MUJERES A TRAVÉS DE LA POESÍA
- PERSONAJE
- febrero 2022
- Marcela Magdaleno
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En este artículo me propongo entregarles los diferentes matices que habitan la mujer, no todos porque me tendría que convertir en alquimista, ya que en el laboratorio psíquico de la mujer habitan infinidad de universos. Pero en mi largo haber como periodista y poeta he caminado muchos kilómetros estudiando los quehaceres y talentos, los sufrimientos y gozos de la mujer, por ello, pasearé a mi amado lector por la poesía a través de la mujer, explicando cada evocación habida en diferentes facetas.
Hace poco fui a Ciudad Juárez a un congreso de poesía y en mis tiempos de ocio salí a caminar sobre la avenida Tin Tan que es de las principales, nombrada así en honor del cómico de carpa. Me llamó la atención que las calles están solitarias, con ráfagas de sol candente dejando huellas silenciosas. Pasé a comprar unos burritos con unos amigos, y en la junto a aquel sencillo local había unas paredes con poster y anuncios con las fotografías de mujeres de cuerpo entero: niñas quinceañeras con sus vestidos vaporosos y coronita de brillantes, adolescentes con jeans y tenis, madres, obreras y abuelas; esas imágenes estaban carcomidas por la lluvia y el sol, tenían un color grisáceo. Las miré detenidamente, después pregunté a los amigos locales quienes eran, —son nuestras muertas. De pronto del cartel desgastado sentí a un alma que brotaba del muro, y me pasmé. Las historias son infinitas, escuché las de tortura y muerte, desgarrándome por dentro y eso me llevó posteriormente a escribir una serie de poemas con esa temática para honrar las almas de las muertas de Juárez. Este es uno de los poemas dedicados a ellas, titulado Regateo: “En la frontera se venden niñas a cualquier edad/ güeras, morenas y pelirrojas/hay diferentes precios/los domingos se cierran tratos. También las hay de segunda mano o salidas de la cuna para un violento despertar./ A su derecha está la vitrina de las nonatas que se apartan a mitad de precio/si no tienes plástico, se aceptan carros, armas, ranchos, /Pero una vez retiradas, no se pueden regresar./Mañana hay regateo /Llega temprano porque las de otoño-invierno, están listas para usar”.
Continuando con mi camino, me involucré en temas de salud, y ya que el cáncer de mama está en alerta, me involucré en varios movimientos para estudiar qué es lo que provoca este mal y motivarlas con arte y versos a seguir en la lucha. Este fue el poema que les dediqué: Un día cualquiera: “Canto salmodias para los senos heridos/sedientos de ternura./Cantos que azuzan miedos,/y tejieron resentimientos en lugares vacios,/anhelos insatisfechos/himnos para reventar nudos de odio/y ahuyentar las garras/de un juicio absurdo/Patios traseros sin barrer /silencios ultrajados./¡Apúrate que no has lavado la cocina!/felinas que nublan la identidad, /decretos que nublan la voz interna y te dejan sin senos / al abrir la puerta de la alcoba. /Tápate los senos para que no espantes, irrumpió la voz.”
Sin embargo en este largo camino también existen hermosas evocaciones, la ternura de las niñas y sus juegos me inspiraron a escribirles una serie de poemas, haciendo un ejercicio para recrear a esos momentos de magia: Juega; “Traca, traca la matraca/gira en manos de la niña /brilla sana y juguetona /gira cantos, ya no ronca/Vuela entre gozo y carcajada/Sabe a ocarina y fresa,/papalotes de arco iris /Ya no llora la muñeca/la pasea con la araña/ comidita de flores/juega, sin tiempo, la niña”.
Otro poema que me sirvió para detallar a las abuelas se llama: El árbol de las viudas: “El árbol de las viudas afina timbales,/entona arpegios en el útero del alba./El candelabro presagia las almas guerreras/penden en racimos solares,/lagrimean anillos de ámbar en el bosque de tus cejas,/donde sus nombres se multiplican/y mojan sus raíces de acuarela./El árbol de las viudas/estrangula arrecifes, en sus lenguas de fuego abreva vetas de madera,/birlando al espejismo de las ninfas,/quienes guillotinan a carcajadas/las sonajas de arena./En diciembre el árbol recoge sus copas moradas,/sus hojas sueñan en los pétalos, y siembra en sus labios relámpagos de sueños./En sus vetas hay limbos donde anidan curanderas que danzan y rocían consejas,/las viejas clarividentes, en burbujas de Astomelia besan el tronco firme, salivando salmos de canícula forastera;/ placidez en la cordillera./Las viudas aparean sus lianas con los céfiros de filigrana, son esferas de fuego en agujas de llamas./Su aleteo resucita centauros, estira letras en las cunas,/invoca a Dios en diarios de linajes insumisos; evocan hijos con el aire que viene y va,/hojas secas de brisa férrea escurren lágrimas de hielo/fecundan violetas./Las pretéritas hadas rusas preñan gemas de rama en rama,/mecen ecos y arrullan almas/viejas de versos bucólicos;/cantadoras negras/que escurren, como canoas en mi boca,/coplas de agua floreciendo en la cañada./Su canto de espuma irrita al meridiano,/las viudas irrumpen/el futuro como aves en el ocaso,/retoñan frutos, hipnotizan con visiones al tronco con sabor a sombra , sin hoguera en la entraña. En el árbol de las viudas viven mis abuelas, que ya son pétalos polveando ramales”.
Dentro del mundo de la investigación también descubro mujeres abandonadas, mujeres que fueron talentosas, pero fueron dejadas en la sombra, pese a su gran talento y este poema está dedicado a Carmen Mondragón mejor conocida como Nahui Ollin, pintora, actriz y escritora que murió en el abandono después de haber sido la musa de Diego Rivera, el Doctor Atl y fue quien abrió horizontes creativos en una época de estrechez en tradiciones y conciencia. Fulgor vertiginoso “…Te vi iluminando el universo paralelo; tus ojos colibríes/abrevan en ciudades vacías, tu silueta es ciénega nocturna. Los estruendos de tu cabello briznan la fe. Aflojas la peineta. Las ideas pasan, liberan las horas. En la bolsa de tu abrigo hay llaves, ferias y cementerios. Tiendes tus recuerdos al sol, tu canto congela el tiempo de párvula en París, las monjas te vigilan por las llagas de tus manos. Las letras de la Energía Cósmica consuelan tus lágrimas desnudas de mar. Tu nido de garzas y ángeles fue degollado entre atmósferas almidonadas con plumero de lechuza. Un alma en agonía gemía y ansiaba salir. Tu suerte fue dada en el giro de una moneda. Simulaste ser dama de alta sociedad: marido de clavel blanco y sexo reprimido, boda lúgubre y Luna de Miel en Chapultepec. Te negaste a ser vendida como brazalete, por eso huiste del sacramento vestida de polvo lunar”.
Me despido con un canto a sor Juana Inés de la Cruz, que es un icono de nuestro estado Enigma “¿De quién escapas? ¿A quién persigues? Helenista de llanuras góticas, te cocieron los ojos con alambres de fuego, por osar abrir el cofre de la humilde sapiencia. Develas tus delitos, edificas juguetes literarios con tu brújula divina. Danzas con el silogismo de la muerte en la tétrica caverna. Sedujiste con tu arpa al Leviatán y sacudiste a las damas de la Vela Perpetua. Arde y quema constante, tu mirada ensordece al traidor. Lento muy lento subrayas tus letras, barrocas caricias, en labios de Dios”.