Revista Personae

PATY NAVIDAD

Reencuentro con la música y los reflectores

COMPARTIR

Facebook
Twitter

Desde muy joven arrancó suspiros, ya fuera como cantante, actriz o conductora, Paty Navidad en la actualidad conduce Music Battles México desde Azteca Uno, donde se reúne con una de sus grandes pasiones, la música regional mexicana.

En este programa, se busca a la nueva estrella del regional mexicano con intérpretes que no son novatos, pero que no han logrado despegar, nuestra entrevistada comenta: “Esta es una segunda oportunidad muy importante para ellos y para mí también porque estoy regresando a los escenarios por medio de la conducción, en un programa, además de música regional, que también es lo mío, lo que yo hice desde muy chiquita. Estoy muy feliz y muy agradecida con Azteca por la confianza y la oportunidad que me brindan en este proyecto”.

“Después de MasterChef, que también fue para mí una puerta bien importante que abrió Dios, pues han venido sucediendo las cosas. Esta propuesta es muy valiosa, porque después de varios años de haber estado alejada –no por decisión propia–, de la televisión y de los escenarios, me regresan nuevamente con el público, a experimentar la cercanía, a tener esa relación a través de la conducción”, añade.

 

Paty Navidad

 

Sobre por qué se alejó de los escenarios, comenta: “Nunca nadie me lo dijo. Fui, pregunté y me dijeron que no había motivo por lo que no me dieran trabajo, pero me dejaron de dar trabajo. Estuve haciendo castings en muchas partes, hice una participación especial en ‘Señora acero’ para Argos y cositas así, pero realmente durante diez años me dieron únicamente dos proyectos. No sé por qué, pero si alguien lo sabe, yo le agradecería que me lo hicieran saber. Aunque ya creo que no importa, porque bendito Dios, ahora estoy trabajando aquí, donde me han recibido como familia y me han tratado con mucho respeto, lo agradezco infinitamente”.

 

El programa llega en un momento donde el género está siendo revalorado, pues no hace mucho, era visto con desprecio en ciertos sectores: “Es muy triste lo que sucedía, porque tenemos una música maravillosa, increíble, admirada, respetada, aplaudida, homenajeada en muchos países del mundo, excepto — hasta hace algunos años– en el nuestro. Yo empecé cantando esta música, son mis raíces, pero era mal visto, y como mujer era todavía peor, porque la acaparaban los hombres y era considerada la música de los nacos, de los pobres, era ‘la música gacha’, la vulgar. Nuestra música regional abarca ¡todo! No sólo mariachi, banda y norteño, sino bolero, cumbia, salsa son parte de nuestra raíz cultural, musical y en estos momentos se les está dando ese lugar, ese reconocimiento y ese valor. Ahora, en cualquier fiesta, así sea la más elitista, donde antes solo escuchabas música en inglés, aunque muchos no supieran hablarlo, ya se está reconociendo y valorando nuestra música mexicana. Todos tenemos derecho a decir si nos gusta más esto que lo otro, pero no a rechazarla o no a crucificarla, hacerle el feo, no, es nuestro país y nuestro sentimiento. Ahorita es muy bonito porque ya todo mundo está conectando con esa parte de lo nuestro”.

 

Empezó muy joven y no siempre ha sido fácil la carrera de nuestra entrevistada, por lo que pregunto si alguna vez pensó, ‘Esto está muy duro, mejor me vuelvo contadora’, por ejemplo. Responde casual y divertida: “No, no, no lo dije. Fui contadora de dinero a los 15 años porque trabajé en un banco, pero nunca pensé en encontrar ninguna otra cosa. Bueno, tampoco he vuelto a contar tanto dinero como en el banco, mi carrera la he hecho únicamente por amor y con mucho esfuerzo. Fíjate que a pesar de las dificultades y que llegué muy chiquita de Sinaloa, de la meca del regional mexicano, fue complicadísimo: en algunas ocasiones tuve hasta que dormir en la calle, cantar en el metro. Me enfrenté a retos muy fuertes, donde pusieron a prueba mi resistencia y mi amor por esta profesión y no me rendí, al contrario, me fui fortaleciendo y se fue desarrollando más esa voluntad de resistir, persistir y no desistir. Aguanté, me fui poniendo metas más altas, más claras, y no, nunca, nunca lo dije. Por momentos sí me sentía agotada, desfallecida, decía Dios Santo, ¿qué más tengo que aguantar? Para mí es muy satisfactorio porque ya son muchísimos años de carrera, contando desde la música”.

