Revista Personae

KAHRAMANMARAŞ – GAZIANTE Y PÁTZCUARO

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El reciente sismo de Turquía de M7.8, conocido en el ámbito sismológico como el Sismo de Kahramanmaraş – Gaziante, nos estrujó el corazón y nos hizo recordar los sismos en México de 1985 y 2017, los cuales también se conocen como de Michoacán del 85 y de Tehuantepec y Puebla-Morelos, respectivamente. En la comunidad científica, se asigna el nombre de la zona a los sismos, para facilitar el que los recordemos. Por supuesto, este sismo, al que llamaremos de Turquía-Siria, por facilidad, será un sismo que quedará grabado en nuestras memoria, por lo impactante de las escenas y por la gran destrucción. Hasta la preparación de este escrito, se cuentan 39,672 víctimas y desafortunadamente esa cifra seguirá subiendo. También se menciona que hay cerca de 82,000 edificios severamente dañados o colapsados. El sismo de 1985 provocó daños severos o colapsos de cerca de 450 edificios.  

Turquía es un país sísmicamente activo, lo cruzan grandes fallas: la Anatolian del Norte, que pasa por Estambul, y la Anatolian del Este, que es la causante del sismo del 6 de febrero y que alcanzó una magnitud de 7.8, y que ha producido réplicas poderosas como la M7.7, nueve horas después del evento principal, dos semanas después del sismo principal ocurrió un réplica de M6.4. Las réplicas son sismos de menor magnitud, que el evento principal, y que ocurren cercanos en localización y en tiempo. El tiempo de ocurrencia de réplicas, se puede prolongar varios meses; inclusive para grandes sismos, han ocurrido réplicas un año después del evento principal. Las réplicas se presentan cuando los sismos son someros, esto es, menos de 40 kilómetros de profundidad, en el caso del sismo de Turquía-Siria, fue de cerca de 20 km. Desafortunadamente, se conjuntan las peores situaciones: un sismo de M7.8, somero, bajo zonas pobladas y en época de invierno. Se ha comentado que los reglamentos en Turquía no fueron respetados. En realidad, tienen buenos reglamentos de construcción, buenos ingenieros civiles, un mayor número de sismólogos que en México, pero el sismo, con esa magnitud no era esperado. Una situación similar vivimos en México en 1985, ya que la zona en donde ocurrió el epicentro, en la costa del Estado de Michoacán, se había considerado como una Brecha Sísmica, o sea, un lugar en donde no se tenía registros o antecedentes de grandes sismos, y la naturaleza nos probó que estábamos equivocados. Es también importante recordar que los reglamentos de construcción no son retroactivos, estos son modificados y mejorados, pero no podemos obligar a que una edificación construida con antelación se rija por ese reglamento. Los dueños de las edificaciones, somos los responsables de fortalecer los inmuebles, para que estén en concordancia con los reglamentos más nuevos. Lo sabemos bien por ejemplo con la verificación vehicular en la CdMX, ya que, si no está bien afinado el vehículo, no pasará la prueba ni nos darán un engomado “0”.  Pero eso no lo hacemos con nuestros inmuebles, no los “afinamos”, cuando mucho los pintamos.

Kahramanmaraş – Gaziante y Pátzcuaro

 

En Turquía y en Siria han ocurrido cosas asombrosas, estos rescates de personas vivas, que estuvieron bajo los escombros por más de diez días, sólo pueden ser milagros. La ayuda de muchos países, en solidaridad con Turquía y con Siria, ha sido amplia y grande, estos eventos nos unen como seres humanos y sacan el lado bueno de nosotros. México con su grupo especializado de binomios caninos de la Sedena, Marina y la Cruz Roja, cumplieron una tarea muy noble. Tengo el orgullo de conocer a Benjamín Laniado, que dirige el grupo Cadena y que lograron rescatar a una persona atrapada.

 

La gente se ha preguntado si el sismo de Turquía y Siria, se parece al sismo de 1985, la respuesta es no. Yo lo compararía con un sismo con epicentro cerca de Pátzcuaro, Michoacán, conocido como el Sismo de Santa Juliana, el 19 de junio de 1858, y al que se le asignó una magnitud de 7.6. El sismo fue fuertemente sentido en la región Norte del Estado de Michoacán, pero incluso en la Ciudad de México. El sismo provocó un tsunami en el Lago de Pátzcuaro, alcanzando algunos metros de altura y destruyendo 140 casas de adobe. El sismo de Santa Juliana, es un sismo somero y de importante magnitud, que provocó extensos daños en la región de Michoacán, por eso, es más parecido al sismo de Turquía y Siria.

 

Kahramanmaraş – Gaziante y Pátzcuaro

 

No tan afortunadamente, seguirá temblando en Turquía y en Siria, y también en México, se escucha mal, pero es normal que tiemble, es una característica de nuestro planeta, pero lo que nunca es normal, es que estos eventos naturales, se conviertan en desastres, ahí interviene el ser humano. Lo hemos comentado en varias ocasiones, pero no está por demás. Necesitamos saber si vivimos en una zona de amplificación sísmica en la CdMX, o si vivimos en una zona en donde ocurren o se sienten sismos importantes. Hay que investigar en qué año fue construido el inmueble que habitamos. Por ejemplo, el mío se terminó en 1979, alcanzando el reglamento de construcción de ese año. En 1986, se pone en vigencia un reglamento de construcción muy estricto, que tomó en consideración efectos que provocaron los daños de los sismos de 1985. Hacer que se revise nuestra edificación, es buena idea, sobre todo los que tiene estacionamientos en los primeros pisos, que se conocen como “primeros pisos blandos”. Revisar y evaluar los que tienen grandes tanques de almacenamiento de agua en la azotea, ya que cada m3 pesa una tonelada. Lo hemos mencionado antes, realizar simulacros con la familia, durante el día y también por la noche, ubicar adecuadamente el punto de reunión. Saber en dónde nos reunimos si la familia, durante el día, se encuentra en zonas diferentes de la ciudad. Tener una mochila de emergencia, con cosas básicas: botiquín pequeño, agua, algo de alimentos, teléfonos, una manta térmica (estas que son muy delgadas), lampara de pilas, radio de pilas, pila y cable para celular, silbato, un USB con documentos escaneados, fotografías recientes de los miembros de la familia incluyendo mascotas, medicamentos, algo de dinero en efectivo y lo que consideremos sea útil. Hemos ayudado a Turquía y Siria con el envío de grupos de rescate y con donaciones, pero también podemos y debemos honrar la memoria de los damnificados, siendo preventivos ante sismos. Un simulacro el día de hoy, o el fin de semana, podría salvar nuestras vidas.

Prevenir para vivir.

 

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024