GRANDES OBRAS DE MITIGACIÓN
- VERSO CONVERSO
- febrero 2024
- Ing. Carlos Miguel Valdes Gonzalez
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Ya hace algunos años, alguien sugirió la idea de verter cemento en el cráter del volcán Popocatépetl, para detener su actividad. El cráter de este volcán es inmenso, su forma elíptica tiene un eje menor y uno mayor de unos 600 y 800 metros, respectivamente, y al inicio de su actividad tenía aproximadamente 200 metros de profundidad. Esto da un volumen aproximado de 157 millones de metros cúbicos, y si quisiéramos llenar ese cráter con las revolvedoras de concreto con capacidad de 7m3 que circulan por las calles, necesitaríamos unas 22.4 millones de estas “ollas” de concreto. Si tarda cada revolvedora 1 minuto en descargar la mezcla, se necesitarían 15,555 días que equivalen a 42 años. El Popo lleva 29 años en actividad, además de que el metro cúbico de concreto premezclado está en unos $1,500 pesos, lo que es mucho dinero, unos $235 mil millones de pesos, sin incluir la entrega a 5,200 metros de altura. Es muy probable que esta “solución”, no detenga eventualmente una explosión del volcán, sólo que la retrase en tiempo.
Grandes obras realizadas por el ser humano para enfrentar la naturaleza son costosas, tardan tiempo y en muchas ocasiones no garantizan que funcionarán. En el número de enero de hace un año en Personae, hablamos de una gran muralla que se ha propuesto para ser construida frente al ingreso del mar que va hacia Galveston en Texas, la obra sigue pendiente de ser aceptada. En donde sí tomaron cartas en el asunto fue en Islandia, ya que un enjambre sísmico (secuencia de muchos sismos), que se originó a finales de octubre y principios de noviembre del año pasado, cerca de la población de Grindavik, motivó a las autoridades a evacuar a las personas del lugar y a crear barreras, que en caso de que surgiera lava de las fisuras que se presentaron, esta no pusiera en riesgo a la población y a la infraestructura de este puerto de unos 4,000 habitantes. A principios de enero de este año, finalmente la lava emergió del subsuelo y la mayoría de las barreras artificiales cumplieron con su cometido y solo unas cuantas casas fueron dañadas. La última vez que surgió lava en esta parte de Islandia, fue hace unos 800 años.
Grandes construcciones como las presas no solo funcionan para almacenar agua o producir energía eléctrica, también sirven para regular el caudal de los ríos y evitar inundaciones. En 1980 se inauguró en México la presa Chicoasén (ahora Manuel Torres Bodet), ubicada en el río Grijalva, muy cerca de Tuxtla Gutiérrez. En ese entonces, con una altura de 261 metros, fue la 3ª presa más alta del mundo, ahora está en el 6º lugar, pero es la presa más alta del continente americano. Su construcción, en el Cañón del Sumidero, es de enrocamiento, en donde una mezcla de diversos tipos de rocas y arcillas impermeables forman su cortina. La presa, controla el agua del río y genera electricidad, siendo la principal central hidroeléctrica del país. En el mismo río, junto con otras tres presas: Angostura, Malpaso y Peñitas (ahora: Belisario Domínguez, Nezahualcóyotl y Ángel Albino Corzo, respectivamente), regulan el caudal del Grijalva, para evitar severas inundaciones en Tabasco, aunque en ocasiones la naturaleza las rebasa.
Aunque las obras mencionadas antes, sean realmente grandes, existen propuestas para obras con impactos de tipo global. Todos hemos escuchado y espero, tristemente aceptado que el calentamiento global de nuestro planeta es ya una realidad. Entre las consecuencias de dicho fenómeno, está el derretimiento de las grandes masas de hielo en las latitudes norte y sur de la Tierra. El deshielo provocaría el aumento del nivel del mar a escala global, que tendría afectación en muchas poblaciones y ciudades que se encuentran en las costas. Entre Islandia y la parte noreste de Canadá, se encuentra una gran isla conocida como Groenlandia con una población de 56,653 personas y que en tamaño supera por un 10 % al de México. El 85 % de esta isla, que es un territorio autónomo de Dinamarca esta cubierta por hielo. Problemas de falta de agua no tienen. En la isla existe el glaciar Jakobshavn, que es una inmensa masa de hielo, que se mueve. El glaciar tiene una salida al mar, por donde descarga tanto hielo, como agua, ya que a la latitud que se encuentra, todavía hay capacidad de deshielo. El frente del glaciar entre 2012 y 2013 se movía en promedio 45 metros por día, pero al mismo tiempo va retrocediendo hasta 12 kilómetros por año, indicando su disminusión. La cantidad de agua que aporta el glaciar, corresponde al 4% del incremento en el nivel del mar a nivel mundial, durante el siglo XX.
Doug Macayeal, un glaciólogo comentó que en los años 70s, pensar que el derretimiento de los glaciares del mundo podría suceder y cambiar el nivel del mar, era una idea totalmente absurda. Ahora queda claro que el derretimiento de los glaciares pone en riesgo a muchas ciudades y población del mundo.
Recientemente un glaciólogo británico, John Moore, determinó que bajo el glaciar Jakobshavn circula agua con una temperatura que facilita el derretimiento del hielo. Esto sucede en un estrecho de unos 5 km de longitud. Ellos han propuesto un proyecto de la construcción de un muro vertical flotante, anclado al fondo del mar, que limitaría la entrada del agua “caliente”, de esta forma evitando que se derrita el glaciar. El proyecto es ambicioso y costoso, pero propondría al menos un retraso en el incremento del nivel de mar. El tema del calentamiento global, debe ser una prioridad pero no encontramos aún cómo resolverlo. El muro propuesto tendría al menos 100 metros de elevación sobre el suelo marino y un costo de US$500 millones. Los investigadores han consultado a especialistas en la construcción de plataformas marinas, para obtener su opinión sobre dicha obra, que sería parecida a las cortinas de plástico que protegen la entrada de los grandes congeladores, de modo que la fauna marina podría circular entre dicho muro flotante. La pregunta crítica sobre el muro es: ¿Debe construirse? Pero más relevante es el caso de un glaciar mucho más grande en la Antartida, el Thwaites, que de derretirse produciría unos 60 centímetros de incremento en el nivel del mar y provocaría que otros glaciares más grandes de esa zona, también se derritan. Aquí ahora la pregunta es: ¿Se puede controlar ese derretimiento? ¿Qué pasaría con países como Bangladesh con 169 millones de habitantes? ¿quedarían inundados?
Una gota es ¼ de mililitro, de modo que hay 4,000 gotas en un litro. Si un tanque “Rotoplas” de 1,000 litros deja salir una gota por segundo, tardará 46 días en vaciarse. De modo que un glaciar, literalmente gota por gota se puede derretir y acabar, si las condiciones climáticas lo permiten.
Demasiada agua, como la que se derrite en los glaciares, o muy poca agua, como la que consumimos del Sistema Cutzamala, son motivo suficiente para tomar acciones preventivas ya. Así que a arreglar fugas de agua y a ahorrarla.
Prevenir, salva vidas
Carlos Miguel Valdés González