 

Narra: “Empecé cantando desde los 9 años en Sinaloa, a los 12 en programas de tele y a los 15 en masivos, eso me dio mucha más fortaleza, clarificó mis metas y no me arrepiento para nada, lo agradezco infinitamente. Son un poco más de 30 años de carrera. Estoy muy agradecida con el público porque no todo mundo tenemos ese privilegio de decir, ‘estoy haciendo lo que amo’, gracias a ellos es que continúo aquí, a pesar de las pausas que han surgido a través de todo este tiempo. Nunca dije que me iba a regresar, al contrario, hablaba con mis papás y les decía –al principio–, ‘Estoy muy bien, me está yendo maravillosamente bien’ y a lo mejor no tenía ni qué comer, ni dónde dormir, pero no los iba a preocupar, ¿verdad? Yo decía aquí aguantó todo lo que pueda”.

 

Paty Navidad

 

Conduciendo un programa musical, reconoce seguir enamorada de la música y eso le genera empatía con los concursantes: “Yo los veo y me veo a mí, yo pude haber sido una participante. A pesar de que tengo cinco discos, todavía, hay gente que puede decir ‘¿a poco canta?‘. Yo vine por la música, yo no sabía que iba a ser actriz, ni que iba a conducir, ni nada, ¡yo venía a cantar! La vida, el destino, todo me fue llevando hacia otra parte y el público me recibió súper bien, pero mi objetivo y mi pasión más grande siempre ha sido la música”.

 

Hay quien ha catalogado a la música mexicana de machista, Paty Navidad opina: “Tiene que ver con que antes estaba acaparada por hombres, pero ahora hay mucha más apertura y también está lo contrario; hay muchas mujeres que cantan maravillosamente, cantan y cantan las contestaciones o simplemente temas de mujeres fuertes, de mujeres independientes. Yo no me considero que forme parte de las que afirman que nosotras somos mejores que los hombres, no, no, no, yo no soy feminista. Soy una mujer femenina que valoro tanto el lugar de la mujer como el del hombre, tengo mamá y papá y a los dos los amo por igual. Para interpretar, pues se presta, sí pueden existir temas de un lado o de otro; pero, ya como sentimiento, pues yo creo que eso ya está quedando atrás. Hay muchas mujeres que ya vienen con temas directo a los hombres, hay de todo, se vale. A mí me encanta interpretar temas fuertes que digan cosas, ya sea de amor o de desamor, pero que puedan conectar con la gente y con esas vivencias que a todo mundo nos pasan”.

 

Ciertas declaraciones de Paty Navidad han resultado polémicas, ella expone: “Ahora está politizado todo. Todo el mundo quiere opinar, pero si opinas diferente te atacan, porque están peleando para que sea un pensamiento único y eso es muy triste, porque cuando todo mundo piensa igual es que nadie está pensando. Quieren acabar con la diversidad de pensamiento, pero una de las riquezas más bellas que tenemos es la diversidad en general, no sólo la diversidad sexual, la diversidad empieza por la diversidad de pensamiento. La libertad de expresión no sirve de nada si no existe la libertad de pensamiento y eso lo debe de entender la gente. No nos deben crucificar por pensar diferente y pareciera que ahora es lo que están queriendo prohibir, y lo más triste, es que la gente misma está siendo parte de esto, sin darse cuenta, que eso nos afecta a todos. A mí se me han crucificado, se me ha masacrado, linchado mucho por expresar lo que yo soy, sin miedo y a mí me gusta hacerlo. Yo me considero una persona con libertad de pensamiento y si a los demás les molesta, lo lamento en el alma, yo no soy una persona que le vaya faltando al respeto a nadie, ¡jamás! Es más, ni siquiera caigo en discusiones, no agredo a las personas, respeto, los derechos y las libertades de todo mundo. Se me ha clasificado por ser yo, por pensar y por expresar lo que yo soy, pero al final no están entendiendo que son solamente mis pensamientos y mis opiniones, porque yo no soy dueña de la verdad absoluta, igual que nadie lo es”.

 

Para concluir, le pido que se describa: “Me puedo describir como una mujer, auténtica, honesta, libre y leal. Tengo muchos defectos, pero todos los días trabajo en ello. Yo sí conozco mis derechos y por eso los menciono ¿por qué se meten con mis derechos?, que usen los suyos y dejen los míos”.

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024