastó para destruir a una mujer preparada. Ahí se acabó la rama, no hubo hijos.

Aquí lo importante es el arte que la tía Emma dejó en varios cuadernillos que milagrosamente se conservaron y que su sobrina Sara conservó como un tesoro. Me agudizó la curiosidad y se los pedí. Al ver su trabajo descubrí la maravilla de su arte, sencillo, profundo y digno de una época art nouveau, usando la técnica de su hermano, sus dibujos están pintados a tinta y lápiz. Gracias a la sobrina de Emma, Sara Best, conocimos a esta artista anónima. Investigando sobre la época y la pintura, encontramos pocas referencias sobre Emma.

 

Marcela Magdaleno, Emma Best Maugard

 

Su creación tenía títulos como asociando ideas y engarzando reflexiones visuales. Emma recrea analogías, pictórico poético, transmite reflexiones, con letra manuscrita, refleja elegancia y la pátina de una escultura híbrida. Un interesante ejercicio al vincular varias artes: pintura, poesía y contemplación. A través de su arte provoca e invita a hacer un ejercicio de observación. Su propuesta es jugar en soledad. Parece una lección sencilla, pero son ejercicios que educan el pensamiento, la reflexión y la asociación. En literatura son metáforas, en pintura trazos simples, al estilo los hyku, breves, limpios e imaginativos. Emma le da brillo y significado a las cosas elementales como en una imagen: “bajo el arco de unas cejas victoriosas pasa victoriosa la mirada”. Juega con espacios vacíos, con oscuridades y goza los contrastes del día y la noche, fragmenta la ausencia y la nostalgia la hace grande. Emma en su arte es una brizna de aroma cósmico, es un espacio eterno donde ella expresa su dicha, es la quintaesencia de una tarde de estío.

 

Marcela Magdaleno, Emma Best Maugard

 

Láminas

Gráciles cuellos de cisne nos evocan los brazos de las bailarinas.

El chorro del curtidor es collar que se desgrana en cuentas de cristal.

Cada ramo de gladeolas es una explocion de flores.

Palomas en desbandada parecen los anuncios al caer del avión.

Muebles en forma de animales grotescos llenan los salones.

Semejando grandes hongos negros, los paraguas surgen con la lluvia.

Se diria cubos de cristal en vaso de hielo.

Pasa la vida el caiman imitando la quietud de la piedra. (mandar nuevamente la imagen)

Las butacas del teatro vacio sugieren un desfile militar.

Una inmensa cristalizacion se agrupan los rascacielos

La boca es una herida que ni sangra ni cicatiza

Penetra el tren al tunel sintiéndose gusano en su agujero (nuevamente la imagen)

Un constante abrazo vive atado al enrejado la trepadora

Al estrecharse con amor las manos parece que se anudan.

En su vuelo los zopilotes trazan rúbricas sobre el cielo.

Hay pasos de ballet en que el pie se mueve igual que un ave picoteando el grano.

Bajo los arcos triunfales de una cejas pasa vistoriosa la mirada.

Algunos cuadros sobre los muros dan la impresión, de ventanas completamente abiertas.

Con una colcha de retazos se cobijan las colinas.

Un manton jardin de seda, envuelve a la mujer.

Una noche estrellada, mar y cielo confundidos, se diría que todo es firmamento.

La cordillera aparenta el oleaje de un inmenso mar petrificado.

Fuentes que se derraman lo mismo que ojos arrastrados por el llanto.

Bajo el cálido sol, la rosa exhala tibio su pefume simulando un peletero.

En un encuentro fugaz, dos mariposas simulan trémula flor.

El cohete cuando estalla nos da la visión de una araña luminosa.

CULTURA

Núm. 300 – Noviembre 2024