Revista Personae

TEJIDOS CON AMOR E HISTORIA

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Tejidos con amor e historia

 

Los tejidos de nuestros artesanos van más allá del conjunto de hilos de colores y técnica, con ellos imprimen historias, historias de un pueblo, historias propias, historias con las que honras a los ancestros. Recién conocí a Liliana Paola Pinzón Palafox, licenciada en Pedagogía y una de las maravillosas artistas que hay en San Mateo del Mar, Oaxaca.

 

La conversación inició por una bufada con unas figuras: “Este es un tejido de frente. El tejido de frente no tiene nada en la parte de atrás, pero cuando es tejido al revés, significa que vamos a tejer la tela viendo la parte de atrás, es decir, de un lado vamos haciendo las figuras y cuando volteamos nuestra tela ya queda el frente. La otra técnica es la de doble vista, pero ya se está perdiendo, se teje una vista aquí, la volteamos y se tiene otra vista de este lado, o sea que tiene dos frentes”.

 

Tejidos con amor e historia

 

“En el caso de la bufanda le dejamos bigotes, pero también hay terminado tradicional que no se corta la tela se tiene que tejer todo hasta el último hilo, tal como ocurre con el huipil, el cual lleva un “cordoncito” en el centro que simboliza el ombligo. Dentro de las referencias que me han platicado, simboliza la unión de la mujer y su conexión con el feto a través del ombligo”. Señala que su madre –Francisca Palafox– hace huipiles más elaborados, y se crean desde cero, es decir, ellas se encargan desde hacer el lienzo hasta el toque final; éstos se dividen en 3 partes, 34 de ancho cada uno, mismos que después se unen, “Todos los hilos ente diseños se cuentan porque cuando vamos a unir la parte del centro con los laterales tiene que encajar el mismo diseño, por eso es importante contar los hilos. Un huipil puede tardar de 1 mes a un año, dependiendo de qué tan elaborado esté. Dentro de las innovaciones que ha hecho mi mamá, que ama los paisajes y la naturaleza, igual que yo, ha sido incluir elementos del mar a los tejidos en los huipiles, por ejemplo, cangrejos”.

 

Tejidos con amor e historia

 

“Mi abuelo era pescador y en homenaje a él, he incluido cangrejos, porque además de ser uno de mis animales favoritos para bordar y para comer también (risas). Realicé un cuadro doble vista y en el caparazón puse el paisaje porque se pesca de noche… Entonces se llevan una lámpara que la ponen sobre su canoa, la luz atrae a los peces y camarones…. La iguana (Ix en huave), para mí representa la tierra, siempre la visualizo que reposa sobre una piedra, es pacífica, es la que toma el Sol, es la que no tiene preocupación alguna… Las grecas son otro elemento importante, porque son representativas de mi pueblo, se llama flor con espina”.

 

“Yo empecé como a los 8 años, y lo primero que empecé a hacer fue contar hilos como para sacar el ancho –eso me lo enseñó mi mamá–, después de urdir y cruzar los hilos a los 10 empecé los diseños y aprender a manipular la muñeca para que no duela; continué con el tejido de frente, creo que hice ladrillos (risas). Continué con la técnica del tejido al revés, que es un poco más complicado porque se tiene que ver la tela de forma “al revés”. O sea, si haces una letra, tienes que voltear tu letra, para que el voltearla quede de frente, y quede bien. Seguí con la de doble vista, y me gustó tanto que dije, ‘¡De aquí soy!’ y ahora estoy diseñando y elaborando diseños para rebozos y jorongos”. Concluyó.

 

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CULTURA

Núm. 293 – Abril 2024